martes, 12 de mayo de 2020

San Quintín, entre lo bueno y lo malo

BAJA CALIFORNIA
Por: Rosalino Hernández Gómez
Dirigente Antorchista en Ensenada
Redacción/Quihubole!!!
ENSENADA, a 12 de mayo del 2020.- Como es sabido, Baja California destaca en el país por ser una de las entidades de mayor productividad en maquiladoras agrícolas y por ser la puerta del mercado mundial, de tal manera que podemos encontrar infinidad de familias procedentes del interior del país y de centroamérica que, obligados por la falta de oportunidades en su pueblo de origen, la falta de empleo y de ingresos para la manutención de su familia, migran hasta estas tierras con la única finalidad de buscar un mejor modo de vida; para algunos es su destino final, para otros solo es de paso, pero siempre con la esperanza de encontrar el sustento para la familia, mientras dura su estadía en esta entidad.

Baja California cuenta con dos municipios en los cuales la agricultura es una de las actividades más importantes: Mexicali y Ensenada, con características similares, una explotación laboral y un salario mínimo que no es suficiente para cubrir los gastos de primera necesidad como la vivienda, alimentación, vestido, salud y recreación.

 A pesar de estar asentado en una zona desértica con clima adverso, el Valle de Mexicali cuenta con una producción agrícola eficiente en alrededor de 180 mil hectáreas, en las que el uso sustentable del agua es fundamental para la siembra de trigo, algodón, alfalfa, cebolla, jitomate, maíz y espárragos, entre otros, que se consumen en México y Estados Unidos.

La otra zona agrícola importante es la de Ensenada, posicionada  en el primer lugar de producción y productividad agroalimentaria de Baja California, con algo menos del 20 por ciento de la superficie sembrada en BC, los valles agrícolas de Ensenada, como San Quintín, El Rosario, Santo Tomás, Ojos Negros, Guadalupe y Maneadero, entre otros, en los cuales la productividad por hectárea es mayor que el resto del estado y el valor de lo producido alcanza poco más del 50 por ciento del total estatal. En Ensenada se cultivan los productos de mayor valor de mercado como la fresa, tomate, berries, uvas, melón, sandía, flores, hortalizas minis y tradicionales, entre otras, la mayor parte de exportación a los Estados Unidos y países asiáticos.

De esta zona agrícola la más importante es el Valle de San Quintín, que se conforma por un grupo  de poblaciones ubicadas al  sur del municipio de Ensenada, habitada por jornaleros que llegan principalmente de los estados del sur del país, como Oaxaca y Guerrero. Lo bueno es que son grandes extensiones de terrenos que se han acondicionado para obligarla a dar frutos, con la técnica más popular de riego que es a través del goteo, inventada en Israel en la década de 1960 y que aprovecha hasta la última gota de agua para nutrir las plantas. Con esta técnica vemos los cultivos de pepinos y jitomates, en donde los primeros se cuelgan desde arriba para que no se arrastren. Además San Quintín se ha especializado en el tema de las bayas o “berris” como se conocen ahí. Fresas, zarzamoras y arándanos que se cultivan, en ocasiones, con pesticidas orgánicos.

Las fresas son casi todas perfectas, llenas de sabor y jugosidad, y los arándanos crecen gordos y brillantes, producidos para su venta en Whole Foods y otros mercados orgánicos de Estados Unidos. Todo esto es bueno para el municipio, el estado y el país, todo esto es bueno para las empresas Driscolls, BerryMex y la Empresa Agrícola del Noroeste, conocida como El Rancho Los Pinos que son las mayores empresas de la región y mejoran sus ganancias.

Lo malo es que para producir toda esta variedad de frutas y verduras: fresas, calabazas, pepinos y bayas, son cultivadas en condiciones deplorables; infrahumanas; sin prestaciones; sin seguro médico o cuando mucho un pase otorgado por la empresa, que medio atienden en los hospitales de la región, por cierto insuficiente y pésimo servicio; un contrato que se renueva cada tres meses; explotación laboral y un salario mal pagado que no es suficiente para cubrir los gastos de primera necesidad.

Con un salario raquítico, a los jornaleros solo les alcanza para comprar en pagos un lote en breña y sin servicios, es así como San Quintín se ha venido poblando con asentamientos irregulares y sin servicios y estando en condiciones irregulares el gobierno no electrifica, no lleva red de agua potable, no pavimenta, no ofrece programas sociales que ayuden a mejorar el desarrollo humano de esta zona agrícola.

Ante esta situación no queda otra opción más que organizarse y luchar para cambiar las condiciones materiales del lugar donde vive el pueblo, asimismo, para cambiar las condiciones laborales, esta opción es la que ofrece el Movimiento Antorchista Nacional y con ello evitar  que los políticos tradicionales y el mismo gobierno se aprovechen de la necesidad del pueblo trabajador, evitar ser engañados como en el caso de la municipalización de San Quintín; ha pasado el plazo que tenía el gobierno y el congreso para formar el consejo municipal que echará andar el municipio y llevar a elecciones electorales para elegir el primer presidente municipal de San Quintín,  quizás argumenten que están centrados en atender la PANDEMIA Covid19.

Sin embargo, en los hechos, no hay un programa que ayude evitar la propagación del coronavirus, solo llamar a quedarse en casa, no ayudará en nada y los apoyos alimenticios que se han entregado no son suficientes y no se entrega al pueblo en general, solo a unos cuantos, que garantizan fidelidad al partido en el poder; el pueblo necesita de un programa alimenticio e integral, que beneficie a toda la población, un programa alimenticio sin distinción de partidos o ideología, eso es a lo que propone el Movimiento Antorchista Nacional, nada más pero nada menos.

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