Exal Baltazar Juan Avila/APyPM |
VERDE.
Antes de profundizar en el tema, me
gustaría recordar la definición de cada uno de esas palabras que son parte de
la vida del ser humano y que nos identifica y nos coloca en una tabla del 1 al
10 en una controversial calificación.
El arte (del latín ars) es el concepto
que engloba todas las creaciones realizadas por el ser humano para expresar una
visión sensible acerca del mundo, ya sea real o imaginario. Mediante recursos
plásticos, lingüísticos o sonoros, el arte permite expresar ideas, emociones,
percepciones y sensaciones.
El término cultura, proviene del latín
cultus, hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades
intelectuales del hombre.
Es una especie de tejido social que
abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada. Por lo
tanto, las costumbres, las prácticas, las maneras de ser, los rituales, los
tipos de vestimenta y las normas de comportamiento son aspectos incluidos en la
cultura.
Otra definición establece que la cultura
es el conjunto de informaciones y habilidades que posee un individuo. Para la
UNESCO, la cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión sobre sí
mismo: a través de ella, el hombre discierne valores y busca nuevas
significaciones.
Mientras que la educación puede
definirse como el proceso de socialización de los individuos. Al educarse, una
persona asimila y aprende conocimientos. La educación también implica una
concienciación cultural y conductual, donde las nuevas generaciones adquieren
los modos de ser de generaciones anteriores.
El proceso educativo se materializa en
una serie de habilidades y valores, que producen cambios intelectuales,
emocionales y sociales en el individuo. De acuerdo al grado de concienciación
alcanzado, estos valores pueden durar toda la vida o sólo un cierto periodo de
tiempo.
En el caso de los niños, la educación
busca fomentar el proceso de estructuración del pensamiento y de las formas de
expresión. Ayuda en el proceso madurativo sensorio-motor y estimula la
integración y la convivencia grupal.
AMARILLO.
El novelista y Premio Nobel de
Literatura José Saramago recordó que en el siglo XIX se pensaba que "por
cada escuela que se construya, se cerrará una cárcel", algo que no se ha
cumplido. El escritor consideró a los maestros como "los auténticos héroes
de nuestro tiempo". En este contexto, añadió: "Estamos confundiendo
cosas complementarias, que son educación e instrucción. Hoy nadie habla de
instrucción, sino de educación, lo cual nos llevaría a pensar que vivimos en
una sociedad perfectamente educada".
En este sentido, Saramago argumentó que
la "auténtica educación no es la educación de saber" datos de cultura
general, "no se trata de eso", sino de "educación en el sentido
del respeto por el otro, de la conciencia de nuestro lugar en la sociedad, de
qué es lo que la sociedad tiene derecho de pedirnos, qué es lo que nosotros
tenemos la obligación de aportar". Desde su punto de vista, "el
problema es la familia, que no educa, no sabe, no puede, y entonces se
transfiere la obligación de la educación para aquellos que sólo pueden
instruir".
ROJO.
Cultura. El carácter camaleónico de esta
palabra, capaz de transformarse de coloración para encajar en los más variados
escenarios y situaciones, es verdaderamente impresionante. Incluso cundo tiene
el sentido restringido de un agregado concreto de realizaciones humanas que
tienen que ver con representación simbólica del mundo, real o imaginario, o con
su conocimiento racional y reflexivo (como el arte, la literatura, el
pensamiento o la ciencia en su dimensión más pura), tampoco hay ni claridad ni
consenso en lo que cabe considerar digno de ser incluido en esta categoría. La
ciencia ha sido expulsada del reino de la cultura: pertenece a otra esfera de
valores y realizaciones, más emparentados con la tecnología que con la
filosofía, la literatura, el arte y los saberes más humanísticos, al menos en
lo que toca a las ciencias físico-naturales. En este sentido sigue vigente la
vieja tesis de C. P. Snow sobre el abismo insalvable que separa a las dos
culturas: la científica y la literaria, a las que el sociólogo Wolf Lepenies
añade una tercera que mediaría entre las dos, la representa por saberes a la
ves humanísticos y científicos, como la sociología.
Así como el arte del más vulgar producto
comercial, socavando desde dentro con su “antiarte” el valor, legitimidad y
particularidad de la creación cultural. El “todo vale” es, además, para
algunos, signo de apertura y receptividad que facilita la compresión de las
corrientes artísticas o intelectuales más novedosas, así como de las formas de
expresión de cualquier grupo o individuo. La “anomia” cultural, en fin, se ha
instalado en las sociedades capitalistas avanzadas.
El hecho de contar con un documento con
logotipo y sello de una universidad no avala la conducta ni percepción que
pueda tener la persona como individuo de estas tres palabras: cultura, arte y
educación ni por más títulos profesionales que pueda tener no le da derecho a
defraudar a las instituciones y menos a un pueblo, y humillar con prepotente
vanidad y soberbia a sus semejantes.
Denise López Espinal
Dir.
Del Inst. Mpal., de la Cultura
Y de
las Artes de Tapachula.
Y al mismo tiempo docente de la UNACH |
Lo anterior haciendo alusión a la recién
egresada, Denise López Espinal; con el mal llamado título de “doctorado” quien
ha confundido que los títulos le da el derecho de no hacer absolutamente nada y
cobrar sueldos tanto en la UNACH como docente, de quien sabe que materia, pero
eso si cobra rigurosamente cada quincena y goza de todas las prestaciones; pero
también cobra, como lo mencione en columnas anteriores, como directora del
nuevo Instituto Municipal de la Cultura y las Artes de Tapachula (antes Casa de
la Cultura Municipal), lo cual el sueldo de 5 mil pesos no es nada comparado
con los 35 mil pesos de compensación que recibe mensualmente.
¿Sabrá que es dignidad?
Debería de reflexionar que con esa
conducta esta vetando la oportunidad a muchos jóvenes y personas que tienen la
vocación para desempeñarse en cualquiera de los puestos que ostenta y que
denigra la ya deteriorada imagen que tenemos los tapachultecos en cuestión
cultural y educativa.
Denise raya en el cinismo y la
desvergüenza al exhibirse públicamente en horas de trabajo, en reuniones
sociales de todo tipo o participando en eventos que nada tienen que ver con
cualquiera de los dos empleos que, inmerecidamente ostenta. ¿Por qué la siguen
sosteniendo en esos puestos?
Denuncias y comentarios:
periodistaexal2015@hotmail.com Cel. y
Wts. 962 10 80 934 Tapachula, Chiapas, México; 16032016
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