Tijuana, BC.- “Deben ser de Antorcha”, “de seguro son antorchistas”. Son las expresiones que frecuentemente se repiten cuando en Baja California, sobre todo en Tijuana, se encuentra a un grupo de familias posesionado de un predio o de algunas viviendas, lo mismo se dice cuando en el municipio, estado o en cualquier oficina gubernamental hay una protesta pública. Sin duda que el Movimiento Antorchista Bajacaliforniano ha mantenido en alto la bandera de la lucha por el respeto y cumplimiento de los derechos constitucionales a una vida digna, a la salud, a la vivienda, a los servicios públicos, entre otros, que asisten a los mexicanos de condición más humilde, lo que a pulso le ha ganado esa fama de aguerrido. La lucha por vivienda para el que no la tenga ha sido una de las exigencias más frecuentes en el estado debido a la traición de las últimas administraciones estatales y municipales con su obligación legal de impulsar programas de vivienda, con lo que las instituciones municipales, en los ayuntamientos que cuentan con ellas, para atender las necesidades de tierra, construcción y mejoramiento de la vivienda y del propio Instituto para el Desarrollo Inmobiliario y de la Vivienda del Estado de Baja California (INDIVI) han llegado ha constituirse en inoperantes apéndices cuya única función se limita a proporcionar empleo a burócratas improductivos. Por ello es que ante la opacidad y el fracaso de las dependencias devoradoras de presupuesto contrasta la tenacidad de la lucha antorchista para lograr tierra para colonias populares, regularización de asentamientos, introducción de servicios en las zonas marginadas, programas de autoconstrucción y mejoramiento de la vivienda, etc. Más de tres mil familias han logrado en los últimos años un lote para levantar un techo protector en el municipio de Tijuana, para entender el porqué de esa fama.
La realidad es que ni de lejos todos los que se arriesgan a
posesionarse irregularmente de un terreno en Tijuana, ni los que ocupan una de
las miles de casas abandonadas en los fraccionamientos de Mexicali, se han
sumado ya a las filas antorchistas. Cabe aclarar, incluso, el antorchismo
bajacaliforniano no ha establecido como su método de lucha por la vivienda la
invasión de propiedades privadas; por el contrario, justificamos la petición
ante las autoridades correspondientes, integramos los expedientes de todos y
cada uno de los peticionarios, destacando su necesidad por contar con una
familia que precisa techo por su falta de propiedades, insistimos en que se
utilice la reserva territorial del estado o del municipio para aliviar la
presión de los precaristas, que se establezcan condiciones de pago y de
titulación al alcance de los que perciben salarios de maquila o que trabajan en
la economía informal. Aún así nos solidarizamos plenamente con los que llevados
por la desesperación se han arriesgado a ocupar terrenos o casas
irregularmente, gestionando soluciones legales y subsidiarias que les ayuden a
regularizar su situación cuando es posible o a que se les brinden oficialmente
alternativas viables. Las puertas del Movimiento Antorchista, entonces, están
abiertas para aquellos que requieran apoyo para regularizar su situación o para
buscar una reubicación o alguna otra alternativa de solución.
Hace dos años ya que, precisamente por esta lucha justa, legal y
tesonera del antorchismo bajacaliforniano, el gobernador Jaime Bonilla Valdez
se comprometió a realizar un programa de apoyo para que mil quinientas familias
de escasos recursos accedieran a viviendas de interés social. El programa no se
pudo realizar porque no llegaron los recursos que se esperaban del gobierno
federal por diversos problemas, sin embargo, el gobierno estatal sí puede
destinar la reserva territorial que tenía propuesta para dicho programa a lotes
de interés social para las familias humildes del estado. Justamente por ello el
ingeniero Bonilla ya avanzó con la asignación de las primeras 10 hectáreas en
las que se prometió que se acomodaría a 450 familias tijuanenses, de igual
manera se comprometieron 200 lotes más para mexicalenses. No se han concluido
ni los trabajos técnicos ni los trámites legales para la contratación y entrega
física de los terrenos a los beneficiarios, pero aún culminándose este proceso
no se llegaría ni a la mitad de lo ofrecido por el gobernador Jaime Bonilla.
La situación de la mayoría de la población no es nada alentadora:
el CONEVAL augura que el número de pobres llegó en marzo de este año a 67
millones, 14.7 millones más que los que había en 2018, el inicio del actual
sexenio, mientas que la pobreza extrema prácticamente se duplicó, pues pasó de
9.3 millones en 2018 a 18.3 millones. Se requiere entonces de mayor
sensibilidad, empatía, compromiso y eficiencia de los gobernantes para con
aquellos que están llevando la peor parte en la crisis de salud, económica, de
seguridad y de educación que nos azota, al mismo tiempo que exige mayor
cohesión, claridad en sus objetivos, organización y una lucha cada vez más
decidida e inteligente por parte de esos mismos damnificados multiplicados por
la crisis señalada.
Sirvan en consecuencia estas líneas para recordar al gobierno sus
compromisos pendientes no solo en materia de vivienda, sino también en
educación y servicios públicos entre otros, al mismo tiempo que para llamar a
los organizados en las filas del antorchismo bajacaliforniano para insistir y
protestar por las vías que a nuestro derecho asistan para que se materialicen
dichos ofrecimientos y se atiendan las necesidades irresolutas. De igual manera
llamo a los que están sufriendo los estragos de esta injusta situación a que se
unan a la lucha que los antorchistas más que nunca seguimos librando en todos
los rincones de México. Les dejo, por tal motivo el breve poema ELLOS de Manuel
del Cabral.
Ellos no tienen lecho,
pero sus manos
son las que hicieron nuestras casas.
Ellos comen cuando pueden
pero por ellos comemos cuando queremos.
Ellos
son zapateros pero están descalzos.
Ellos nos visten pero están desnudos.
Ellos
son los dueños del aire cuando manejan alas,
mas son los limosneros del aire de la tierra.
Ellos no hablan,
tienen palabras vírgenes… Hacen nuevo lo viejo…
La mañana lo sabe y los espera…
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