· Agustín Espinoza Laguna
advierte que el campo mexicano enfrenta caída en la producción, dependencia de
importaciones y falta de apoyos efectivos
La
agricultura mexicana atraviesa una situación cada vez más adversa marcada por
la caída en la producción nacional, la dependencia de importaciones y la
insuficiencia de programas de apoyo, advirtió Agustín Espinoza Laguna,
secretario general de la Coordinación Organizadora de la Unidad Campesina
(COUC) en Sinaloa.
Señaló
que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) investiga actualmente el
contrabando de azúcar, práctica que golpea directamente a los productores
nacionales al desplomar aún más los precios en el mercado. “Mientras algunos se
enriquecen a costa de la ilegalidad, nuestros agricultores trabajan con
sacrificio y sin apoyos suficientes para sostener la producción”, expresó.
De
acuerdo con Espinoza Laguna, la producción agropecuaria nacional pasó de 294
millones de toneladas en 2022 a 284 millones en 2024 y todo apunta a que en
2025 continuará la tendencia negativa. En el caso de granos y oleaginosas,
México se ha convertido en el segundo importador mundial, con un déficit de 25
millones de toneladas de maíz y más del 50 por ciento de sus necesidades
cubiertas por importaciones.
“Esto
contradice el discurso oficial de autosuficiencia alimentaria, que no pasa de
ser solo un enunciado político”, afirmó. En Sinaloa, agregó Espinoza Laguna,
los productores de maíz enfrentan la devaluación del peso que deprime las
exportaciones, precios internacionales en picada y la ausencia de programas de
diversificación.
El
dirigente campesino subrayó que los agricultores no solo compiten con sus pares
locales, sino también con productores de Brasil, Estados Unidos o Argentina.
“Para sobrevivir en este mercado globalizado necesitamos capacitación,
financiamiento, innovación y estrategias de comercialización, no solo discursos
vacíos”, dijo.
Asimismo,
lamentó que los programas gubernamentales resulten insuficientes y mal
enfocados. Recordó que los precios de garantía solo alcanzan a pequeños
productores, mientras que medianos y grandes, quienes sostienen gran parte de
la producción, enfrentan los riesgos sin una red de seguridad.
Espinoza
Laguna lanzó tres llamados: que se castigue de manera ejemplar a quienes
participan en el contrabando de azúcar, que se diseñe una verdadera política de
Estado con visión de largo plazo y que se apueste por la capacitación y competitividad
de los agricultores.
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