* La tortilla no solo es un alimento básico, también es el sustento de miles de productores
La
Coordinación Organizadora de la Unidad Campesina (COUC) en Sinaloa advirtió
sobre los riesgos que representa la entrada de la empresa transnacional Cargill
al mercado de la tortilla, al considerar que se trata de un nuevo intento de
apropiación del sistema alimentario nacional, en perjuicio de los productores
nacionales, pequeños molinos y tortillerías tradicionales.
Agustín
Espinoza Lagunas, secretario general de la COUC en el estado, expresó que la
incursión de esta firma en la producción y comercialización de harina de maíz
profundiza la concentración del mercado en manos extranjeras y debilita la
soberanía alimentaria.
“La
tortilla no solo es un alimento básico y simbólico del pueblo mexicano, también
es el sustento de miles de productores. Con la entrada de un gigante
agrofinanciero como Cargill, nos enfrentaríamos a una etapa más profunda de
despojo económico”, afirmó.
Espinoza
Lagunas señaló que este proceso no es nuevo, sino parte de un fenómeno incubado
desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el
cual abrió la puerta a políticas públicas que, aseguró, han favorecido a
intereses corporativos por encima del bienestar del campo mexicano.
“Entregaron
nuestras sierras, nuestras semillas y ahora también nuestras tortillas. En
Sinaloa, esto se traduce en más abandono al campo, pérdida de rentabilidad para
los maiceros, caída del empleo rural y migración forzada”, advirtió.
Como
ejemplo del desequilibrio que vive el sector, el líder campesino denunció que
mientras el precio del kilo de tortilla subió de 14 a 24 pesos entre 2019 y
2025, los agricultores reciben cada vez menos por su cosecha. “El problema no
es la producción, es el modelo económico que favorece la especulación y la
extranjerización de nuestra alimentación”, dijo.
Ante
este panorama, la COUC exigió al gobierno federal y estatal tomar medidas
concretas, entre ellas la suspensión de beneficios o facilidades comerciales a
empresas extranjeras que desplacen a productores nacionales; una nueva política
económica enfocada al agro; el fortalecimiento urgente de la cadena de maíz,
harina y tortilla; y la creación de un Frente Nacional de Defensa de la
Tortilla y los Granos Básicos como ejes estratégicos de la soberanía nacional.
Finalmente, hizo un llamado a abrir un debate público sobre los impactos del T-MEC en la autosuficiencia alimentaria y el futuro del campo. “Tiene que quedar claro que la tortilla no es una mercancía más, es un derecho del pueblo y una responsabilidad. Y no vamos a permitir que también nos la roben. Con el campo no se juega, la tortilla es del pueblo, no de los corporativos”, concluyó el dirigente campesino. “O que podemos esperar hoy, que esos mismos intereses ponen la mira en la tortilla. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Importar la nixtamalización? ¿Eliminar las tortillerías tradicionales? ¿Convertir el alimento del pueblo en un negocio más de Wall Street?
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