Lic. Andrés Manuel López Obrador
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos
Presente
Señor presidente: usted y yo hemos coincidido varias veces a lo largo de
nuestra vida política.
Destaco 4 momentos que se me vienen a la mente.
Recuerdo la primera vez que lo vi en el exconvento del Carmen, en San
Cristóbal de las Casas, Chiapas, al inicio de julio de 1996, siendo usted,
presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), durante la
realización de un Foro Especial para la Reforma Democrática del Estado que
habíamos convocado los legisladores integrantes de la Comisión de Concordia y
Pacificación (Cocopa), en medio de los Diálogos de Paz, entre el Gobierno
Federal y el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional
La segunda vez que lo recuerdo, fue en el Palacio de Bellas Artes durante
el homenaje post mortem que organizó el PRD al ingeniero Heberto Castillo, en
el mes de abril de 1997.
En ese momento usted era Presidente del PRD y yo era Presidente en turno
de la Comisión de Concordia y Pacificación. Fue un acto vibrante que cimbró la
conciencia del país.
La tercera vez que nos tratamos durante el proceso electoral del año
2000, cuando compitió por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, cuya
candidatura fue impugnada por el PRI, partido al que yo pertenecía en ese
tiempo y que funcionarios de aquel Gobierno, quería convencer a mi hermano, en
ese tiempo Magistrado del Tribunal Electoral, del Distrito Federal, que votara
en contra de su reconocimiento como candidato a la Jefatura del Gobierno de la Ciudad de México, acción a la que mi
hermano se negó, porque de acuerdo con las leyes vigentes, la solicitud de su
no registro como candidato al Gobierno Capitalino, carecía de fundamento y fue
rechazada por 3 votos contra dos.
La cuarta, referencia pudiera ser aquellas elecciones del 2006, donde
usted como candidato a la Presidencia de la República y yo como parte de la
formula al Senado de la República, recorrimos Baja California de la mano, con
la gente sencilla, sincera y audaz que ha poblado nuestro Estado
En algunas ocasiones hemos estado de acuerdo, pero también hemos tenido
divergencias. Sin embargo, el respeto entre nosotros nunca se ha perdido.
Eso es algo que le reconozco y que considero no se debe perder, por
encima de las diferentes opiniones y perspectivas que cada uno pueda tener
respecto de los asuntos que atañen a la vida social y política entre los
mexicanos.
En esta ocasión me dirijo a usted para poner en su conocimiento una serie
de hechos relacionados con mi persona, pero también con el actual gobernador de
Baja California, Jaime Bonilla Valdez, quien se ostenta como su íntimo amigo y
bajo ese supuesto ha llevado a cabo múltiples acciones que han perjudicado la
paz social tanto a nivel estatal como municipal, y han roto las más elementales
reglas de la convivencia regidas por el derecho y la razón, incluso a nivel
personal, como lo es mi caso.
El pasado 7 de noviembre del 2020 sufrí un accidente automovilístico en
La Rumorosa ocasionado por una pipa que quedó atravesada a lo ancho de toda la
carretera, por lo cual un camión llegó e impactó la camioneta en que viajábamos
mi esposa, mi hijo y yo.
Ese hecho, pecando de buena fe, podría decir que no tendría nada de
extraordinario, sería un accidente más como tantos que ha habido en esa
carretera. Lo que sí se sale de la norma es que el hospital al que fui llevado
después de ese accidente a que me atendieran, en la ciudad de Tecate, al día
siguiente de que me recibieron fue clausurado por las autoridades sanitarias
estatales.
Al mes siguiente, el 24 de diciembre, mi automóvil me fue robado a las
afueras de mi casa, en Tijuana. Levanté el acta correspondiente en el
Ministerio Público, y al enterarse de ese hecho el gobernador Bonilla Valdez en
su cotidiana conferencia mañanera en lugar de ordenar darle celeridad a la
investigación del delito comentó que “¿de dónde o cómo había obtenido yo
recursos para tener un vehículo de tanto valor?”, poniendo con ello en duda mi
honestidad, pero sin tomarse la molestia de investigar que dicho automóvil lo
compré con un largo crédito de 60 meses.
Aclaración aparte, la responsabilidad del Gobernador es cumplir la ley, y
encontrar mi carro robado, el cual hasta la fecha no aparece.
