BAJA CALIFORNIA
Redacción/Quihubole!!!
TIJUANA, a 23 de febrero de 2018.- “Todos son lo mismo: prometen lo que sea para conseguir votos y
después no cumplen, ni siquiera te reciben cuando los vas a buscar”. “Al nopal
lo van a ver sólo cuando tiene tunas; y los políticos sólo pasan por las
colonias y los pueblos cuando hay campañas”. Así opina el
grueso de la población. El abstencionismo electoral, esa apatía y desinterés
crecientes de los mexicanos para participar en la política partidaria,
particularmente en las elecciones, es un fenómeno que se viene repitiendo en
los más recientes procesos electorales y que nada indica vaya a cambiar en el
corto plazo.
En un informe del portal
noticioso RT, se ubicó a México como el campeón del abstencionismo entre los
países en los que votar es una obligación y no una opción de los ciudadanos.
En nuestra entidad este
desinterés es todavía mayor: en la elección del actual gobernador participó el
39% de los electores, mientras que en las que llevaron a Juan Manuel Gastélum a
la presidencia de Tijuana participó menos del 32%, por lo que al actual munícipe
lo eligieron sólo 7 de cada 100 empadronados. La gran mayoría de los mexicanos
está abrumada por sus problemas.
La Facultad de Economía de la
UNAM sostiene que el poder adquisitivo de los mexicanos ha caído un 80% en los
últimos 30 años, por lo que en los años 80’s, ganando un salario mínimo, con 4
horas de trabajo se compraba la canasta alimenticia mientras que ahora no
bastan ni 24 horas. La inmensa mayoría de los mexicanos vive angustiada por
garantizarse la supervivencia, pues más de 50 millones no tuvieron dinero
suficiente el año pasado para comprar una canasta alimentaria debido a la
inflación y a los bajos salarios. Lo deseable sería que esa catarata de males
sociales que cae sobre las espaldas del pueblo lo llevara a interesarse de los
asuntos públicos, a organizarse y a participar masiva y activamente para
cambiar el rumbo del país, pero a los problemas que lo agobian, el cansancio
laboral que lo vence y los medios que lo manipulan y enajenan se suma el
desengaño por los gobernantes en funciones.
¿Cómo,
en estas condiciones, entusiasmarse por los discursos y promesas de las
actuales campañas? ¿Cómo diferenciarlos si todos los partidos esconden lo que
por definición deberían ser, es decir representantes de una clase social,
fracción de clase, estrato o simple grupo con intereses económicos y políticos
comunes, cuyo propósito central es la conquista del poder político? ¿Cómo
decidirse por alguno si todos pretenden conquistar votos diciéndose
representantes de todos los intereses, de moros y cristianos, de tirios y
troyanos?
El ejemplo más revelador de esta
conducta oportunista interesada en ganar el poder a costa de lo que sea es el
caso de Morena que, con el pretexto de ser “incluyente”, suma a diablos rojos,
amarillos o azules, lo mismo que ha desacreditados personeros del charrismo
sindical más rapaz como Elba Esther Gordillo y Napoleón Gómez Urrutia, que con
sólo saludar al candidato morenista se convierten en blancas palomitas
representantes, por ese solo toque purificador, “de la más auténtica democracia
y de los intereses más genuinos del pueblo”. ¿Cómo elegir, si no sólo son
iguales en el discurso y en los personajes que presentan como sus candidatos
-pues en una elección aparecen con un partido y a la siguiente con otro-, sino
que cuando son gobierno se comportan como el mismo carácter faccioso e
idénticos autoritarismo y soberbia?
Para muestra basta un botón. El gobierno del panista Carlos
Mendoza en Baja California Sur, lo mismo que el de la gobernadora priista
Claudia Pavlovich en Sonora, no sólo se niegan a atender a miles de campesinos
y vecinos de colonias populares que les demandan servicios básicos y diversos
apoyos sociales que de por sí forman parte de sus respectivos planes de
gobierno, sino que pretenden escamotear recursos gestionados a nivel Federal
por el Movimiento Antorchista y que llegaron etiquetados para la realización de
obras específicas en esas entidades. Ambos, a piedra y lodo cierran sus
oficinas cuando acuden los quejosos a demandar solución, ambos con elementos
policíacos cierran el paso a pacíficas comisiones representativas. Desde estas
líneas me sumo a los que demandamos que cese la política como el arte de la
impostura, así como a los reclamos de atención y solución de nuestros hermanos
de Baja California Sur y Sonora.
Ignacio
Acosta Montes
Coordinador
en el estado y la zona noroeste
del
Movimiento Antorchista
Correo: ignacio.acostam@mail.com
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