Ni siquiera los medios de comunicación, cuyos reporteros en varias ocasiones han sido agredidos, le dieron cobertura como en las marchas de los tiempos de gloria, donde el magisterio demostraba su musculo que era capaz de arrinconar al gobierno en turno.
Sin embargo, los tiempos han cambiado, los propios agremiados se han dado cuenta que los intereses de los líderes magisteriales, en este caso de Pedro Gómez Bahamaca, dirigente actual de la Sección 7 de la SNTE-CNTE, está por encima de los derechos de la base trabajadora y muy lejos de la búsqueda de la calidad educativa.
Este martes marcharon unos mil 500 docentes y estudiantes con consignas incrédulas y altavoces de siempre, con la amenaza de quedarse en distintos puntos del zócalo, del 1 al 6 de junio, exigiendo la liberación de 19 normalistas procesados en El Amate por ocasionar disturbios y la reinstalación de la mesa de negociación con el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que siempre ha estado dispuesta.
Tan es así que, en diversas ocasiones, el mandatario federal se ha sentado a dialogar con el mismísimo Pedro Gómez Bahamaca, líder magisterial en Chiapas, en Palacio Federal, donde se ha llegado a acuerdos que Gómez Bahamaca ha roto en muchas ocasiones.
No obstante, Pedro Gómez tiene otros intereses ajenos a la educación y busca privilegios que en otros tiempos los líderes tuvieron, como, por ejemplo, el dinero. Se sabe que en administraciones estatales negociaban la educación, bajo presión de los agremiados, quienes sin saber de lo que se negociaba en lo oscurito, participaban activamente.
Esta vez, a lo largo de la vialidad principal de la ciudad y en el zócalo, se vieron grupos dispersos ante la mirada molesta de automovilistas, transportistas, peatones y de todos aquellos que en algún momento han sido afectados a causa de estas marchas sin sentido.
Tomando en cuenta que la Sección 7 del SNTE-CNTE, en Chiapas, aglutina a más de 45 mil maestras y maestros, lo que hoy se vio en la convocatoria es apenas el 4 por ciento, remotamente distanciado con el poder de convocatoria de antaño, cuando la avenida era abarrotada por unos 25 mil docentes y cuando se luchaba por verdaderos ideales.
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