La
información de la deslealtad del mandatario estatal, tras denuncia, además, de
su ex aliada, la perredista Hortensia Aragón, ya se encuentra en poder del CEN
del PRI
Por
José Vieyra –
Mayo 8,
2016 54670. - Mariana Gómez del Campo, que en el Centro del país recauda fondos
ante empresarios para la campaña de la ex diputada, asegura que el Ejecutivo
local alienta el triunfo blanquiazul
El
gobernador de Chihuahua, César Duarte, vive el ocaso del poder y mueve,
desesperado, sus fichas políticas para tratar de hacer ganar al Partido Acción
Nacional en la capital del estado con una candidata que ha sido fiel aliada de
su administración en su condición de diputada local y que, entre otras cosas,
fue pieza clave para que el Congreso local le aprobara el endeudamiento estatal
por 30 mil millones de pesos.
La
información de la deslealtad del mandatario chihuahuense ya se encuentra en
poder del CEN del PRI, que analiza la manera de desactivar los planes
personales del gobernador, los cuales son vistos con extrema preocupación por
la dirigencia nacional y su presidente, Manlio Fabio Beltrones.
Los
hechos se fueron conociendo hace algunas semanas, cuando la diputada del PRD
Hortensia Aragón, que también había sido aliada de Duarte Jáquez, rompió con él
y denunció que el PRI y el PAN tienen bien armada una alianza política para
entregar la presidencia municipal de la capital a la candidata panista, María
Eugenia “Maru” Campos.
Llama
la atención que las declaraciones provengan de una persona que también, como
legisladora local por el PRD, se sumaba con entusiasmo a las iniciativas del
gobernador Duarte; fue, incluso, promotora de algunas de las intentonas más
controversiales del gobernador para continuar en el cargo, como aquella famosa
“minigubernatura” que trató de impulsar durante la crisis política registrada
en junio de 2015.
A lo
dicho por la diputada Aragón se suma el hecho de que, en el centro del país, la
senadora de Acción Nacional Mariana Gómez del Campo se ha convertido en la
principal recaudadora de fondos para la campaña de su partido en la capital
chihuahuense; llega con empresarios y les
dice que el gobernador no sólo vería con buenos ojos el triunfo panista,
sino que, además, es quien lo alienta. La información fue corroborada por
IMPACTO, La Revista con dos fuentes diversas que aseguran haber escuchado tales
expresiones de la senadora y pariente de Margarita Zavala y del ex presidente
Felipe Calderón.
El
complot de Duarte en contra de su partido tiene como evidencia una
circunstancia característica de su gobierno que es bien conocida en la oficina
principal del edificio de Insurgentes: La estrategia permanente de Duarte para
reclutar activos de oposición panistas, perredistas y demás “istas”, a la causa
de su establo político (léase Miguel Jurado, César Jáuregui, Fernando Reyes y
muchos más).
En este
marco, es evidente, y ya se sabe en el CEN priísta, que “Maru” Campos opera con
la venia del mandatario estatal, quien a la vez que paga al apoyo que la
panista le dio como legisladora a los temas controversiales de su
administración, la utiliza en el ajedrez político con el que pretende lograr la
subsistencia política al finalizar su mandato.
Y es
que a pesar del despliegue constante de declaraciones estridentes que la
candidata panista ha desplegado en lo mediático, con el fin de abrirse camino a
la presidencia municipal de la capital chihuahuense, a costa de las acciones de
gobierno, es claro que todos sus señalamientos de corrupción e ineficiencia de
la administración de Duarte no han sido más que un circo propagandístico.
Si se
revisa bien lo hecho por “Maru” Campos se descubre que la panista ha apoyado a
la administración estatal en las decisiones más controversiales y que más daño
han causado a la sociedad chihuahuense.
Por
ejemplo, en temas como la deuda pública, el Vivebus, las fotomultas, la
opacidad de las cuentas públicas del estado, las corruptelas en el alumbrado
público y muchas acciones más que debieron haber sido detenidas en el Congreso,
la hoy candidata del PAN fue omisa, por decir lo menos, sino es que, de plano,
se puso del lado del gobernador en lugar de preocuparse por lo que todo esto
representa en perjuicio de la sociedad.
