viernes, 22 de enero de 2016

¿EXISTEN LOS DISCAPACITADOS?

 Exal Baltazar Juan Avila/APyPM
SEMÁFORO 
VERDE
Con el correr de los siglos la tolerancia en distintas sociedades, como la nuestra, se ha hecho participe de la vida cotidiana, ya no existen manicomios o pabellones psiquiátricos albergando personas con capacidades diferentes, tomándolos como un peligro o estigma social, ahora los vemos por las calles y escuelas, luchando por sobrevivir y superarse, un ciudadano más  con familia y amigos, algunos con empleos.
Muchas campañas se han hecho para obtener igualdad, o por lo menos, reducir la discriminación; se erigieron obras públicas con la intención de incluirlos en la sociedad (como rampas), hay autobuses diseñados para ellos, algunas escuelas manejan modelos integradores para darles la misma educación de cualquier otra persona, existe una Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad. Se han creado fundaciones, institutos de capacitación laboral y asociaciones con la finalidad de favorecer a este sector de la población, tal es el caso de la Asociación Civil Caminando por una Esperanza de Vida (CAESVI), la cual incluye actividades en pro de la defensa de los derechos de personas con, lo que nosotros llamamos, “discapacidad” y los grupos vulnerables (entiéndase madres solteras, personas de la tercera edad, ciudadanos con VIH, etc.); para ello cuentan con actividades que permiten crear verdadera consciencia en las personas a través de talleres de vivencia y sensibilización, además de las habituales pláticas y conferencias.
Éstos talleres consisten en colocarnos a los demás en  sus zapatos, en la auténtica sensación de hacernos falta algún miembro o sentido (como la vista), demostrando como vive un “discapacitado”. Además facilitan terapias familiares, tratamientos o rehabilitaciones, ultrasonidos entre otros, para los integrantes de la asociación, en algunos casos sin costo. Fomentan la inclusión educativa y gestionan becas, atención en materia de alimentación, vestido, vivienda, otorgan cursos, enseñan artesanías (bien dicen “da un hombres un pescado y comerá un día, enséñale a pescar y comerá toda la vida”). Por suerte hay personas en apoyo constante a ellos, tal es el caso de CANACINTRA, quienes se encuentran en vías de facilitar instalaciones para la asociación CAESVI.
AMARILLO.
Durante años se ha debatido la forma de dirigirse a este sector de la población, se les ha llamado inválidos, minusválidos, discapacitados, personas con capacidades diferentes, pese a ser personas iguales a todos los demás, con, los mismos derechos y posibilidades de realizarse en todos los ámbitos de la vida.
Nos comenta el Ingeniero Rómulo Salazar, presidente de CAESVI, que para ellos, el uso de las etiquetas antes mencionadas es como otorgarles un sobrenombre, algo para limitarlos y menospreciarlos. Para él, los únicos discapacitados son las personas con todas sus facultades físicas pero sin el interés de superarse, aquellos en situación de calle por drogadicción, quienes incurren en el suicidio, en palabras del Ingeniero, ellos son discapacitados mentales.
Sin embargo; la sociedad tiende a englobarles para facilitar las discusiones en materia de su inserción, pues así como se crean espacios recreativos para niños, lugares de activación física para la ciudadanía, también se designan espacios en los estacionamientos (comúnmente ocupados por ciegos o discapacitados mentales incapaces de respetar éstos espacios, gente con todas sus extremidades y sin  crean rampas de acceso para quienes lo necesitan; al respecto nos comenta el Ingeniero un proyecto en el cual trabajan, llamado “ciudad para todos”, cuya financiación pretende ser parte en donativos y parte en labor del ayuntamiento, es aún una propuesta.
ROJO.
El motivo de este proyecto es la pantomima de inclusión realizada en las calles. Si bien existen rampas de acceso con la tarea de facilitar el tránsito de la personas con necesidad de utilizar una silla de ruedas, estas estructuras poseen graves deficiencias, como las rampas ubicadas fuera de la UNACH que no corresponden a las normas establecidas a tales efectos, nos menciona el ingeniero los percances sufridos en su situación pues el ángulo de inclinación no es el apropiado y quienes requieren de ellas corren el riesgo de sufrir un accidente debido a ello, la silla se vuelca hacia atrás al intentar subirlas. Aunado a esto, ¡hay árboles en las banquetas!
La reforestación de nuestra ciudad es una buena idea, generamos más oxígeno y embellecemos el paisaje urbano, sin embargo; colocar la flora sobre las banquetas es algo carente de sentido. Tomando en cuenta la inclusión de los habitantes en silla de ruedas, estos árboles tienden a obstaculizar el tránsito de nuestros lugareños en tan vulnerable situación, además, a la larga sus raíces crecerán y sobresaldrán de la acera, dañándola y creando otra imposibilidad al paso, en dado caso será primordial talarlos o reparar las banquetas, lo cual incurre en más gastos cuando pudieron tomar en cuenta tales sucesos antes de comenzar la obra.
Como el “hubiera” solo existe en los diccionarios, continua el trabajo de la asociación por tocar los corazones y mejorar, además de las rampas, las esquinas de las calles y avenidas, convertirlas en esquinas de abanico para crear así un verdadero libre tránsito para los peatones. Por desgracia, éste encargo es imposible de lograr solo por un puñado de personas en una asociación, debemos sumarnos todos, ser reflexivos.
Hace falta cambiar la mentalidad de la sociedad tan depravada por un grupo de radicales buscando frenar las buenas acciones de los demás, en nuestro estado actual no podemos esperar condescendencia de personas que han demostrado su desdén y falta de altruismo al castigar, mediante críticas, campañas en su contra en redes sociales y la falta de interés, algo como el teletón, cuyo propósito era beneficiar a un grupo altamente vulnerable, tal como hoy pretende CAESVI.
Queda demostrado lo siguiente: si existen los discapacitados, pero no son aquellos en silla de ruedas, los carentes de algún sentido o extremidad; somos nosotros: los intolerantes, faltos de consideración, detractores de programas para el beneficio público, quienes no nos ponemos en sus zapatos.
Denuncias y comentarios: periodistaexal2015@hotmail.com  Cel. y Wts. 962 10 80 934

Tapachula, Chiapas, México; 22012016

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