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Por: Jorge Escobedo
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Maestro, Acto de Heroísmo
De
acuerdo con los últimos acontecimientos que se vienen suscitando en Chiapas,
cada vez me convenzo de que ser
maestro en México, es un acto de heroísmo. Un acto de heroísmo, vilipendiado,
mal pagado, digo yo. Sin los recursos necesarios para afrontar la compleja
tarea de transmitir saberes.
El
Gobierno Federal, estatal, municipal, diputados, senadores y toda la bola de pléyades, en lugar de apoyarlos con capacitación y con recursos de todo tipo,
los está condenando, un país donde los maestros son el enemigo público número
uno, no puede ser un buen país.
Y bueno,
no somos un buen país. Eso está claro. Una nación en la que nuestro sistema de
justicia pone en la calle a narcotraficantes y políticos pillos, pero que
pretende encerrar a macanazos a los maestros, no es nación en sus cabales ni
sana. Sino un país en profunda crisis.
Precisamente
durante el fin de semana algunas decenas de maestros chiapanecos se
manifestaron pacíficamente en el centro de Tuxtla, Gutiérrez, frente a Palacio
de Gobierno, contra lo que llamaron la Privatización de la Educación pública
del país.
Ahí, aseguraron
que los maestros no se niegan a ser evaluados con fines de mejorar la calidad
educativa, dijeron que están de acuerdo con los cursos de actualización e
incluso tienen propuestas educativas alternativas.
Lo que
rechazan de manera enérgica es la cancelación de sus derechos laborales con la
llamada “Ley General del Servicio Profesional Docente", modelo patronal diseñado
por la Organización para la Cooperación al Desarrollo Económico (OCDE, por sus
siglas). Es decir, en instancias burocráticas europeas.
La
reforma, señalaron, se aplica de manera retroactiva en perjuicio de quienes
laboran actualmente en la educación básica y media superior. Y por supuesto, se
derogan todos los derechos adquiridos de los maestros, del sector público pero
también del sector privado.
Puntualizaron
además que la reforma planteada por el gobierno federal y los principales partidos,
plantean un estado de excepción para los maestros, ya que ni los médicos que
trabajan como personal de base en las instituciones públicas, ni los abogados
que litigan, ni los ingenieros que realizan obras son evaluados permanentemente
para ejercitar su profesión como quieren hacer con los maestros.
Incluso,
el mismo gobierno ha buscado crear desconcierto al asegurar que no se afectan
derechos laborales. Desde el Presidente de la República y gobernadores, hasta
legisladores de todas las corrientes políticas, para contrarrestar las 32
razones inaceptables en la ley del servicio profesional docente, pero se apoyan
en mentiras y medias verdades.
De ahí
que los maestros se encuentran en la peor de las indefensiones. Nunca tuvieron,
en su sindicato, un organismo que velara en realidad por sus conquistas
laborales. Ahora menos lo hará.
Conviene
que abran los ojos de una vez por todas. No recibirán ninguna buena ni de su
sindicato ni del gobierno. Les toca coger el pandero en sus manos y empezar de
nuevo, quizás como lo hicieron cuando empuñaron los rifles al lado de Zapata y
de Villa.
Porque si
el gobierno tiene la capacidad de mandar miles de policías para reprimir a los
maestros, ¿Por qué no mejor los manda a otros estados del país como Zacatecas, Guerrero
o Michoacán, donde ahí si están los
verdaderos carteles del narcotráfico? Gobierno zacatón, abusivo y prepotente
con los maestros y la gente humilde.
Pero más
vale que los maestros no quieran pelear solos o que no los dejemos solos, pues nosotros
andamos igual, con tantos gobiernos estatales, municipales y funcionarios farsantes
e hipócritas que no nos representan. Pero que conste… No es nada personal.