LAS
PRUEBAS LA DELATAN
Maru
Campos es señalada, por los propios panistas, de haber actuado con tibieza
frente al endeudamiento del estado, que con César Duarte alcanzó 30 mil
millones de pesos; se trata de empréstitos cuyos dictámenes pasaron por las
manos de la hoy candidata de Acción Nacional sin que los cuestionara.
Fueron
tres los dictámenes que pasaron por las manos de la hoy aspirante del PAN y
que, a pesar de su discurso de campaña contra el endeudamiento público, no hizo
nada para evitar; el primero, la
adquisición de deuda vía bursatilización de bonos carreteros por más de 25 mil
millones de pesos.
La
entonces legisladora panista no hizo observación alguna y aprobó el dictamen,
al parejo de la fracción priísta, el 12 de diciembre de 2013, según consta en
actas de la Comisión.
Un año
después, el 17 de diciembre de 2014, Maru Campos, en su mismo carácter de
secretaria de la Comisión, revisó y autorizó la propuesta de ingresos
presentada por el gobernador César Duarte para el ejercicio 2015 y avaló la
adquisición de más deuda pública por más de 3 mil millones de pesos, sin
formular observación alguna, incluso en contrasentido de lo planteado
públicamente por la dirigencia estatal del PAN.
Finalmente,
existe evidencia documental, en los archivos del Congreso de Chihuahua, de que
Maru Campos se abstuvo, en comisiones, de votar en contra de la iniciativa
presentada por César Duarte para el endeudamiento de 2 mil millones de pesos
adicionales con cargo a los ingresos futuros de los puentes fronterizos de
Juárez.
No
obstante lo anterior, la candidata del PAN ha señalado públicamente estar en
contra de la deuda, pero olvida que ha sido parte de su aprobación por una
cantidad total de 30 mil millones de pesos. Como legisladora y, además, como
integrante secretaria de la Comisión encargada de velar por los intereses de
los chihuahuenses, fue parte de ese desmedido endeudamiento que perjudica el
futuro del estado.
APROBÓ
LAS CUENTAS PÚBLICAS DEL PRI
La
candidata panista, favorita de Duarte para ganar la capital del estado, ha
tomado como bandera de campaña la presunta corrupción, la opacidad y falta de
transparencia del gasto público estatal, pero a la vista salta que se trata de
valores entendidos.
Como
miembro de la Comisión de Fiscalización del Congreso del Estado tuvo la
oportunidad de sancionar y promover denuncias por actos irregulares, sin
embargo, nada hizo para revisar, rechazar o reprobar las cuentas públicas del
gasto de municipios y del gobierno de César Duarte.
Como
legisladora, María Eugenia Campos aprobó, en comisiones, las cuentas de 2013 y
2014 con argumentos banales como que “no tenía toda la información que requería
para realizar su labor”.
En el
caso de la cuenta de hace dos años, votó a favor, como quedó asentado en el
dictamen correspondiente de la sesión pública
En la
cuenta de 2013 se abstuvo
Por lo
anterior, a perredistas y hasta a priístas les
queda claro que la candidata del PAN actuó en papel de comparsa del
gobernador, autorizando, por un lado, todos sus gastos y, por el otro,
aprobando las cuentas públicas donde se comprobaba el ejercicio de los mismos
recursos autorizados para su gasto, pero esto lo hizo no sólo en su carácter de
Diputada, sino en su doble condición de Secretaria de dos de las principales
Comisiones que se encargan de supervisar estos temas, la de Programación y la
de Fiscalización.
Pero,
además, la candidata panista al gobierno municipal de Chihuahua, María Eugenia
Campos, podría estar involucrada en una serie de irregularidades e investigación
por probables actos de corrupción y tráfico de influencias con motivo de la
aprobación y desarrollo del proyecto de cambio de luminarias en la capital del
estado.
El 15
de enero de 2016, a quien en ese entonces se desempeñaba como diputada local y secretaria
de la Comisión de Programación, Presupuesto y Hacendaria Pública, “Maru”
Campos, le fue presentado, para su estudio y aprobación, el proyecto de
inversión pública, a largo plazo, consistente en la sustitución de 75 mil
luminarias led, el mantenimiento de la infraestructura de alumbrado público, la
telegestión, el financiamiento y la venta de energía eléctrica al Municipio de
Chihuahua, con un costo total de 1,200 millones de pesos, a pagar en 10 años.
