No es el canciller Marcelo Ebrard tampoco la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, porque el mandatario federal ha enviado mensajes muy claros respecto a su predilección a su paisano tabasqueño, el hombre de más confianza de su gabinete.
El presidente lo ha presentado ante legisladores como un funcionario “de 10”, que le aligera la carga, resuelve, concilia, acuerda y armoniza con los sectores sociales y los partidos políticos, además mantiene el equilibrio entre los tres Poderes. Lo ha llamado hermano ante las masas y lo respalda en sus decisiones. Además, Adán mantiene cercanía con la gente.
Adán Augusto tiene muchos privilegios, es la mano derecha del Gobierno Federal, camina a lo largo y ancho del país. En las entidades federativas lo reciben con porras, música, aplausos y espectaculares con expresiones afectuosas. Le gritan: ¡Presidente, Presidente, Presidente!, en las bienvenidas.
Analistas políticos consideran al titular de Segob como el “gallo”, “alfil”, “corcholata favorita”, “as bajo la manga”, “pieza clave”, “sucesor de la Cuarta Transformación”, entre otros sobrenombres, que lo perfila hacia el 2024.
En cambio los otros, aunque tienen estructura y posicionamiento político, no tiene el mismo respaldo del mandatario federal y tampoco tienen la facilidad de caminar, como pez en el agua, en las entidades del país.
Pero no solo eso, Adán Augusto ha demostrado de qué está hecho, su experiencia política como legislador, senador, exgobernador de su natal Tabasco, entre otros cargos públicos, pero sobre todo, su oficio político y pericia para resolver problemas de distintos ámbitos.
Por todo lo anterior, en varios estados del país se han visto diversas manifestaciones de apoyo al secretario de Gobernación, porque lo consideran candidato ideal por Morena rumbo al 2024 y sucesor de la Cuarta Transformación del país.
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