domingo, 31 de julio de 2016

RESPUESTA AL SUBSECRETARIO DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR DE LA SEP

Por: Aquiles Córdova Morán
Sr. Dr. Tuirán: agradezco sinceramente la deferencia de responder, con sendas cartas personales, a los dos artículos en que me he referido a los serios problemas (serios a mi juicio) por los que atraviesa la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria (DGETA), a partir del momento en que usted se hizo cargo de la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS) de la SEP. Su amabilidad es tanto más digna de reconocimiento por cuanto que gestos como éste no son nada comunes en nuestro medio político, poblado, como el jardín del cuento-poema de Rubén Darío, por “el triunfo de los pavos reales” que casi nunca se dignan voltear hacia quien consideran inferior a ellos, que es, precisamente, el caso mío.
A continuación, expongo brevemente algunos hechos y argumentos  que, movido por su última carta, he tenido que investigar y estudiar en forma más cuidadosa y puntual y que, dicho sea con todo respeto, no coinciden, en todo o en parte, con su argumentación.
1.- Respecto al cese de los Subdirectores de Coordinación de Enlace Operativo (SCEOs), usted afirma que se hizo en cumplimiento de una determinación de la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD). Sorprende, sin embargo, que tal determinación se haya aplicado sólo a los SCEOs de DGETA y DGETI, pero no a los Representantes de Educación Media Superior (RESEMS), que dependen directamente de usted y que se hallaban exactamente en la misma situación legal. Al violarse flagrantemente el principio de universalidad en su aplicación que toda ley debe respetar y cumplir, el argumento esgrimido en su carta pierde toda legitimidad y validez, y la determinación invocada se transforma en garrote represivo para unos y en justificación de los favores y privilegios otorgados a otros. Puede alegarse que la propia determinación de la CNSPD dejaba abierta la posibilidad de que un docente desempeñara funciones no previstas en la ley, siempre y cuando se sometiera a un programa de regularización de la propia CNSPD; pero, si ese fuera el caso, ello no anularía sino que reforzaría más la parcialidad de quien aplicó esa salvedad a unos y se la negó a otros. La normatividad interna ordena, según tengo entendido, que una manipulación tal de la reglamentación debe ser sancionada por el respectivo Órgano Interno de Control, cosa que, según se ve, no ha ocurrido en este caso, añadiendo así la impunidad a la injusticia.
2.- Para apuntalar la legitimidad del cese de los SCEOs, usted asegura que el propio Director de DGETA avaló con su firma esa decisión, lo cual, según mi somera investigación, es formalmente cierto. Sin embargo, también pude comprobar que esa firma se dio obedeciendo a una orden directa y perentoria de usted, misma que fue emitida pocas horas antes de la reunión a que estaban convocados los Subdirectores de los SCEOs en la que se les informaría de su cese. Vale entonces decir que dicha firma fue arrancada por la fuerza y no por la convicción o el convencimiento. Además, el cese fue comunicado a los interesados mediante un documento que tuvo que haberse impreso con toda antelación, lo que probaría que la decisión estaba tomada con una anticipación por lo menos igual a la impresión del documento. No hubo lugar a discusión ni defensa alguna.
3.- Respecto a la estructura de supervisión que sustituye a los SCEOs, dice usted con razón que ya cuenta con la autorización de la Dirección General de Innovación, Calidad y Organización (DGICO); pero el dato escueto oculta el hecho de que la facultad para concentrar en sus manos la supervisión (que antes correspondía a DGETA y a DGETI) le fue otorgada por el señor  Secretario Nuño a finales del año pasado, es decir, cuando aún no tenía usted ninguna estructura legal que desempeñara esa función. Sabía usted, además, que Hacienda no autorizaba ningún pago a supervisores precisamente porque no había ninguna estructura legalmente reconocida; y mientras formaba usted su propio aparato, la DGICO le hizo saber que, de hacerlo, duplicaría la función que ya venían realizando DGETA y DGETI, por lo que era indispensable consultar con la CNSPD y con la Unidad de Asuntos Jurídicos de la SEP, so pena de incurrir en una falta administrativa que ameritaría la sanción correspondiente. La influencia y el apoyo de que goza el Dr. Tuirán permitieron pasar por alto la advertencia y la sanción, pero no volver legal lo que era y es ilegal de origen. Por eso, la estructura de supervisión que usted formó no recibió ningún pago de Hacienda sino hasta que obtuvo su reconocimiento legal; y en ese momento, los nuevos supervisores cobraron sus servicios con retroactividad al mes de enero de los corrientes, a pesar de que existían desde septiembre del año anterior. De ello deduzco, Dr. Tuirán, que se ocultó la verdad al Sr. Secretario Nuño para poder conseguir la tan ansiada centralización de la supervisión y el control de todo el subsistema.
