Por: Aquiles Córdova Morán
Sr. Dr. Tuirán: agradezco sinceramente la deferencia de
responder, con sendas cartas personales, a los dos artículos en que me he
referido a los serios problemas (serios a mi juicio) por los que atraviesa la
Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria (DGETA), a partir del
momento en que usted se hizo cargo de la Subsecretaría de Educación Media
Superior (SEMS) de la SEP. Su amabilidad es tanto más digna de reconocimiento por
cuanto que gestos como éste no son nada comunes en nuestro medio político,
poblado, como el jardín del cuento-poema de Rubén Darío, por “el triunfo de los
pavos reales” que casi nunca se dignan voltear hacia quien consideran inferior
a ellos, que es, precisamente, el caso mío.
A continuación, expongo brevemente algunos hechos y
argumentos que, movido por su última
carta, he tenido que investigar y estudiar en forma más cuidadosa y puntual y
que, dicho sea con todo respeto, no coinciden, en todo o en parte, con su
argumentación.
1.- Respecto al cese de los Subdirectores de
Coordinación de Enlace Operativo (SCEOs), usted afirma que se hizo en
cumplimiento de una determinación de
la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD). Sorprende, sin
embargo, que tal determinación se
haya aplicado sólo a los SCEOs de DGETA y
DGETI, pero no a los Representantes
de Educación Media Superior (RESEMS), que dependen directamente de usted y
que se hallaban exactamente en la misma situación legal. Al violarse
flagrantemente el principio de universalidad
en su aplicación que toda ley debe respetar y cumplir, el argumento
esgrimido en su carta pierde toda legitimidad y validez, y la determinación invocada se transforma en
garrote represivo para unos y en justificación de los favores y privilegios otorgados
a otros. Puede alegarse que la propia determinación
de la CNSPD dejaba abierta la posibilidad de que un docente desempeñara
funciones no previstas en la ley,
siempre y cuando se sometiera a un programa de regularización de la propia
CNSPD; pero, si ese fuera el caso, ello no anularía sino que reforzaría más la
parcialidad de quien aplicó esa salvedad a unos y se la negó a otros. La
normatividad interna ordena, según tengo entendido, que una manipulación tal de
la reglamentación debe ser sancionada por el respectivo Órgano Interno de
Control, cosa que, según se ve, no ha ocurrido en este caso, añadiendo así la
impunidad a la injusticia.
2.- Para apuntalar la legitimidad del cese de los
SCEOs, usted asegura que el propio Director de DGETA avaló con su firma esa decisión,
lo cual, según mi somera investigación, es formalmente cierto. Sin embargo,
también pude comprobar que esa firma se dio obedeciendo a una orden directa y perentoria
de usted, misma que fue emitida pocas horas antes de la reunión a que estaban
convocados los Subdirectores de los SCEOs en la que se les informaría de su
cese. Vale entonces decir que dicha firma fue arrancada por la fuerza y no por
la convicción o el convencimiento. Además, el cese fue comunicado a los
interesados mediante un documento que tuvo que haberse impreso con toda
antelación, lo que probaría que la decisión estaba tomada con una anticipación
por lo menos igual a la impresión del documento. No hubo lugar a discusión ni
defensa alguna.
3.- Respecto a la estructura de supervisión que
sustituye a los SCEOs, dice usted con razón que ya cuenta con la autorización
de la Dirección General de Innovación, Calidad y Organización (DGICO); pero el dato
escueto oculta el hecho de que la facultad para concentrar en sus manos la supervisión
(que antes correspondía a DGETA y a DGETI) le fue otorgada por el señor Secretario Nuño a finales del año pasado, es
decir, cuando aún no tenía usted ninguna estructura legal que desempeñara esa
función. Sabía usted, además, que Hacienda no autorizaba ningún pago a supervisores
precisamente porque no había ninguna estructura legalmente reconocida; y mientras
formaba usted su propio aparato, la DGICO le hizo saber que, de hacerlo, duplicaría
la función que ya venían realizando DGETA y DGETI, por lo que era indispensable
consultar con la CNSPD y con la Unidad de Asuntos Jurídicos de la SEP, so pena
de incurrir en una falta administrativa que ameritaría la sanción correspondiente.
La influencia y el apoyo de que goza el Dr. Tuirán permitieron pasar por alto
la advertencia y la sanción, pero no volver legal lo que era y es ilegal de
origen. Por eso, la estructura de supervisión que usted formó no recibió ningún
pago de Hacienda sino hasta que obtuvo su reconocimiento legal; y en ese momento,
los nuevos supervisores cobraron sus servicios con retroactividad al mes de
enero de los corrientes, a pesar de que existían desde septiembre del año
anterior. De ello deduzco, Dr. Tuirán, que se ocultó la verdad al Sr.
