Cifra contrasta con el excesivo saqueo al estado
de Chiapas
POR: Roberto Domínguez Cortés
El pasado 1 de junio, las redes sociales difundieron un video en el que
el panista Francisco Rojas Toledo aparece con el empresario constructor poblano
Francisco Martínez, de quien recibe 130 mil pesos en efectivo, supuestamente,
como apoyo para gastos de campaña a la presidencia municipal de Tuxtla
Gutiérrez, capital del estado de Chiapas.
La publicidad que recibió ese video en los noticieros de la Ciudad de
México, y de los principales diarios del estado, lo único que dejó de
manifiesto es la enorme preocupación oficial por la pobreza de sus candidatos y
la imposibilidad de ganar la elección para presidente municipal, del 19 de
julio, en Tuxtla Gutiérrez.
Rojas Toledo sería por segunda vez edil de Tuxtla Gutiérrez. Lo fue de
1998 a 2001, y cuando se retiró dejó 7 millones de pesos, en efectivo, a
disposición del Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado. Ese
superávit pocos lo recuerdan, y menos lo conocen.
La sucesora del doctor Francisco Rojas, la también panista Victoria
Rincón Carrillo, dejó en ceros la deuda municipal y 14 millones en efectivo que
el bandido de Juan Sabines Guerrero se llegó a robar en el 2004 cuando “ganó”
la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez.
Uno de los actos más emblemáticos de reconocimiento a la administración
de Rojas Toledo se dio el 14 de septiembre de 1999, en el palacio de gobierno
del estado, con motivo de la celebración de los 175 años de la incorporación de
Chiapas a México. Cuando, en el evento, mencionaron al gobernador Roberto
Albores, el aplauso fue moderado, corto y de compromiso. En cambio, cuando
mencionaron al presidente municipal Rojas Toledo, la ovación de las palmas,
espontáneas y prolongadas, opacó al gobernador de Chiapas.
Por eso, la difusión del video, que pretendió ser un escándalo
nacional, ya se revirtió para sus novatos patrocinadores y en beneficio del
aspirante a munícipe Francisco Rojas, pero además se evidenció que en el
restaurante Angus filman a los clientes para después negociar o difundir los
videos comprometedores. O sea, un pequeño centro de espionaje y de invasión a
la privacidad.
Tanta insistencia en pretender desprestigiar a un aspirante a candidato
no es más que la enorme preocupación oficial ante la ausencia de prospectos con
posibilidades de ganar la elección municipal a Rojas Toledo. El PRI y el Partido
Verde ya no pudieron consolidar un proyecto de calidad para Tuxtla Gutiérrez, a
pesar de los millones de pesos gastados en publicidad anticipada para
posicionar a sus raquíticos candidatos.
A Willy Ochoa, autodefinido como politólogo y actual diputado federal
por el distrito de Tuxtla, se le dio la oportunidad de recorrer el municipio y
no levantó expectativa alguna ante el electorado, a pesar del cuantioso dinero
y las despensas repartidas.
Por tercera ocasión apareció Bayardo Robles Riqué, actual secretario de
Obras Públicas del estado, con publicidad en la que se apreciaba con planos en
la mano, referidos al “cambio de rostro” de la capital, con tantas obras a
cargo de la secretaría que preside. No despertó el ánimo electoral y hubo de
retirarlo de la contienda.
Lo malo para el PRI-Verde en Tuxtla fue que se quedó en solitario con
un candidato de muy escasa representación política para competir en la elección
local del 19 de julio: Fernando Castellanos Cal y Mayor, muchachito inflado con
publicidad anticipada y disposición de dinero ilimitada. Y ni así despega, ni
despegará.
Sin ningún recato jugó con el membrete y la sumisión de los partidos
que lo postulan. Sabía, de antemano, que sería el candidato a la presidencia
municipal de Tuxtla Gutiérrez y, aún así, aceptó su inclusión plurinominal para
diputado federal, y en la primera posición, por la tercera circunscripción. La
intención era obvia. Ello le permitiría promover anticipadamente su imagen,
aunque deteriorada, con el cuento de participar en la elección federal del 7 de
junio.
