jueves, 30 de octubre de 2025
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La pobreza de los productores del campo continuará, mientras el gobierno federal ni los vea ni los oiga
* Los productores mexicanos exigen el pago de 7,200 pesos
por tonelada de maíz
Por.
Pascacio Taboada Cortina/Jorge Martínez Cedillo
Ciudad
de México; 30 de octubre de 2025.- Los
productores del campo mexicano, en particular de granos básicos, se enfrentan,
como ocurre cada año, a la necedad de las instancias del gobierno y la
creciente intervención de empresas transnacionales para establecer precios de
garantía de granos básicos, capaces de resarcir costos de producción, desde
preparación de tierras, insumos como semillas, fertilizantes y manejo de
sistemas de riego –para quienes cuentan con agua—vigilancia del desarrollo que
exigen los cultivos de granos, especialmente de maíz, frijol, trigo y arroz.
Es necesario que las
instancias del gobierno federal, estén conscientes de que cada cultivo exige el
cuidado y aplicación de otras actividades e insumos adicionales, entre ellos la
sanidad, el uso de maquinaria o mano de obra en labores de apoyo al desarrollo
de los cultivos, lo cual se añade al uso de fertilizantes, plaguicidas, etc. Y
finalmente, la recolección de cosechas y su transporte hasta las zonas de
comercialización.
Todos estos esquemas de
producción de alimentos del campo, deberían ser compensados con una ganancia
económica justa, sin discusiones estériles de “regateo de última hora”, por
parte de funcionarios del sector agroalimentario, como es el caso del titular
de Agricultura y Desarrollo Rural (SAGAR), Julio Berdegué; de Gobernación, Rosa
Icela Rodríguez –que, “aquí entre nos”, nada tiene que ver con la fijación de
precios del maíz, aunque sí participa en el aspecto político.
Es importante señalar que,
en las últimas manifestaciones de esta naturaleza, participan representantes de
los gobernadores de unos veinte estados productores importantes de maíz. Por
ahora, asistieron a la Secretaría de Gobernación, representantes de productores
de los estados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Tamaulipas. En tanto, en
otras entidades federativas, 20 en total, se registraron marchas y
concentraciones campesinas en Sinaloa, Guanajuato y Jalisco, así como en
Morelos, Tlaxcala, Guerrero y Baja California.
A las deliberaciones en la
Secretaría de Gobernación, asistieron representantes de la industria que
normalmente compran maíz a los productores mexicanos, como MINSA, MASECA,
BACHOCO Y GRUMAN. Algunas de estas empresas son transnacionales y muy
importantes productoras de carne de pollo y huevo, de manera que abiertamente
se niegan a ofrecer precios más altos para el maíz, sobre todo que tienen la
opción de importar este grano de Estados Unidos, donde el precio es más bajo,
comparado con el que demandan los productores maiceros mexicanos.
Los productores
norteamericanos siembran cada vez más las variedades transgénicas por sus altos
rendimientos, los cuales les permiten cosechas por hectárea en promedios de 14
y 15 toneladas por unidad de superficie, regularmente en condiciones de riego.
Esto así se presenta. Sin
embargo, debemos considerar que el maíz que se produce en México, no está
catalogado como transgénico. Es decir, este tipo de maíz que viene del norte, es
llamado “mejorado genéticamente”, y es el que en EEUU, se siembra y se cultiva
en grandes cantidades a lo largo de la cuenca del Río Mississipi y en otras
regiones de esa nación, en condiciones muy favorables de rentabilidad.
Existe la inconveniencia
de que el consumo de maíz “transgénico”, puede generar cambios genéticos, sin precisar.
En México, se afirma que el consumo de las variedades de maíz transgénico, no
se ha implantado como alimento humano. Es decir, no se produce aquí. El maíz
importado, se nos ha dicho que, su destino, es solamente para alimentación
animal, como pueden ser ganado vacuno, porcino y avícola. Pero nadie puede
jurar y gritar a los cuatro vientos, que: “¡Maíz transgénico, no consumen los
mexicanos!”.
Las autoridades mexicanas
afirman que el precio del maíz nacional, está determinado por el precio que se
aplica en la Bolsa de Chicago. Este mecanismo, aparentemente no debería de
ocurrir, pero existen razones del porqué se tiene que considerar el valor del
grano en la Bolsa de Chicago. Pues sencillamente, en la vigencia del Tratado de
Libre Comercio de México con Estados Unidos y Canadá, es el mecanismo de
fijación del precio de comercialización del maíz.
La Presidenta de México,
Claudia Sheinbaum, a través del secretario de Agricultura y Desarrollo Rural,
Julio Berdegué, afirma que su gobierno buscará alternativas para identificar
recursos fiscales y procurar un mejor precio para los productores mexicanos.
Sobre esto, señaló que se hará una propuesta para proteger de las variaciones
internacionales de precios, a los productores de nuestro país.
Los productores mexicanos
exigen el pago de 7,200 pesos por tonelada de maíz, frente a los índices
crecientes de precios de este grano y de todos los demás. Las autoridades del
gobierno federal, encabezadas por la Presidenta Sheinbaum y el secretario
Berdegué, hicieron un ofrecimiento de 6,050 pesos por tonelada, mismo que no
fue aceptado por los productores; sin embargo, se dio el ofrecimiento la
gestión ante los gobiernos de los estados, para que aporten 970 pesos por
tonelada. Los industriales compradores de maíz se convirtieron en invitados de
piedra.
Lo que ha ocurrido en las
carreteras del país, por la lucha de los campesinos por un mejor precio del
maíz, no es sólo una movilización. Es reflejo de una crisis profunda que afecta
a millones de productores rurales.
El precio del maíz en
México, no se define en condiciones justas. Los costos de producción han
subido, pero los mecanismos oficiales no lo reflejan. El llamado “precio
técnico”, que propone el Estado, ignora la realidad del campo, y eso genera una
brecha insostenible.
En otro orden, es preciso
destacar que hay un factor internacional que complica todo: el T-MEC. Este
tratado comercial, ha abierto aún más el mercado mexicano al maíz importado,
especialmente desde Estados Unidos. Sólo eso, debilita la posición de los
productores mexicanos, quienes no pueden competir en igualdad de condiciones.
Hay que señalar que, en
2024, México fue sancionado por el intento de limitar el maíz transgénico, lo
que obliga a nuestro país a ajustar sus políticas agrícolas, en función de
intereses externos. Esto significa que no es sólo, que el gobierno de México no
ayude lo suficiente a sus productores rurales. Es que está “atado” a reglas que
favorecen a grandes corporaciones, y dejan en desventaja al pequeño productor.
El conflicto actual, revela una tensión entre dos modelos: uno que prioriza el negocio global, y otro que defiende la soberanía alimentaria y la dignidad campesina. Esta propuesta no es sólo por el maíz: es por todos los cultivos, por cada agricultor y campesino, por humilde que sea, quienes han sido empujados al límite. Nos sumamos al grito de: ¡“precio justo, trato digno y soberanía alimentaria!.



