Referente a la obra, la calificó de “excepcional”, pues se realizó en cuatro años y medio, luego de 40 años en que no se construía una refinería de petróleo en nuestro país.
López Obrador destacó que las pasadas administraciones federales sólo se dedicaron a la extracción de este recurso natural, que alcanzó su pico máximo de producción en 2004, cuando se extraían 3.4 millones de barriles diarios, para después acumular 15 años de reducción continua, hasta llegar a 1.7 millones de barriles diarios al inicio de esta administración.
Señaló que la última refinería construida en el país, antes de Dos Bocas, fue la de Salina Cruz, Oaxaca, construida en el gobierno del ex presidente José López Portillo, “y desde entonces se dedicaron nada más a extraer petróleo crudo y a venderlo. Por eso, nos convertimos en importadores de gasolinas, porque vendíamos petróleo crudo, pero también porque ahí estaba el negocio y la corrupción”.
Aseguró que las seis que “nos heredaron las estamos rehabilitando, además estamos construyendo dos plantas coquizadoras nuevas con una inversión de 10 mil millones de dólares. No crédito, sino presupuesto, porque ya se acabó la robadera, aunque no les guste nuestros adversarios, aunque nos insulten”. Recordó que también se adquirió la refinería de Deer Park, en Texas, Estados Unidos, que tiene una capacidad de procesar 340 mil barriles diarios de petróleo. Lo que permitirá que “ya no haya más gasolinazos como en la época de (Felipe) Calderón y (Enrique) Peña Nieto, de esos que quieren regresar, pero ya no se afecta la economía popular”.
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