Lo cierto es que Castellanos Cal y Mayor ha estado en permanente
campaña desde el 2012, cuando asumió como diputado local. Al respecto me decía
un experto publicista: En todo este tiempo, el diputado Cal y Mayor ha gastado,
cuando menos, 200 millones de pesos para promover su imagen. Real o exagerado
ese cálculo, el derroche publicitario es inocultable.
Pero la desigual competencia se manifiesta, todavía más, en los 32
millones de pesos que el subsecretario de Hacienda, Daniel Sandoval Jafif,
autorizó a Castellanos a ocho días de dejar la mesa directiva del Congreso del
estado. A decir de los enterados, ese dinero es, también, parte de la campaña
para contratar personal adscrito al Congreso y ponerlo a su servicio.
Las encuestas a modo es otro de los artilugios empleados por
Castellanos Cal y Mayor. Según su encuestadora, acapara el 44 por ciento de las
preferencias electorales, muy alejado de sus propios correligionarios y de su
más cercano opositor, Francisco Rojas, con apenas el 11 por ciento. Si el dato
fuera cierto, ¿cuál es la preocupación por denostar al ex munícipe Francisco
Rojas Toledo?
A mes y medio de la elección local, 33 puntos serían imposibles de
remontar. Sin embargo, la preocupación es evidente porque se sabe que Fernando
Castellanos no está arriba de 6 puntos de Paco Rojas, pero con la observación
de que Rojas Toledo no ha hecho campaña. Por eso, en cuanto manifieste su
intención de participar, y sea nominado candidato, se tendrá la verdadera
certeza de los números.
No hay, pues, como desacreditar a Francisco Rojas. Después de los 130
mil pesos recibidos ante las cámaras del restaurante Angus, la ridícula
cantidad contrasta con lo que saquearon sus sucesores en la presidencia
municipal de Tuxtla Gutiérrez.
Juan Sabines Guerrero, el mayor ladrón en la historia de Chiapas,
pidió, en el 2006, un crédito al Banobras por 500 millones de pesos bajo la
mentira de “Agua para todos, todos los días”. No fue así. Tuxtla se quedó, en
gran parte, sin agua y los 500 millones se destinaron al escandaloso fraude
electoral que llevó a Juan Sabines a la gubernatura del estado. Y de cero deuda
recibida de Victoria Rincón dejó endeudado al municipio con 900 millones, y
como gobernador 40 mil millones de pesos de deuda al estado de Chiapas.
Seth Yassir Vázquez Hernández, el otro presidente municipal ladrón,
destrozó el centro de la ciudad capital bajo el lema “Viva el centro”. Se
levantó un pavimento de 40 centímetros de espesor, que se antojaba eterno, para
cambiarlo por un concretito de 12 centímetros ahora en pleno proceso de
deterioro.
Y al actual presidente municipal prisabinista, Samuel Toledo, ya se le
reconoce como el nuevo agente inmobiliario, con propiedades en el conjunto
Santa Fe de la Ciudad de México, de las que no ha podido probar el origen legítimo
de esos 60 millones de pesos. Y lo más grave es que ninguno está en la cárcel.
Por lo pronto, el aspirante a la presidencia municipal de Tuxtla,
Francisco Rojas, en video, ya dio su versión de los hechos. No era época
electoral; no es dinero público; no era funcionario en ese momento y el dinero
no tiene un origen ilícito. Por el contrario, señaló que en el mes de julio de
2009, en plena campaña electoral, Fernando Castellanos Cal y Mayor fue pillado
con un millón 100 mil pesos, en efectivo, en el aeropuerto de Chiapa de Corzo.
Lo evidente ante la denuncia de Rojas Toledo es el ominoso y acusador
silencio que Fernando Castellanos ha guardado ante la ciudadanía y los
electores. Ampliaremos…
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