Cortesía de Diario del Sur
Tapachula, Chiapas.- Ante
las recientes protestas del magisterio que han entorpecido la paz y el orden
público, ¿sabrá la sociedad chiapaneca de dónde salieron personajes como Amadeo
Espinosa Ramos, Hugo Robledo Gordillo, David Aguilar Solís, Julio César Chamé
Martínez, Sonia Catalina Álvarez, Jorge Pérez Pérez o Abundio Peregrino García?
Todos ellos lograron enriquecerse a través de los movimientos magisteriales.
A
lo largo de los años, las supuestas luchas del magisterio han sido muy
lucrativas para los líderes. A la verdad, no es necesario armar una gran
maquinaria, basta con organizar a un grupo de maestros, armarlos con las más
ruidosas consignas y las ganancias no tardarán en llegar.
Así,
profesores que antes vivían en la pobreza ahora son maestros e incluso
políticos adinerados. Algunos de ellos nunca pisaron un aula, otros ni siquiera
tienen título de educador, como es el caso de Adelfo Alejandro Gómez, el
veracruzano que ha sabido beneficiarse controlando la vida de los maestros, a
los que durante el tiempo que dirigió la Sección 7 de la CNTE mandó a marchar,
a causar desmanes, mientras él sacaba provecho de los recursos que eran para la
educación de los chiapanecos.
Amadeo Espinosa Ramos es quizá el mayor ejemplo de todos. Entendió que con los movimientos radicales podía atemorizar al gobierno y de paso obtener prebendas de todo tipo. De este modo fue como consiguió no sólo meterse dinero a los bolsillos, sino también hacerse de una carrera en la política en la cual ha sido diputado local, tres veces diputado federal y hasta senador de la República. Además, tras utilizar a los maestros se convirtió en dueño del Partido del Trabajo en Chiapas, instituto político que controla desde mediados de los años noventa junto con una camarilla de viejos docentes que colgaron sus títulos para vivir de la política.
De
aquel muchacho harapiento y hambriento que fue Amadeo Espinosa durante sus años
de alumno en la Escuela Normal Rural Mactumactzá, no quedan más que los
recuerdos. Hoy vive en una residencia, se pasea en lujosas camionetas del año y
otra vez es candidato a diputado federal por la vía plurinominal, como ha sido
siempre.
Pedro
Gómez Bámaca, actual dirigente de la Sección 7, también se ha beneficiado de la
lucrativa industria de las marchas.
Durante
las protestas contra la reforma educativa de Enrique Peña Nieto negoció para su
hijo Luis Ramón Gómez Cerqueda la Subjefatura Jurídica de la Dirección de
Educación Primaria Federal, un puesto que ni siquiera existía y para el cual
Luis Ramón no presentó examen de oposición y tampoco tiene el perfil para
cubrir el cargo. Su oficio de comisión es el número SE/SEF/DEP/SP/03272.
Bámaca
se formó en la beligerante Sección 22 del SNTE, en Oaxaca. En 2016, días antes
de los festejos del Día de la Independencia, trascendió que él, entre otros
cabecillas de la CNTE, recibió 5 millones de pesos por parte del Gobierno del
Estado para poner fin al plantón de cuatro meses en el zócalo de Tuxtla
Gutiérrez.
Por
eso, ante el anuncio de los líderes de la CNTE de que emprenderán una serie de
protestas y las amenazas de que van a boicotear las elecciones si el gobierno
no libera a los normalistas de la Mactumactzá, los maestros deberían comprender
que mientras ellos se exponen al escarnio social e incluso ponen en riesgo su
integridad física, los líderes son los únicos que salen ganando. Ahí están los
ejemplos.
Urge
que pongan todo su empeño en recuperar su buena imagen ante los chiapanecos.
Porque un educador no es una mujer y un hombre cualquiera, sino son agentes
fundamentales del cambio, del progreso, de la transformación social y son los
que desde las aulas de clases les entregan a los niños y jóvenes la oportunidad
de labrarse un mejor futuro.
Chiapas
los necesita, pero no en las calles...
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