ADIÓS A UN MAESTRO DEL
PERIODISMO CERCANO AL PODER
La Redacción
Con la muerte del icono del oficialismo en materia de periodismo en la
última parte del siglo XX en México, de Don Jacobo Zabludovsky, termina una era
en la que la comunicación del poder fue una constante y este personaje fue un
icono de lo que representaba el sistema político apenas unas décadas con una cerrazón
a la crítica.
Zabludovsky, el conductor de los lentes cuadrados y los grandes
audífonos de diadema, fue la única figura informativa en la televisión durante
buena parte del último cuarto de siglo en México.
Ahora ante el paso de los años y el papel que jugóZabludovsky con el
poder político es criticado por ser un “vocero” de las versiones oficiales del
gobierno. Y él mismo reconocería, en entrevistas recientes, que eran muy pocas
las posibilidades de escapar a la censura en un país donde los tres poderes
estaban en manos de un solo partido.
Su noticiero, 24 horas estuvo al aire en cinco sexenios presidenciales
(27 años), comenzando por el de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). De ese
periodo, Vicente Leñero escribió en la Revista de la Universidad de México:
“Auxiliándose en Veinticuatro Horas se enderezó la campaña contra el
Excélsior de Julio Scherer desde la
presidencia de un Echeverría enfurecido e implacable”. Sin embargo las
circunstancias lo obligaron a ello y actual como lo hizo, pero combinó esas
mordaces acciones con periodismos joven y renovado ahí están las entrevistas y
cobertura de los principales acontecimientos de la realidad mexicana como fue
el caso de su reporteo y descripción de los hechos del terremoto de 1985.
Como olvidar que antes de su llegada al poder, Zabludovsky había
apoyado su candidatura. El 26 de octubre de 1969 dijo en televisión nacional:
“El señor licenciado Echeverría es un hombre con una gran dedicación a México,
con una vocación por servir a sus compatriotas (...) En lo personal es un
hombre con ángel, es un hombre culto, es un hombre que sabe ganarse a sus
amigos y conservarlos”.
Zabludovsky no sólo es recordado por sus comentarios sino también por
sus omisiones. Dice la leyenda que su nota después del 2 de octubre de 1968 fue
sobre el clima soleado en la Ciudad de Mé
Tampoco hizo comentario alguno acerca de la masacre de 1971 conocida
como “El Halconazo”, en la que un grupo de paramilitares asesinó a decenas de
estudiantes en la primera manifestación organizada desde la matanza de
Tlatelolco.
Eran tiempos de un férreo control gubernamental sobre los medios de
comunicación. Dos años después de su llegada al poder, el presidente José López
Portillo (1976-1982) nombró como “jefe de imagen” de sus actividades a Emilio
Azcárraga Milmo, el jefe directo del conductor estelar. En su libro, Nación TV, el escritor Fabrizio
Mejía Madrid cita una entrevista que Zabludovsky le hizo al presidente Miguel
de la Madrid (1982-1988):
“Es usted, señor presidente, un
líder sereno, seguro y equilibrado”, diría el periodista para comenzar. Y Mejía
Madrid añade: “El presidente sonrió con el gesto de la barbilla que usaba como
un escudo. Se le había caído lo demás: la ciudad, la policía, la economía, su
sucesor había llegado con un fraude electoral”.
Según varias agencias uno de los capítulos más oscuros de la carrera de
Zabludovsky fue el periodo posterior a la elección de Carlos Salinas de Gortari
(1988-1994) frente al izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas: “24 horas dio a Salinas
de Gortari una cobertura de 141 minutos en el transcurso de dos meses y medio
mientras que a Cárdenas sólo cerca de nueve minutos en el mismo periodo”.
Cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se levantó
en armas, el 1 de enero de 1994, Zabludovsky se refirió a los zapatistas como
transgresores de la ley. “Si el propósito era desestabilizar la economía, lo
lograron en gran medida”, señaló el presentador en televisión.
Pero los años noventa, en plena apertura económica, el panorama
informativo comenzaba a ampliarse. La desconfianza hacia el noticiero de
Zabludovsky quedó explícita en la canción de la banda Molotov.¡Que no te haga
bobo Jacobo!. Cuando 24 horas llegó a su
fin después de la muerte del “Tigre” Azcárraga, el presidente en turno, Ernesto
Zedillo (1994-2000), agradeció públicamente la generosa labor del periodista: “Has
sido en estas casi tres décadas un especial testigo y relator de la historia
reciente de México y el mundo”.
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