Por: Homero Aguirre Enríquez
Desde hace varias semanas, algunos periodistas poblanos han
protagonizado una sucia campaña de agresiones mediáticas contra el Movimiento
Antorchista y sus líderes en Puebla y en el país. ¿Cuáles son las razones de
fondo de esta andanada de lodo y quiénes la patrocinan?
Aparte de su lucha cotidiana por mejorar las condiciones de
vida de muchos mexicanos empobrecidos, entre los que destacan los poblanos, el
antorchismo demanda e impulsa cambios de fondo a todos los niveles de la
política de nuestro país, lo que se resume en el planteamiento, acompañado de
datos oficiales e investigaciones de organizaciones internacionales muy sólidas,
como la Oxfam y otras, que no son sospechosas de izquierdismo, de la urgencia
de cambiar la política económica de nuestra patria, para que haya empleo para
todos, salarios que sirvan para vivir con dignidad, una política fiscal
progresiva en donde pague más quien más ingresos tenga, y una reorientación
enérgica del gasto público para beneficiar a los más pobres, así como en el
llamado a crear una fuerza social formada por millones de personas que arribe
al poder e instrumente esa política, todo dentro del marco constitucional.
Junto con eso, los antorchistas hemos criticado la insensibilidad y prepotencia
con que algunos miembros destacados de la clase política mexicana se conducen
respecto a las necesidades y dolores que la pobreza genera entre los mexicanos,
y a la “milagrosa” transformación que muchos de esos políticos escenifican
cuando son tiempos electorales y prodigan abrazos, sonrisas y promesas que no
están dispuestos a cumplir.
Esas verdades, sostenidas siempre, incluso durante las
coyunturas electorales, han guiado nuestra trayectoria de más de cuatro décadas
y son, junto con la decidida lucha cotidiana a favor de los más pobres, la
explicación principal de la autoridad moral y la aceptación que tiene Antorcha
entre muchos mexicanos, y también la causa por la que la atacan quienes
quisieran verla convertida en una sumisa fábrica de votos, entre los que están
algunos de los que tienen en sus manos la correa de esos “comunicadores”.
Obviamente, no aspiramos a que todo mundo esté de acuerdo
con nosotros, pero la verdad es que hasta ahora nadie ha hecho una refutación
serena y argumentada de lo que proponemos para el país; nadie ha demostrado que
es falso lo que decimos, e impracticable lo que proponemos; ninguno ha podido
publicar datos que prueben que nuestro país es equilibrado y justo, que la
gente gana bien y hay muy pocos pobres, que no carece de empleo, escuelas y
servicios, que los políticos son honrados y cumplen su palabra y que los
principales medios están al servicio de la verdad y el interés de las grandes
mayorías. Ni el más cínico le ha entrado por ahí. En vez de eso, se ha dado la
orden de enlodarnos: por turnos, grupos de poder han dado la consigna de que
cada “reportero” se despache a su gusto en epítetos, calumnias abiertas,
inventos desaforados y toneladas de basura verbal, según el tamaño del cheque
que reciba, e inversamente proporcional a su falta de escrúpulos. Y luego, lo
más preocupante, cuando piensan que el terreno está suficientemente remojado y
la opinión pública totalmente predispuesta en contra de los antorchistas, no
son pocas las ocasiones en que el ataque mediático ha sido secundado por una
agresión física, una acción represiva o un crimen brutal. Ejemplos hay muchos:
el asesinato del joven activista Jorge Obispo, sacrificado en el domicilio de
nuestro Secretario General; el secuestro y brutal asesinato de don Manuel
Serrano Vallejo, los homicidios de antorchistas en Huitzilan de Serdán y en
otras partes del país, las agresiones a manifestaciones, los desalojos
violentos, etc., han sido precedidas de campañas de calumnias y ataques
infamantes. No es descabellado pensar que en Puebla estamos ante una campaña de
este tipo, por lo que exigimos un alto inmediato a los ataques, sea quien sea
que los esté patrocinando.
Para que el lector desprejuiciado nos comprenda mejor, les
ponemos algunos ejemplos de este periodismo de retrete: 1) Un tipo llamado
Alejandro Mondragón, en un programa de radio llamado “Al Portador”, vociferó al
micrófono: “¿Quién dijera? Aquiles Córdova: <<no somos traidores>>.
No, no. ¡Son unos hijos de la chingada los antorchos!”. 2) Mario Alberto Mejía,
director del periódico 24 horas Puebla: “Con esos liderazgos no vale ir ni a la
esquina. Ni al burdel más barato”. 3) Arturo Rueda, director de Cambio, famoso porque ha sido grabado al pedir dinero
a cambio de no atacar a un político poblano, en su nuevo programa de radio
lanzó al aire la siguiente pregunta: “¿Quiere usted mentarle la madre a los de
Antorcha Campesina?”. Acto seguido, un tal Zeus Munive, que funge como su
comparsa, agregó: “Para que nos mande un bonito recordatorio a la mamá de don
Aquiles Córdova Morán, así como de Juan Celis Aguirre”. 3) Javier Arellano
Ramírez, del diario Cambio, al referirse al líder nacional antorchista: “remedo
de Cantinflas… ¿Qué palabra? ¿Qué moral puede tener este dinosaurio, consumado
maestro del chantaje político? 4) Ricardo Morales, director del portal
efekto10.com: “Nadie en su sano juicio puede confiar en esta célula
paramilitar…”. Hasta aquí el repertorio vómico, lanzado casi al unísono contra
los líderes de una organización popular en la que milita y confían muchísimos
mexicanos trabajadores, que con toda razón se sienten agraviados por estos
ataques infames y exigen que se denuncie y se detenga a quien los patrocine.
“No voy a entrar, por supuesto, a refutar ni a demostrar la
falsedad e inconsistencia de los “argumentos” de esos señores y otras especies
menores que los secundan. No está eso en mi interés y, además, al lector
inteligente le quedará claro, sin necesidad de más palabras, que las bajezas,
las leperadas o las “acusaciones” que no se demuestran de ninguna manera, no
pueden refutarse con argumentos lógicos ni por ninguna otra vía que tenga que
ver con la inteligencia; que el único recurso en casos como éste consiste en
oponer a la majadería otra majadería mayor, a la calumnia otra más estridente,
a la acusación sucia, una suciedad que la supere. Y yo no voy a entrar en esa
competencia entre majaderos de a tanto la línea.”, escribió hace tiempo el Ing.
Aquiles Córdova Morán, para referirse a ciertos majaderos. Sin más palabras, la
respuesta se aplica exactamente a estos de los que hoy nos ocupamos.
No obstante, hay dos elementos que es indispensable dejar
anotados aquí, para futuras aclaraciones y decisiones. Primero: el diario
Cambio, donde Arturo Rueda y Javier Arellano despotrican y lanzan estiércol a
sus anchas, es el brazo mediático de Enrique Doger Guerrero, un conocido
integrante del PRI y actualmente delegado del IMSS en esa entidad. Segundo:
tanto Ricardo Morales como Alejandro Mondragón son desde hace tiempo voceros
del priismo poblano. Que cada quien saque sus conclusiones.
No tendrá que pasar mucho tiempo para que asome la oreja de
quienes pagaron la embestida contra Antorcha. Por lo pronto, a los atacantes se
les puede aplicar aquello que escribió Rodolfo Usigli: “Tienen la talla que empinas/ y las obras que perpetras/ proporciones
tan mezquinas,/ que mejor que hombre de letras/ eres hombre de letrinas”..
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