4.- Dice usted que la matrícula de DGETA crece a un 4% anual en lo que va de su administración, y esto no es cierto. Según el formato 911 al que usted alude, hasta 2012 no se contabilizaba la matrícula correspondiente al Sistema Abierto de Educación Tecnológica Agropecuaria (SAETA), lo cual comenzó a hacerse a partir de 2013. Esto quiere decir que el crecimiento que usted maneja se debe a este cambio puramente contable de la matrícula y no a un crecimiento real de la misma. Es cierto, en cambio, que en el periodo creció la plantilla docente; pero no se aclara que eso se logró reduciendo el personal de tiempo completo y el de asignatura, y haciendo que todo profesor titular C pasara a la categoría de profesor asociado A. Esto permitió incrementar las plazas con jornadas de 20 y 30 horas para cubrir la demanda de los planteles. Es decir, se incrementó la cantidad sacrificando la calidad de la educación que imparte DGETA. No creo, Doctor, que nadie pueda o deba enorgullecerse de eso.
5.- Sobre el desarrollo del sistema, es verdad que se ha autorizado la conversión de cuatro extensiones previamente existentes en planteles autónomos y la creación de tres planteles nuevos. Pero opino que hay que tener en cuenta que son las primeras y únicas autorizaciones en los tres años y medio que lleva su gestión, a lo que hay que sumar el tiempo que todavía tardarán esas autorizaciones para hacerse realidad. ¿Es eso una expansión plausible y verdadera del Sistema de Bachilleratos Agropecuarios? En fecha próxima, presentaremos varias solicitudes a DGETA para la creación de nuevos CBTAs para la población estudiantil más marginada; será ésta una buena oportunidad de comprobar que tan real y firme es su voluntad de apoyar la expansión de DGETA, hasta cubrir la demanda educativa de los hijos de los campesinos pobres.
6.- Sobre los Telebachilleratos, dice usted que no quieren ni pueden competir con los CBTAs, tanto porque se ubican en poblados pequeños donde aquellos no operan, como porque dependen de los gobierno estatales. Sobre lo primero, pienso que no refuta, sino confirma mi idea de que a los jóvenes más humildes se les engaña con un sucedáneo vil en vez de la educación de calidad que piden. ¿Qué harán los egresados de tales planteles? ¿A qué se dedicarán si carecen de competencia académica y de formación suficiente para el trabajo productivo? ¿Se irán de “mojados” o se incorporarán a las bandas del narcotráfico? Respecto a lo segundo, el proyecto que les dio vida promete que el primer año la federación aportará el 100% de su financiamiento y que, a partir del segundo, aportará el 50% del mismo. Así, no es del todo cierto, Dr. Tuirán, que su Subsecretaría no tenga arte ni parte en el engendro de los Telebachilleratos. 
Sobre el resto de la problemática de DGETA no quiero ya pronunciarme, tanto por razón de espacio como porque no creo útil hacer de esto un torneo de ping pong, una feria de dimes y diretes que la propia realidad se encargará de desmentir o de confirmar. Esta será, pues, mi última intervención pública sobre el asunto. Pero, en pago a su amabilidad, quiero alertarlo, Dr. Tuirán, sobre la imagen generalizada de hombre autoritario que no permite a sus subordinados opinar con libertad o defenderse, derechista recalcitrante y ajeno a los problemas del campo y de la educación de los hijos del campesino, que tiene usted en casi todo el ámbito de los Bachilleratos Agropecuarios. Ud. sabrá que hacer con tal información. Le aclaro, además, que la organización a que pertenezco, el Movimiento Antorchista Nacional, está en todos los estados del país y muy cerca de los planteles de DGETA, en los cuales estudian muchos de los hijos de nuestros agremiados. Esta es la razón por la que el problema nos atañe muy de cerca y por la cual estaremos pendientes del desarrollo y desenlace de la difícil situación en que se ha colocado a esa Dirección. Su buen funcionamiento es vital para todo el sector rural de nuestro país, que es en el cual y con el cual Antorcha trabaja y lucha. Vale.    

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