El 25
de enero de este año, la actual candidata, como integrante y funcionaria de la
Comisión ya señalada, dictaminó a favor la propuesta y gestionó ante el Pleno
del Congreso Local su aprobación en base al documento que fue presentado por la
misma diputada María Eugenia Campos.
La
aprobación de este proyecto por parte de la candidata del PAN a la Presidencia
Municipal de Chihuahua se da, inexplicablemente, en medio de la oposición de su
propio partido, que en días anteriores habían señalado graves irregularidades
al proyecto y amenazó, incluso, en voz de su Presidente Estatal partidario, con
iniciar las denuncias correspondientes.
Con
fecha previa del 7 de enero de 2016, los regidores del PAN se manifestaron en
contra al interior del Cabildo, dominado por priístas, que aprobó el proyecto
antes de enviárselo a la Comisión que representa Maru Campos.
En la
sesión del Cabildo, los regidores panistas denunciaron la falta de
transparencia y la opacidad del proyecto.
El 18
de enero de este año, Mario Vázquez Robles, dirigente del PAN estatal, acusó al
alcalde de Chihuahua de pretender desvirtuar el proceso de licitación de
luminarias por mil millones de pesos para favorecer a empresarios y candidatos
del PRI. Lo anterior, en un contexto de señalamientos de actos de corrupción en
el mismo tema implementado, también, en otros municipios del Estado.
A pesar
de las reiteradas denuncias de su partido político, Maru Campos se pronunció
por la aprobación de la inversión pública de 1,200 millones de pesos sin que
existiera un real estudio de costo-beneficio, un programa efectivo de ahorros,
instrumentos de medición de la calidad de las luminarias a instalar y otros
inconvenientes del proyecto, como públicamente lo han señalado empresarios del
ramo y, ahora también, el Síndico Municipal de la capital, lo que pudiera
derivar en la cancelación de la licitación.
El 1 de
abril del presente año, y ante las graves y evidentes irregularidades del
proyecto aprobado por la candidata panista, el síndico Héctor Barraza anunció
una investigación que involucraría a funcionarios y empresarios en actos de
corrupción y tráfico de influencias.
Ante todo esto, el alcalde Javier Garfio Pacheco
ordenó la cancelación del procedimiento.
SIEMPRE
APOYANDO AL GOBERNADOR
Siguiendo
con su doble discurso, la candidata panista ha denunciado corrupción en la
operación y recaudo tarifario del proyecto emblema de transporte público
denominado Vivebus. Sin embargo, dentro de la Comisión de Programación, Presupuesto
y Hacienda Pública del Congreso, le fue sometida a aprobación la iniciativa de
César Duarte para la creación del Fideicomiso de Recaudo tarifario Vivebus
Chihuahua, cuyo fin fue establecer, a favor de Gobierno del Estado, los
sistemas de cobro y administración de los recursos provenientes del Vivebus
para supuestamente ordenar la operación del sistema de transporte.
Ante
ello, lejos de cuestionar las medidas en base al rotundo fracaso del sistema,
aprobó, sin más, la iniciativa de César Duarte mediante Sesión de la Comisión,
lo que posteriormente se tradujo en Decreto 948/2015 IX P.E.
En
relación con el tema de las fotomultas, es clara la votación a favor que en su
momento hiciera como diputada la hoy candidata panista Maru Campos; en la
sesión correspondiente otorgó su voto favorable a la iniciativa de César
Duarte, teniendo a la vista el proyecto, conociendo sus alcances recaudatorios
y la forma de operar de las foto infracciones que implementaría la Dirección de
Vialidad.
Por lo
anterior, no se explica su postura de confrontación con el sistema cuando es
evidente que tuvo la oportunidad de emitir responsablemente su voto en contra.
Por
todo lo anterior es que crecen las sospechas de que el gobernador César Duarte
quiere amarrar su tranquilidad futura y no duda en pasar por encima de los
candidatos de su partido para imponer a incondicionales de su proyecto
político, que ha llegado a su fin.