lunes, 7 de enero de 2019

JUEGOS QUE YA NO SE JUEGAN

BAJA CALIFORNIA
Por: Steven Sxkovedo
Redacción/Quihubole!!!              
TIJUANA, a 7 de enero de 2019.- “Regreso por la revancha a mi natal Huixtla, después de muchos años de vivir fuera de la Ciudad de la Piedra, vuelvo a mi tierra para jugar al trompo como cuando era niño”, de seguro eso es lo que le hará recordar su niñez a mi padre al pasar por la que durante seis años fue su escuela. La Escuela Primaria del Estado Dr. Belisario Domínguez Palencia. 1960-1966.

El tiempo no mermó mi destreza –modesto el– para este juego: el trozo de madera con formas onduladas bailó en mi mano jugando “matoyo”, un juego autóctono de antaño en todo el Soconusco y estado de Chiapas que se está olvidando, pareciera escuchar a ni viejo.

“Lance el trompo y éste se movió con gracia que luego saque del círculo, pintado en la tierra con una vara, las tres monedas que ahí se habían puesto exprofeso para esto, pero lo mejor fue sacar otro trompo que había quedado encerrado. Esa hazaña me llevó a conseguir la victoria, y por supuesto, quedarme con el trofeo. El trompo", me confió emocionado.

En nuestra infancia, muchos como yo que ya pintamos canas nunca paso por nuestra mente divertirnos, jugar menos, con videojuegos, ni en sueños. Nosotros a diferencia de los niños de hoy, nos hicimos expertos en el trompo, el tiro al blanco con resortera y en volar barriletes. Por eso, después de vivir casi un buen rato en el norte, vuelvo para demostrar a mis viejos contrincantes que “lo que bien se aprende, nunca se olvida”, ilustró mi viejo ya estando en su Huixtla del alma.

El trompo, el tiro al blanco con resortera, hacer capiruchos con el balero y volar barriletes son algunos de los juegos autóctonos que tiene nuestra añorada Huixtla y que aún se practican en los pueblos y barrios de la zona alta y baja del municipio, pero lo que es en la cabecera municipal, tristemente, poco a poco se van perdiendo esas tradiciones de las que comenta mi padre.

Juegos de niños que ya no juegan

Cuenta mi padre que jugar con los aros era sumamente divertido para todo niño. Esto se debía a que ellos podía correr de un lado a otro, durante varias horas con sus aros sin peligro de ser atropellados por los cafres del volante como hoy en día aparecen por donde uno menos se imagina.

Este era un juego en el que los niños debían recorrer en su alrededor con obstáculos “pilotando” sus rueditas –que cualquier mecánico se los regalaba– para que no chocaran con nada ni nadie. Era más que una competencia, era un reto de niño en el que la diversión estaba totalmente avalada, incluso hasta era divertida para nuestros padres, dijo mi padre.

Calienta manos

Calienta manos es otro de los juegos de niños que ya no se juegan, según comenta mi padre y es que debería colocarse uno frente a otro amiguito para intentar tocar sus manos mientras el otro trataba de sacarlas en el momento preciso.

La rapidez y la concentración era lo que se desarrollaba en el juego del “calienta manos”, un juego de niños que requería la participación de otro amiguito y el que lograra tocar más veces las manos del contrincante ese era el ganador.

Las canicas

El juegos de niños tradicional de las que ya frisan "los 60 y pico" años o más, agrega riendo mi padre, eran los juegos de canicas, tal vez sea uno de los más famosos en todo el mundo, entre los distintos juegos que existían era el de las canicas en el ruedo, uno de los más populares debido a sus sencillas reglas y a su emoción permanente.

Las canicas, es otro de los juegos de niños antaño que se ha mantenido vigente a lo largo de los años, a pesar de todos los adelantos tecnológicos, los niños de hoy en día aún se divierten mucho con las canicas.

La Rayuela
Rayuela era otro juego de niños que se jugaba al aire libre, mismo que con el uso de una tiza, una piedra o un ladrillo se marcaban los cuadros de las casilla que uno saltaba lo que nos brindaban un momento entretenido con los compañeritos de escuela.

La tiza servía para dibujar los recuadros con los números ubicados en esa misma posición, empezaba uno a divertirse y a mantener tu equilibrio con rayuela, un juego de niños tradicionales que a pesar de la nueva tecnología  es considerada la actividad preferida de los niños, pero que también esta quedando en el olvido me comenta mi padre con melancolía.

Lamentablemente ahora que también estuve en la ciudad de la piedra constate que no existe un programa o presupuesto etiquetado para la promoción y preservación de juegos autóctonos que solamente los niños de las comunidades mas vulnerables los juegan como por decir  los papalotes, el trompo, la resortera, la rayuela, las canicas, la matatena, el aro, los que se empiezan a olvidar, a excepción del barrilete que promovieron uno que otro ex candidatos.

Sin embargo, es importante señalar que en algunas partes de la república, en la Ley General de Cultura Física y Deporte, los juegos tradicionales y autóctonos son considerados patrimonio cultural deportivo del país, por lo que nuestras autoridades deben preservar, apoyar, promover, fomentar y estimular, celebrando este tipo de deporte, con la colaboración de las diversas asociaciones deportivas.

En definitiva, ni los juegos tradicionales ni actuales son mejores o peores.

Es cierto que es favorable que los niños a su edad conozcan y disfruten de la tecnología que se les proporciona, pero esto requiere unas breves reglas que los padres pasan por alto al no estar al pendiente de ellos, ya sea por diversas razones. Pero que sin embargo, si se maneja en forma correcta, moderada y controlada no existirá ningún inconveniente.

Además, no vamos a comparar una tarde con los amigos de mi padre en el parque jugando a juegos de antaño que pasar enganchado en el celular tablet, o cualquier ordenador, Play Station o xbox a los niños y adolescentes ahora se les recomienda relacionarse y conocer a más chicos de su edad por lo que en la internet o a través de las redes sociales es más fácil hacer amigos que en la vida real.

No es que yo esté en contra de los juegos actuales o modernos  ni que prohíban el uso de las tecnologías, pero… ¡Sí que los padres orienten y alerten a sus hijos de cada riesgo que supone tiene al alcance un dispositivo!

Y es cierto lo que cuenta don JdeJ, mi padre, tristemente es ingrato reconocer que, los juegos que ya no se juegan, quedaran para la historia para contárselos a nuestros nietos, bisnietos y “rasguñanietos”. Por hoy es todo. Muchas tardes y muy buenas gracias por tomarse su tiempo para leerme.

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