miércoles, 3 de diciembre de 2025

El indiscutible legado de Andrés Manuel

Por: Alberto González Martínez 
(Ing. Quim) 

Nos guste o no, lo aceptemos o no, dentro del legado de Andrés Manuel López Obrador destacan dos hechos irrefutables: la libertad de expresión y el respeto e impulso a las mujeres dentro de la política. 

Hay muchas cosas positivas más, como resultado de su gestión. También quedaron muchos pendientes, que nos mostraron que un sexenio es muy breve para enderezar lo que estuvo chueco desde siempre.

Pero, a mi juicio, lo más trascendente para la vida nacional fue la promoción a la libertad de expresión y posibilitar que una mujer alcanzara la Presidencia de la República por primera vez en nuestra historia. 

¿Por qué es particularmente importante el apoyo y respeto a la libre expresión? 

Porque nunca antes nuestra gente se había atrevido a criticar a sus gobernantes, a cuestionar sus desempeños, a señalar sus yerros y sinvergüenzadas. 

Y de 2018 en adelante, muchos miedos se derrumbaron estrepitosamente: lo que nunca le dijeron a Salinas de Gortari, a Fox, a Calderón, a Peña, se lo dijeron -hasta con leperadas, para presumir nuestro florido léxico- a Andrés Manuel y él aguantó a pie firme porque siempre ha sabido que ésos son los riesgos de no coartar la libre expresión de las ideas.

Los prianistas fueron los que más se envalentonaron: durante décadas, se acostumbraron a inclinar la cerviz e hicieron del servilismo su principal característica. 

Hasta a los presidentes municipales los veían como santones a los que debían venerar. Cada que les preguntaban la hora, modositos respondían: "la hora que usted diga, Señor Presidente".

Y del 2018 en adelante, todas las cadenas que obligaban a los prianistas -con contadas excepciones- a ser sumisos, serviles y lambiscones, se rompieron para siempre. 

Por eso es algo que yo celebro: la decisión de Andrés Manuel -de impulsar la libre expresión- modificó la conducta de millones de compatriotas. Que lo reconozcan o no, ya es otro asunto.

De ahí que no me cause ninguna sorpresa que su breve video dominical haya desatado un enorme revuelo, que todavía continúa dentro y fuera de nuestras fronteras.

Me queda claro que lo odian y lo quieren. Pero sigue siendo ave de tempestades. Sin poner un pie fuera de su casa, alborotó el hormiguero y hasta logró que los más chimuelos se pusieran a masticar vidrios.

Y en cuanto a la inclusión y empuje a las mujeres para ocupar todo tipo de responsabilidades no requiero muchos párrafos para argumentar al respecto. 

Millones de mujeres, que porcentualmente son mayoría en este México nuestro, deben reconocerlo, sin regatearle el mérito a Andrés. 

Que las vísceras no le permitan, a cierto segmento de nuestra población, usar el cerebro con frialdad y mesura, es otro asunto.

En lo que a mí toca, agradezco y reconozco a Andrés Manuel por haber garantizado la libre expresión y la participación de las mujeres en todos los niveles de la administración pública. 

¿Voy bien o me regreso?

No hay comentarios:

Publicar un comentario