"Batman" (Castillo) la libró; "El Llanero Solitario" (Córdova) nos
divirtió, pero si los militares se doblan, entonces, ahora, ¿quién podrá
defendernos?
por Roberto Cruz el 2 de junio de 2015
Los atacantes no eran extranjeros, entonces, ningún defensor de la
Patria (“más si osare un extraño enemigo…”) debía envolverse en la Bandera y
lanzarse, mínimo, del techo de la Junta Distrital atacada el lunes con furia,
mucha furia, odio, desfachatez e impunidad, por maestros de la nada en
Juchitán, Oaxaca.
Quemar el inmueble (de varios atacados el lunes en al menos cinco
estados), destruir papelería y mobiliario, para boicotear el proceso electoral
del próximo domingo, es, para los miembros de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación, uno de la larga lista de pretextos establecida
durante 10 años de vivir del chantaje y no de impartir clases en escuelas.
Si usted no ha visto el video, véalo. Detalladamente. En los primeros 4
o 5 segundos está clara gran parte de la respuesta a la descarada impunidad de
quienes dicen dedicarse a educar.
De la desconcertante escena de Juchitán existen varios videos y tomas.
Con detalles claros de la huida militar es el transmitido en El Noticiero de
Joaquín López-Dóriga.
Nadie pide del Ejército Mexicano una reacción rabiosa ni desenfrenada
ante la tozudez de los irracionales profesores, sabios en vandalismo, pero
tampoco una humillante huida, como si hubieran visto al mismo diablo, cuando
una turba derriba el portón de la Junta Distrital utilizando un
"vocho" y, enseguida, un energúmeno comienza a destrozar los vidrios
de las ventanas del inmueble, cual Jackie Chan enfurecido, a patadas y
sillazos.
No es irrespetuoso decirlo, porque es necesario en momentos de tensión
política y social creciente, pero provoca lástima observar un traje militar,
con su gallardía implícita, moverse de la escena abandonando el bien
encomendado a su custodio y no hacer, cuando menos, un marcial acto de descanso,
de firmeza, o esgrimir, con voz de mando, un “¡alto ahí!”.
Más aún, verlo en franca huida. Verlos. El lunes, al menos cinco
soldados permitieron a los profesores lacerar parte del instrumento de la
democracia.
Los militares tienen la encomienda de salvaguardar las instalaciones
consideradas como intereses y objetivos de seguridad nacional, como Pemex y la
CFE.
El lunes, en Juchitán, dieron la espalda a su misión. Seguramente
existe una orden superior o hasta la propia prudencia del personal militar de
no intervenir en este caso específico para no victimizar a los agresores, como
ha ocurrido en otros hechos.
La sensación, sin embargo, al no intentar, siquiera, frenar el ataque
es de sometimiento.
Paralelamente al grito de “¡vamos a apropiarnos de este espacio,
camaradas!”, los guardianes federales camuflados pusieron pies en polvorosa.
Apenas voltean a ver a sus verdugos y aceleran el paso. Desaparecen.
No, no es temor. Un soldado no teme; ningún soldado de ningún lugar del
mundo teme, o no debe hacerlo. Portar un uniforme militar es mantener la vida
en ofrenda.
¿Pero cuál es, entonces, la intención de ni siquiera erguirse como
autoridad para disuadir a un grupo de agresores de bienes de la nación, de la
Patria y de los mexicanos?
Vaya, ¿cuál es la intención, entonces, de su presencia? ¿Detener a un
probable solitario ladrón; espantar las polillas?
Pensamos en la posibilidad de un caso fortuito, pero no; ayer, escenas
parecidas fueron igual de patéticas. Nuevamente, miembros de la Sección 22 de
la CNTE humillaron al Ejército. Más de 20 militares fueron expulsados de juntas
y oficinas distritales de Oaxaca.
Tras el desalojo, en todos los inmuebles destruyeron mobiliario y
documentación electoral. Repitieron la receta ante la impotencia, reflejada en
los ojos, de quienes en un santiamén podrían bajar la temperatura a los
envalentonados profesores.
Algunas crónicas aseguran: “Los uniformados no se resistieron”.
"Oaxaca no es cuartel; fuera Ejército de él", dicen, gritaba
una lideresa, a quien se le olvidaba estar en un estado en donde no sólo el
Ejército es vital, sino los maestros en las escuelas, pero además amenazó con
correrlos a todos de todas las sedes electorales.
El entorno electoral choca con la pasividad (¿o prudencia?) de instituciones
federales y la desvergonzada inoperatividad de las estatales.
Por ejemplo, para los consejeros del INE, en reunión continua con la
Secretaría de la Defensa Nacional, la Comisión Nacional de Seguridad Pública,
la Secretaría de Gobernación y los gobernadores de Oaxaca y Guerrero, el clima
no es tenso ni de emergencia; simplemente, de alerta.
Choca con la visión despreocupada de Lorenzo Córdova, consejero
presidente del INE: “No se ha detectado un patrón que implique intencionalidad
de afectar la elección”, pero los profesores de la nada han, ya, destruido
decenas de cajas con papelería en al menos cinco estados.
Choca con la versión, salida también del INE, de la no presencia de
personal militar en las sedes y juntas electorales cuando se les ve huir o
salir en paso redoblado a la orden… ¡de un miembro de la CNTE!
Choca con la tímida acción del Gobernador Gabino Cué, quien habla con
voz de terciopelo a los agigantados profesores de la calle, pero como dice la
opinión publicada: “(otra vez) no le hicieron caso”.
Choca con la voluntariosa propuesta del senador Manlio Fabio Beltrones
de "(que) todos, sin excepción, tenemos que hacer una convocatoria a la
CNTE y a todos aquellos que se han involucrado en estos hechos violentos a la
reflexión", entrelazando el asunto de la violencia con el de la suspensión
de la evaluación magisterial, de la que la Sección 22 se carcajeó.
"El pueblo ya está lleno de razones de que hay un Gobierno que ha
sido tolerante, en absoluto, totalmente”, añade Beltrones, “de tal suerte que
la misma tolerancia debería ser obsequiada con tolerancia por la otra parte (la
CNTE). De no ser así, tendremos que seguir la ruta de cumplimiento de nuestras
obligaciones constitucionales, y ahí está la evaluación para que se lleve a cabo".
En el plano social, ¿cuál es el papel de los profesores disidentes
cuando queman instituciones, policías, y se dedican a destruir a diestra y
siniestra si no es por elecciones, es por la Reforma Energética o plazas
laborales, o porque la Luna es redonda?
Si en Michoacán y en Guerrero la sociedad se hartó de potenciales
criminales dedicados a destruir la paz ante la vista gorda y la huida de
estatales y federales, ¿se requerirá, ahora, de un nuevo perfil de
“autodefensas” para defender la educación de millones de niños y jóvenes? ¿Para
defender un proceso electoral en paz como Dios manda?
Lo de estos dos días, y quizá los siguientes, hasta el domingo, tenga
un razonamiento sin un incluido y premeditado lastimero escape.
Porque a las fuerzas federales (Ejército, Marina y Policía Federal),
sin dudarlo, mucho se les debe ante el cáncer mayor de las balas conocido por
todos.