Llego la hora de votar
Al continuar con nuestra búsqueda en la cultura del voto libre y secreto, seguimos
con las actitudes de los electores a la hora de votar; es decir, cómo definir que un ciudadano vaya a votar por determinado político y que al final le
delegará su participación en la vida pública como funcionario que debe
desempeñar un cargo supuestamente para beneficio de la población.
En esta etapa, como elector tenemos que echar mano de nuestras creencias,
actitudes, costumbres, aspectos religiosos, familiares, y un sinnúmero de
valores que tenemos que aplicar a la hora de votar por determinado candidato y
así lograr un cambio en la realidad que vive.
A la hora de votar, como elector, somos responsable por quién votará y
seremos corresponsables de que todas las actividades sean limpias o llenas de
corrupción que llevará a cabo nuestro candidato, quizá sea por amistad o
simplemente porque el discurso o una cancioncita nos convencio, depositaremos
nuestra confianza en él.
Las costumbres de los electores pueden desempeñar una labor de decidir
por quién votar, puede ser familiar tradicional; es decir, por el que ha votado
mi papá y mi mamá, así votaré, situaciones que se pueden definir mediante una
reunión familiar y se ponen de acuerdo por votar por el que más a todos les
gusta.
La madre y el padre aconsejan a sus hijos y les dicen por quién votar y
estos lo piensan y deciden por quién hacerlo, aunque este voto inducido puede
cambiar a la hora de ejercerlo; es decir, por quien a mí me atraiga, me convenza
o merezca mi confianza, yo voto y me quedo en secreto por quién votar.
Hagamos pues de estas elecciones una fiesta democrática, votemos por el
candidato de nuestras preferencias, se acabaron ya las justas y las divisiones políticas.
Salgamos a votar y mediante nuestro voto, lograr un cambio total, un cambio que
traiga beneficios a México, pero sobre todo a los mexicanos. Llego la hora de
votar. ¡Vamos a votar!
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