Por Jorge Escobedo” |
Astiazaran
“paga los platos rotos”
En la personalidad del ser humano ha de tomarse en cuenta su fenotipo a
efecto de comprender el porqué de la forma en que se desenvuelve en las
diferentes actividades que realiza en el conglomerado social; es decir, su
comportamiento diario.
Lo anterior viene porque hay funcionarios del ayuntamiento municipal
que en tan solo dos años en el poder, ya tienen en su conducta manifestaciones
de prepotencia; lo cual indica que su personalidad está íntimamente vinculada a
la percepción del entorno y a su modo de actuar, se creen casi perfectos para
desempeñar los puestos para los que fueron electos o nombrados, deseando
mostrar su autosuficiencia y poder de mando.
José Salvador Padilla Fitch |
La actitud prepotente puede modificarse; los políticos hacen uso de la
persuasión para lograr que la gente acepte determinadas propuestas o que cambie
de actitud respecto a ciertos criterios o ideas; pero ellos mismos no se
aplican las reglas de cortesía mínima y educación al establecer una distancia
con sus subalternos y con el público queriendo demostrar su supuesta
superioridad social y política.
Lo peor del caso es que quien debe ponerles un alto a sus ineficiencias
y falta de interés por cumplir con sus obligaciones, no lo hacen, en este caso
el alcalde Jorge Astiazaran Orci, quien al final, es quien “paga los platos
rotos” evidenciando con ello que existen compromisos en complicidad y contubernio, en este caso, con el director de
servicio públicos, José Salvador Padilla Fitch.
Ineficiencias y falta de interés por cumplir con sus obligaciones
porque no es posible que reportes 13971, 21843 y 21959 de reparación del
alumbrado público en la colonia Francisco Villa de la delegación San Antonio de
los Buenos, no se haya realizado, que datan desde el 08-09-15, 14-09-15 y otra
más del 29-08-14, ¡Más de un año!
Cabe destacar que por la penumbra en viven los habitantes de esta
demarcación, se han suscitado casos de jovencitas que han sido despojadas de
sus pertenencias por vagos y delincuentes, que incluso, hasta han intentado
violarlas.
Por lo que antes de que suceda hechos que lamentar de los que alguien
tendrá que responder por omisión, vecinos del lugar se están organizando para
manifestarse en palacio municipal para que ponga interés en el asunto y no
después como reza el adagio “ya muerto tapan el pozo”, como ha sucedido en
casos similares.
No es de extrañar que este fenómeno lo veamos durante el siguiente año,
hasta cuando se den los cambios de la próxima administración, si es que también
los que accedan al poder no sea por carambola o chiripazo y no logran entender
que son tan mortales como cualquiera, es decir, no son la gran cosa que se
creen.
Hay funcionarios que se comportan como nuestro flamante director de
servicio públicos (prepotente, abusivo y/o displicente) por la simple
excitación que les produce el hecho de ser reconocidos como inoperantes;
porque tiene la íntima fantasía de
querer ser recordado como el non plus ultra en la sociedad.
Sin embargo, funcionarios como José Salvador Padilla Fitch que se creen
saberlo todo y poderlo todo y disfrutan del acatamiento de sus órdenes, por estúpidas
que sean, se colocan en posición de “todólogos”, ya cuando termina su función
en el cargo, se van humildes y según ellos, fueron los mejores funcionarios que
ha tenido Tijuana.
Los errores cometidos en tan corto tiempo siempre tendrán la justificación
oficial; si el pueblo la cree pues qué bueno, si no la cree, pues no les
importa, porque nadie podrá arrebatarles el poder que adquirieron para
usufructuarlo durante los tres años.
Y a quien se atreva a la crítica frontal o desvele los actos equivocados
y/o ilegales cometidos en el ejercicio del poder, como es el caso de José
Salvador Padilla Fitch, pues tendrá el castigo natural que llegará por el medio
más sofisticado que se le exculpe de su responsabilidad directa. Pero que
conste, no es nada personal.