Variedad política
Nunca como ahora, llegamos al punto más crítico del cinismo entre
nuestros políticos. También a un estado de conciencia entre nuestros
compatriotas, más claro y revelador, que tarde o temprano habrá de alcanzar el
cenit de su esfera celeste para rebelarse contra esa clase, que ya comenzó a
calar, a encender los ánimos de los mexicanos y a cansar, por lo abusiva e
indolente que se ha tornado.
Los mexicanos pasaron del aletargamiento, a un despertar paulatino que
amenaza con hacer explosión una vez que todas las partes de su inteligencia se
encuentren plenamente alertas. Esto lo debe a quienes se encuentran inmersos en
la actividad política, que han engañado y han abusado, con la idea malsana de
que, al fin y al cabo, los habitantes de este país somos retrasados mentales.
Esa clase es la causante indirecta de que la gente se rebele y
manifieste su rebeldía con actos violentos. Al no disponer de poder, como ella,
vierte sus sentimientos a través de actos indebidos, para convertir su
impotencia en algo visible, capaz de lastimar también. En otro ámbito, encauza
su energía hacia actitudes más recias, que dejan millones de dólares al año,
porque esto convierte a los infelices en poderosos, capaces de codearse con los
pudientes y además de coludirse con los mismos. Es decir, los convierte al fin
en iguales.
Ahora, nuestra sociedad reprocha a los farsantes, casi todos metidos en
las esferas políticas, desde donde exhiben sus mentiras y su asombrosa
capacidad de transformación. Un día militan en la derecha y al otro amanecen en
brazos de la izquierda. Un día golpean al enemigo y al siguiente se dicen
amigos de ellos. Un día se exhiben humildes y al otro dejan ver sin recato el
desprecio que sienten por el pueblo.
Intento hacer un retrato de nuestra clase política, como los que
pertenecen a ella la hacen llamar y de nuestro pueblo, que cobra conciencia de
lo que significa. ¿Cómo podríamos creer en alguien que deja al partido que lo
cobijó durante muchos años y sin pensarlo acepta otro, porque le ofreció una
oportunidad plurinominal para saciar su ambición y para que le sirva de
escondite y escudo?
¿Qué podemos pensar de tantos acomodaticios, que ven a la política como
un negocio seguro, que deja enormes dividendos sin invertir nada? A pesar del
escaño, seguramente a los embusteros no le será fácil conciliar el sueño, por
eso el fuero pronto deberá dejar de serlo.
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