Por: Ignacio
Acosta Montes
Dirigente
Estatal y en la Región Noroeste
Del Mov.
Antorchista
ignacio.acostam@gmail.com
|
BAJA CALIFORNIA
Redacción/Quihubole!!!
TIJUANA, a 1 de mayo de 2019.- Más de la
mitad de los hidalguenses, según las cifras oficiales, vive en la pobreza,
muchos de ellos en la miseria más inhumana posible, sufriendo, entre otros
muchos males hambruna y muerte por enfermedades curables. Hidalgo, gobernado
por el priista Omar Fayad Meneses desde el 5 de septiembre de 2016, está entre
las siete entidades de la República con un mayor número de mexicanos pobres.
En un estado así, un gobernante ya no
digamos con un mínimo de sensibilidad social y compromiso con el pueblo, sólo
con una inteligencia que le permitiera razonar correctamente, consideraría como
sus aliados a los que promuevan sacar a Hidalgo de ese grave rezago en el que
se debate: 72% de la población carece de seguridad social, 63 de cada cien
hidalguenses ganan menos de dos salarios mínimos. Pero Fayad Meneses ve y trata
como los peores de sus enemigos a los que son la voz de los hidalguenses pobres
y reclaman obras, servicios, educación, salud, empleo, mejores salarios y
apoyos para paliar la miseria que padecen. Dos de cada diez hidalguenses
carecen de drenaje y seis de cada diez no tienen agua entubada: ¡¿Cómo no va a
ser justa y necesaria la exigencia antorchista de agua y drenaje para colonias
populares y comunidades rurales?! En lugar de escuchar, de atender, de acordar
acciones y sumar a los recursos oficiales la voluntad y los esfuerzos de los
hidalguenses organizados, el gobierno de Fayad ha respondido una y otra vez
cerrándoles la puerta y negándoles la más mínima atención; cuando ya no le ha
sido posible ignorar a sus gobernados descontentos e insatisfechos, por la
magnitud y perseverancia de sus protestas, ha maniobrado para desalentarlos
suscribiendo acuerdos que no tiene la menor intención de cumplir y que solo
buscan sacudirse manifestaciones y reclamos (cualquier parecido con Kiko Vega,
el gobernador bajacaliforniano, no es mera coincidencia sino que tiene un
carácter necesario entre los gobernantes antipopulares que en México y en el
mundo han sido).
Acallar las protestas, disimular las
inconformidades, maquillar rezagos, males y deficiencias, son solo los primeros
pasos de los que se empecinan en presentarse como la encarnación de la voluntad
popular, como los omnisapientes y, por tanto, incuestionables decididores de
los que a la Nación y a sus habitantes conviene, pues de aquí pasan, con la
mayor normalidad del mundo, como en la serie de los números naturales el 5 le
sigue al 4, a la represión, cada vez más violenta, de los que difieran de sus
políticas, gustos y caprichos, de los que pretendan defenderse cuando se
sientan agraviados por los decires y las acciones del gobernante.
Omar Fayad ha transitado de la
ineficiencia y la insensibilidad, a la represión y al crimen. El pasado 10 de
abril, ante la inminente llegada a la capital, Pachuca, de más de 40 mil
hidalguenses organizados en el Movimiento Antorchista, estableció retenes para
que los reclamos no llegaran hasta Palacio de Gobierno. Algunos de estos
bloqueos se establecieron con intenciones todavía más perversas, como el que a
la altura de San Agustín Metztititlan provocó que un chofer perdiera el control
ocasionando, con la volcadura de la unidad, más de 20 heridos. Una de las
personas lesionadas en ese accidente provocado, fue doña Agustina, vecina de
Tecacahualco, una de las comunidades más humildes del municipio de Atlapexco,
en la huasteca; a sus 65 años soñaba con un mejor futuro para sus hijos y
nietos. Hoy su vida inspira a sus vecinos, nos sirve de ejemplo a sus hermanos
antorchistas de Hidalgo y de México entero; su muerte pesa sobre la conciencia
del gobernador represor de Hidalgo. Hasta la victoria siempre, hidalguenses
dignos que a pesar de las agresiones llevan más de 20 días en plantón: cuentan
con nuestra solidaridad desde la frontera norte de la Patria.
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