martes, 3 de mayo de 2016

SEMÁFORO: LA LETRA CON SANGRE ENTRA


Exal Baltazar Juan Ávila/APyPM
VERDE
Durante los últimos años  en nuestro país, tuvieron lugar varias reformas en materia educativa, nuestro gobierno ha llevado a cabo diversas actividades con el fin de motivar y dar continuidad a los estudios de cada menor de edad en el territorio mexicano. Dichas reformas recaen en numerosos e importantes aspectos del modelo educativo, como lo es el puntaje reprobatorio, la metodología de enseñanza, así como la capacitación docente; del mismo modo ocurre con los programas y proyectos referentes a la educación en cada estado y los centros de estudio. 
A través de todo ello se pretende aumentar la cantidad de matrículas en cada nivel educativo, para formar hombres y mujeres capacitados profesionalmente, competentes en todas las áreas de su carrera y con un mayor interés por la propia superación. 
Cada uno de estos aspectos se logra paso a paso (pasos de caracol, quizá), mediante cada proyecto, programa y reforma aprobados, como lo son las becas en cada una de sus modalidades y niveles, los desayunos escolares, supresión de la “comida chatarra” dentro de los planteles educativos, mejoras en las escuelas y aulas, entrega de uniformes y útiles gratuitos, disminuir el índice de reprobados, la creación de escuelas de tiempo completo, profesionalización mayor de los docentes mediante cursos y capacitación constante cuyos resultados son y serán medidos por evaluaciones distintas. Ante todas estas reformas, cambios constantes y filosofías neófitas, se yergue un modelo un poco arcaico,   aún vigente por su comodidad: el internado. Como una opción para los padres ocupados quienes no pueden hacerse cargo de sus hijos, los progenitores de viajes constantes y por supuesto, los más comunes: quienes están a cargo de “niños problema”. Es una opción para los requerimientos especiales de cada uno, pero se rige por su propio modelo educativo. Fomentan la vida en comunidad y con ello respaldan la socialización del niño, influyen en su percepción de tolerancia, desarrollan competencias sociales; se les inculca un estilo de vida ordenada, con mesura y reglas concretas, para lo cual se asigna a cada niño una serie de labores a realizar día con día.
AMARILLO
Pese a las capacidades que puede llegar a desarrollar un niño dada su experiencia en un internado, no siempre es la  mejor opción, muchos llegan a tomarlo como la última o la más fácil como si hablaran de un reformatorio. En el caso de menores conflictivos, con deficiente expediente escolar, no es recomendable la opción del internado, ya que se precisa un cierto grado de independencia y responsabilidad. La estancia en un internado no debe ser resultado de una medida disciplinaria, debido a mal comportamiento o malas notas. Los menores que perciben su situación en el internado como producto de un castigo, se encierran en sí mismos, con lo que resultan inaccesibles a los formadores. Tampoco resulta aconsejable un internado en los casos en que el menor tenga un grado muy alto de dependencia de la familia. En estos casos existe el riesgo de aislamiento, desánimo y frustración.
Pero no termina solo en los posibles inconvenientes, pues los internados son escuelas arcaicas, muy arraigadas en las viejas costumbres, en donde aún se ponen en práctica métodos de enseñanza poco ortodoxos, ya fuimos testigos de ello en años pasados pues se dio a conocer en reportajes por todo el país, pero también ocurre a nivel local, en nuestra perla del soconusco. Por suerte en Tapachula los maestros no son tan extremistas como en otras partes de México pero aún recurren, en el internado No. 11; a los varejonazos.
ROJO
Es triste ver como nuestra gente pretende un avance educativo, profesional, como quiere adoptar los modelos educativos y económicos de países de primer mundo, potencias mundiales, pero no somos capaces de cambiar nuestras deplorables conductas destructivas, maestros golpeando niños en las escuelas y en las calles, durante sus manifestaciones disque pacíficas, fingiendo no ser ellos,  en busca de lavarse las manos culpando al gobierno cuando sus actitudes dejan mucho que desear, mientras su frase favorita parece ser “el fin justifica los medios”, quieren hacernos creer y ser partícipes de una lucha supuestamente por un mejor sistema educativo, con modelos extranjeros y nosotros no nos detenemos a observar lo lejos que están ellos de encajar en esos modelos,  para muestra nuestro vecino primer mundista más cercano: Estados Unidos.
Estados Unidos de Norteamérica, como ya sabemos, es creador y partícipe de grandes adelantos científicos, posee una economía envidiable y uno de los modelos educativos de los cuales se pretende adoptar algunos aspectos con las reformas y metodologías, pero la distancia entre nuestros maestros y los suyos es abismal. Los padres tienen estrictamente prohibido recurrir a la violencia física para la educación, aún más los maestros. Sus docentes si trabajan por vocación, ellos poseen uno de los salarios más bajos de su país, eso los incita a ejercer la docencia por amor a enseñar; a diferencia de nuestros maestros cuyo sueldo solo es superado por los políticos, a nuestros docentes les pagan por hora, cuenta cada uno con sus servicios médicos gratuitos, un aguinaldo correspondiente a 90 días de su trabajo, vacaciones, aumento de su sueldo año con año, derecho a pensión, plaza segura e inmediata al terminar la normal, cursos para la profesionalización con los cuales acceden a mejores puestos, categorías y mayor sueldo, pero no olvidemos a los directores y subdirectores quienes además de su salario como directivos, siguen ganando el de maestros, como si dieran clases. Pero aun así se niegan, protestan por no querer ser evaluados (¿a qué le temen? ¿a reprobar? Cómo podría reprobar un maestro que estudia y ejerce el  sistema y los métodos educativos adecuados, ¿cómo podría ante tres oportunidades, como se  hace con los alumnos?) y recaen en vandalismo,  agreden a civiles, a estudiantes dentro y fuera  de las aulas, jamás hacen una huelga en vacaciones o días feriados (¿por qué interrumpir su descanso?), son déspotas sin remedio pues sus derechos terminan donde comienzan los nuestros y así quieren simular que luchan por un mejor país, una mejor educación y lo único capaz de moverlos es su propio interés y lo peor del caso es ver como la ciudadanía cae con  las mentiras de estos lobos disfrazados de ovejas, los  apoya en sus revueltas sin sentido y les encomienda a sus hijos, el futuro de un país, ¿a dónde iremos a parar? Al caos por unos maestros haraganes, retrógradas, ignorantes y agresivos, quienes además creen estar sobre la ley, se les olvidó estudiar la constitución y venía en el examen. Establece claramente, en su artículo 21, según recuerdo, “Que el uso legítimo de la fuerza pública como un medio para asegurar el cumplimiento de la ley, constituye un elemento indispensable para preservar el orden y la paz públicos”, pero esos antes maestros y normalistas, ahora vándalos, pretenden pasar por encima de la ley.
Denuncias y comentarios: periodistaexal2015@hotmail.com  Cel. yWts. 962 10 80 934 Tapachula, Chiapas, México; 02052016

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