De la vigilancia hacia mí que de manera cotidiana percibo de parte de
sujetos poco aptos para pasar desapercibidos, sólo la menciono para que quede
constancia.
Al momento en que me fue detectado el virus, en una prueba que se me
realizó en dicha clínica, mi amigo me estabilizó, y me refirió a la clínica del
Seguro Social que me corresponde, encontrando una buena y diligente respuesta
de parte de las autoridades de esa Institución de Salud
A través de mis redes sociales, informé dónde y cuándo me habían
detectado el virus, para alertar a la gente que había estado en contacto
conmigo y así prevenirlos y a la vez tratar de cortar la cadena de contagio.
El primer intento de clausura de la clínica de mi amigo no lo pudieron
realizar los empleados a las órdenes de Bonilla, porque lo hicieron con base en
unos oficios mal hechos por cuyos errores vieron frustradas sus ilegales
intenciones.
Sin embargo, después regresaron con los oficios corregidos y clausuraron
la clínica acusando a mi amigo de dar servicios anti Covid 19, cuando en
realidad lo que hizo fue hacerme los análisis que se le realizan a toda la
gente que ingresa a su clínica, lo cual no está prohibido, sino que es
indispensable como corresponde a la ética de los profesionales de la medicina.
Señor presidente: se dice que cuando algo sucede una vez, es una
casualidad; que, si algo parecido sucede dos veces, puede ser coincidencia,
pero que, si algo similar pasa tres veces, eso ya es una tendencia.
Por lo hasta aquí relatado le hago saber que de parte del gobernador
Jaime Bonilla Valdez hacia mí hay una tendencia persecutoria, una campaña de
acoso, la cual él ha llegado hasta a justificar con el argumento de que a usted
no le gustó que yo hubiera demandado ante la justicia mexicana al ex presidente
de Estado Unidos Donald Trump por un fraude que él cometió en contra de cientos
de ciudadanos bajacalifornianos, nacionales y extranjeros Yo eso no me lo creo,
y de usted tampoco lo creo.
En el caso específico de mi problema de salud por el virus que, a mí,
como a millones de mexicanos nos ha perjudicado, no dejo de reconocer que el
Instituto Mexicano del Seguro Social, al cual estoy afiliado, me ha atendido
con diligencia, lo que me deja más claro que son las autoridades estatales,
encabezadas por Jaime Bonilla, actuando como un vil y grotesco virrey, las que
están actuando en contra mía, sólo por no prestarme a seguirle el juego en sus
arbitrariedades.
Las bajezas y acciones delirantes que Jaime Bonilla Valdez ha cometido,
en su por fortuna breve periodo de gobierno, le informo que las ha hecho bajo
el supuesto respaldo que dice tener de parte suya, señor presidente, ante lo
cual yo, como infinidad de ciudadanos de esta entidad, y del municipio de
Tijuana, no dejamos de sorprendernos por la tolerancia que ha mostrado la
federación como para permitirle a Jaime Bonilla intentar cometerle un fraude a
la Constitución, como lo indicó el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación ante el intento de alargar su periodo de gobierno de 2 a 5 años.
Los atropellos a la ley, a la razón y a las más elementales reglas
republicanas de convivencia política que Bonilla Valdez comete de manera
contumaz aparecen en los medios de información de manera cotidiana. Como
ciudadano aquí le pongo en conocimiento algunos de los que tienen que ver
conmigo, desde mi lecho de enfermo, y sólo para que quede constancia, pero
también para que ya en definitiva nos enteremos quienes vivimos en Tijuana y en
Baja California a qué atenernos, de parte suya, pero también del que presume
ser “su protegido”, Jaime Bonilla Valdez y que esta semana a declarado
textualmente “que se dedicará en sus espacios a golpear a sus adversarios
políticos”
Por todo ello, para dejar constancia, hago de su conocimiento estos
hechos, para que las autoridades del Gobierno Federal, puedan ser coadyuvantes
al regreso urgente y necesario de la Estabilidad y la Gobernabilidad, en Baja
California.
Es necesario y urgente detener las diferentes crisis que atraviesan
nuestro Estado
Por último, aprovecho la presente para decirle, que estoy convencido de
que, si algo le pasa a mi familia o a mi persona, el directamente responsable,
será Jaime Bonilla Valdez.
Agradeciendo su atención, me despido,
Atentamente
Jaime Cleofas Martínez Veloz
Tijuana, Baja California, a 6 de marzo del 2021