Secretario Nuño para poder conseguir la tan ansiada centralización de la supervisión
y el control de todo el subsistema.
4.- Dice usted que la matrícula de DGETA crece a un 4%
anual en lo que va de su administración, y esto no es cierto. Según el formato
911 al que usted alude, hasta 2012 no se contabilizaba la matrícula
correspondiente al Sistema Abierto de Educación Tecnológica Agropecuaria
(SAETA), lo cual comenzó a hacerse a partir de 2013. Esto quiere decir que el
crecimiento que usted maneja se debe a este cambio puramente contable de la matrícula
y no a un crecimiento real de la misma. Es cierto, en cambio, que en el periodo
creció la plantilla docente; pero no se aclara que eso se logró reduciendo el
personal de tiempo completo y el de asignatura, y haciendo que todo profesor
titular C pasara a la categoría de profesor asociado A. Esto permitió incrementar
las plazas con jornadas de 20 y 30 horas para cubrir la demanda de los
planteles. Es decir, se incrementó la cantidad sacrificando la calidad de la
educación que imparte DGETA. No creo, Doctor, que nadie pueda o deba enorgullecerse
de eso.
5.- Sobre el desarrollo del sistema, es verdad que se
ha autorizado la conversión de cuatro extensiones previamente existentes en
planteles autónomos y la creación de tres planteles nuevos. Pero opino que hay
que tener en cuenta que son las primeras y únicas autorizaciones en los tres
años y medio que lleva su gestión, a lo que hay que sumar el tiempo que todavía
tardarán esas autorizaciones para hacerse realidad. ¿Es eso una expansión
plausible y verdadera del Sistema de Bachilleratos Agropecuarios? En fecha
próxima, presentaremos varias solicitudes a DGETA para la creación de nuevos
CBTAs para la población estudiantil más marginada; será ésta una buena
oportunidad de comprobar que tan real y firme es su voluntad de apoyar la
expansión de DGETA, hasta cubrir la demanda educativa de los hijos de los
campesinos pobres.
6.- Sobre los Telebachilleratos, dice usted que no
quieren ni pueden competir con los CBTAs, tanto porque se ubican en poblados
pequeños donde aquellos no operan, como porque dependen de los gobierno
estatales. Sobre lo primero, pienso que no refuta, sino confirma mi idea de que
a los jóvenes más humildes se les engaña con un sucedáneo vil en vez de la
educación de calidad que piden. ¿Qué harán los egresados de tales planteles? ¿A
qué se dedicarán si carecen de competencia académica y de formación suficiente
para el trabajo productivo? ¿Se irán de “mojados” o se incorporarán a las
bandas del narcotráfico? Respecto a lo segundo, el proyecto que les dio vida
promete que el primer año la federación aportará el 100% de su financiamiento y
que, a partir del segundo, aportará el 50% del mismo. Así, no es del todo
cierto, Dr. Tuirán, que su Subsecretaría no tenga arte ni parte en el engendro
de los Telebachilleratos.
Sobre el resto de la problemática de DGETA no quiero
ya pronunciarme, tanto por razón de espacio como porque no creo útil hacer de
esto un torneo de ping pong, una feria de dimes y diretes que la propia
realidad se encargará de desmentir o de confirmar. Esta será, pues, mi última intervención
pública sobre el asunto. Pero, en pago a su amabilidad, quiero alertarlo, Dr.
Tuirán, sobre la imagen generalizada de hombre autoritario que no permite a sus
subordinados opinar con libertad o defenderse, derechista recalcitrante y ajeno
a los problemas del campo y de la educación de los hijos del campesino, que tiene
usted en casi todo el ámbito de los Bachilleratos Agropecuarios. Ud. sabrá que
hacer con tal información. Le aclaro, además, que la organización a que
pertenezco, el Movimiento Antorchista Nacional, está en todos los estados del
país y muy cerca de los planteles de DGETA, en los cuales estudian muchos de
los hijos de nuestros agremiados. Esta es la razón por la que el problema nos
atañe muy de cerca y por la cual estaremos pendientes del desarrollo y desenlace
de la difícil situación en que se ha colocado a esa Dirección. Su buen
funcionamiento es vital para todo el sector rural de nuestro país, que es en el
cual y con el cual Antorcha trabaja y lucha. Vale.
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