martes, 11 de agosto de 2015

¡JUAN CARLOS, HERMANO MIO, DESCANSA EN PAZ!

Agradecemos a quienes nos han enviado sus condolencias a través de diferentes medios, deseándonos la resignación por el fallecimiento de mi hermano Juan Carlos. La noticia dolorosa, que mi hermano Carlos, siempre tan bueno, tan amable, tan servicial y cariñoso, ha fallecido. Nos ha producido un inmenso dolor de hermanos, únicamente responden el tratar de entender los por qué, nos quitan una vida útil, sana y buena. Respuestas que por más que la buscamos... no la encontramos.
Sin embargo, tenemos la fe profunda en la ternura infinita de Dios que ha acogido con amor y misericordia a Carlos. Que haya muerto mi hermano Carlos, el hombre más idealista que he conocido, me produce un dolor muy profundo. Lo único que nos queda a mi madre, mis hermanos, mis hijos y sobrinos, es seguir manteniéndonos unidos y buscar en la convivencia con mi cuñada Ligia Vargas y mis sobrinas Karla Nicolle y Valeria Maritza Escobedo Vargas, la fortaleza que nos permita intentar cerrar una herida difícil de cicatrizar. Un abrazo. 
Transcribo las palabras que yo hubiera dicho, mismas que por la misma voluntad de mi Dios Amado no pude hacer personalmente en la ceremonia religiosa: 
Despedirse por última vez de un ser querido siempre será motivo de tristeza. Pero hacerlo de manera inesperada y a una edad (44 años) que aun prometía muchas experiencias en la vida provoca un vacío, un dolor y un desconcierto indescriptible. El padecimiento que causó tanto sufrimiento a mi hermano, la madrugada de hoy lamentablemente le quitó la vida.
Le arrebató de manera abrupta la esperanza de continuar con sus proyectos personales y particulares en el momento en que tenía tanto que ofrecer. No renegaré, ni trataré de encontrar razones para entender por qué una persona noble, carismática y buena haya podido dejarnos así, sería inútil. Mientras viva, extrañaré la presencia de mi hermano Juan Carlos. Particularmente durante las Navidades y fin de año en las que no podré evitar el recuerdo amargo del día en que lo perdimos. 
Pero a pesar del terrible dolor, debemos seguir adelante, la vida continua, y lo hace de manera significativa a través de mis sobrinas, Karla Nicolle y Valeria Maritza Escobedo Vargas. Lloraré muchas veces la ausencia de mi hermano Carlos, pero sé que todavía puedo hacer algo por él. Honraré su memoria transmitiendo a mis sobrinas todos aquellos recuerdos que viven en mí y que le permitirán saber el maravilloso ser humano que era su padre.
Los invito a que en un momento de remembranza pongamos por escrito las anécdotas que mejor reflejen los detalles que hacían de mi hermano una persona tan especial. Los apodos a cada uno de sus hermanos y sobrinos.
Ofrezcamos, desde la óptica de familiares y amigos, una constancia del carácter y valores que mis sobrinas Karlita y Valita debieron haber conocido directamente de su padre. Sé que nada podrá reemplazar a Juan Carlos. Pero le pido a Ligia que tenga la certeza de que ni a ella, ni a mis sobrinitas habrá de faltarles cariño, consejo o apoyo de especie alguna. Siempre, siempre podrán contar con nosotros.
Finalmente, con el gran desconcierto y profunda tristeza que comparto con mi madre Marina, mis hermanos Elizabeth, Javier, Yoly, Lupita, Israel, Blanqui, Irene, Viky, Tere y Alberto, deseo y pido a Dios Todo Poderoso que el décimo de doce hermanos, orgullo de mi madre de in solo padre, mi gran amigo y mi querido hermano Juan Carlos Escobedo González, descanse en paz.
Huixtla, Chiapas, Mex. Agosto 11 del 2015

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