miércoles, 1 de octubre de 2025

Liderazgo burocrático no Mentir, no traicionar y no robar?

Nada Personal

Por: Jorge Escobedo 

En opinión de Humberto Murillo, mejor conocido en el gremio sindical como “El Capi Murillo”, a medida que el final de la actual dirigencia sindical cobra distancia, algunos de los temas y asuntos que menciona se encuentran sumidos por el manto de una gestión sindical que se decía impoluta comienzan a salir a la luz pública. 

Lo anterior, luego de resumir en su cuenta de Faceboock El Capi Murillo percibe falta de liderazgo, principios básicos del sindicalismo, vocación de servir, responsabilidad laboral, trayectoria sindical, firmeza en convicciones y lealtad a la confianza. 

De acuerdo con el título de nuestro tema, relacionado con la frase que se hizo famosa luego del pronunciamiento de su creador, Andrés Manuel López Obrador, ex presidente de México, mentir, traicionar y robar rompen el esquema de un liderazgo de un gremio sindicalista que ilusionados esperaban. 

Es decir, de acuerdo con la percepción del Capi Murillo, de una dirigencia con principios básicos del sindicalismo, va contra el sentir de la base sindical que hace del poder del sindicato una responsabilidad unipersonal acotada por el marcado interés que recibió desde el primer día que los sindicalizados le brindaron el voto de confianza en contubernio de una cúpula política. 

El líder actual ha sido el gran detractor de la vida pública de sus representados. Este último año se percibe un claro panorama negativo en su ultimo informe sobre el apego a no mentir, no robar, no traicionar. 

Gana el poder cuando convergen dos impulsos, el derivado del descontento generalizado de sus representados con el orden de cosas y el compromiso de no acabar con la corrupción, el abuso y la desigualdad de beneficios por parte del patrón hacia los trabajadores. 

El encuentro entre anhelo y promesa cobró tal fuerza que significó un triunfo amplio desde la elección tras  proclamar Secretario General del Sindicato de trabajadores al servicio del Estado, una sólida mayoría en el sindicato y un aval popular que le sirvió para concentrar el poder a contrapelo de la legalidad, para buscar la dirigencia estatal que provoco la división y las libertades del sindicalismo tras proclamarse líder estatal de los burócratas. 

El esquema de ejercicio del poder una vez que el líder actual concluya su dirigencia se construye a partir de la opinión acertada del capi Murillo, por lo pronto, el primero los competidores por la candidatura levanta la voz, con la idea de modificar la esencia misma de una dirigencia con principios básicos del sindicalismo,  para que los límites se impongan no mediante las instituciones y la representación patronal, sino con un modelo de poder compartido. 

La de una gestoría no representativa en su dirigencia para dar continuidad y hacer realidad su última etapa, la desconfianza en el sindicalismo bajacaliforniano con el poder sindical y su independencia, lo peor, hacer que el personal sindicalizad perdiera la fuerza hegemónica con el cambio en las reglas electorales impuestas para impedir que su máximo ganador de la ultimas elecciones así como la de integración de grupos con presencia en las delegaciones. 

Pocos advierten que las decisiones del actual dirigente  se tomaron a partir de las necesidades propias de la responsabilidad. Así, el cambio en la acción contra los beneficios de los trabajadores se deriva del objetivo de salvaguardar al régimen de una de sus mayores amenazas. La pérdida de bases sindicales, aumentos salariales y las prestaciones que dejó de ser garantía para combatir el rezago enorme de las jubilaciones debido a lo que tanto se dice en los comentarios de corrupción temprana y al más alto nivel al interior, las redes. 

Mismas que tarde o temprano saldrán a relucir en la entrega de estafeta al concluir la actual dirigencia sindical, las que como en su mayoría, los dirigentes, salen con la cola entre las patas, pero eso si, como dice la canción borincana, “salen locos de contentos con su cargamento para la ciudad”. 

Por lo pronto, al menos el Capi Murillo es el primero no de levantar la mano, para dar la cara y por si fuera poco. haciendo señalamientos y adelantando a los trabajadores sindicalizados que tengan en cuenta que “la próxima elección no será para nada igual que las demás” –al buen encendedor, pocos cerillos–, pero que conste, no es… Nada personal.

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