miércoles, 3 de junio de 2015

Nuestra palabra

Momento decisivo

Baja California ha tenido un enorme cambio en el último mes como resultado de la toma de conciencia de la ciudadanía respecto a la grave crisis de un sistema carcomido por la corrupción extendida en todas las estructuras del poder y de la misma sociedad.

La reacción de un muy importante segmento de la población que ha tomado postura activa contra ese sistema y el repudio del resto de la ciudadanía al comportamiento de la clase política, abre la esperanza de que puedan producirse los cambios de fondo que se imponen como necesarios.

Pero si bien es importante mantener el ritmo del reclamo y la exigencia, es fundamental insistir en que los corruptos tienen que ser sometidos al debido proceso para que reciban el castigo correspondiente y, algo muy importante, para que se pueda operar la extinción de dominio para expropiarles todo lo que ha significado su enriquecimiento ilícito.

La historia demuestra que sin que se sienten ejemplares precedentes, no se puede pretender que haya resultados distintos en el futuro. Los que aspiran al ejercicio de alguna función pública tienen que tener la certeza de que cualquier abuso o desmán será castigado con todo el peso de la ley porque no podemos seguir sometidos a autoridades que en vez de servir llegan a robar de manera descarada para incrementar su patrimonio.

El cambio de sistema tiene que ir de la mano de una constante y fuerte exigencia de la ciudadanía para que termine la impunidad que construyeron para proteger precisamente a los corruptos. Una impunidad que se ha extendido de manera terrible en el país y que ha aflorado ahora gracias al trabajo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad que está haciendo investigaciones serias y poniendo contra la pared también al sistema de justicia que se está evidenciando como parte de todo un sistema diseñado para garantizar el saqueo del Estado aún a costa de la salud y de las graves condiciones de pobreza de la población.


La misma presión que se ha ejercido para hacer ver la inconformidad de la ciudadanía con autoridades corruptas, tiene que mostrarse hacia los administradores de justicia que operan como instrumentos de la impunidad, puesto que en Baja California todo mundo tiene que saber que los ciudadanos fuimos rebalsados por tanta desfachatez y no estamos dispuestos a dar un paso atrás en nuestro reclamo por un sistema diferente en el que el Estado realmente esté al servicio del bien común con políticos que sepan que cualquier robo será fiscalizado, severamente repudiado y objeto de castigo ejemplar que incluye expropiar todo bien mal habido.

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