Con la finalidad de contribuir a la recuperación de especies significativas, la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn), donará 5 mil ceibas o pochotas y 3 mil árboles de sospó a los ayuntamientos, centros educativos o a la sociedad civil que tenga interés en reforestar áreas verdes, centros de esparcimiento común o lugares significativos de la comunidad.
A través de la Dirección de Restauración y Manejo de Microcuencas, se dio a conocer que las instituciones o personas interesadas deberán enviar un oficio dirigido a la titular de la Semahn en el que soliciten la donación, anexando copia de identificación oficial de un representante, copia de comprobante de domicilio y fotos del lugar que se quiere reforestar.
Para cualquier duda o aclaración pueden contactarse al correo restauracion.forestal.sdf@gmail.com; o al Tel: 9616023233. La Dirección de Restauración y Manejo de Microcuencas de la Semahn está ubicada en Calle Río Panuco 851, Colonia Los Laguitos de Tuxtla Gutiérrez.
En dicho lugar se les dará la atención necesaria en cuanto a dudas sobre las características de los árboles, procedimiento para solicitarlos, así como sobre el momento de la entrega. Se recomienda acatar las medidas de seguridad sanitaria al momento de acudir, portar cubrebocas obligatorio y respetar la sana distancia.
Con esta acción se busca contribuir a la recuperación de estas especies de árboles emblemáticos que representan culturalmente a una comunidad. Algunos sobresalen por haber sido sembrados por personajes históricos, otros porque su majestuosidad les ha dado un lugar único en la cultura de los mexicanos y otros por haber atestiguado hechos históricos.
La ceiba o pochota (Ceiba pentandra) cuyo nombre deriva de una antigua palabra caribeña que significa “bote” (para lo que se utilizaban los troncos de este árbol); así como del náhuatl pochotl que significa: padre, madre, jefe, gobernante y protector, es un árbol de 20 a 40 metros pero puede llegar a medir hasta 70 de alto, con tronco recto de tres metros de diámetro, que desarrolla raíces engrosadas en la base del tronco, corteza gris lisa con estrías verde claro, cubierta de espinas, copa globosa que da sombra de hasta 50 metros y follaje con hojas muy vistosas durante algunos meses.
Históricamente la ceiba es considerada en la cultura maya como un árbol sagrado, el árbol de la vida, debido a que, desde su cosmovisión, el tallo se posaba en el mundo terrenal, las raíces bajaban al inframundo y las ramas representaban el soporte del mundo celestial; eran plantados en los centros de los pueblos para que la gente se reuniera a tomar decisiones bajo su sombra.
En Chiapa de Corzo existe una pochota nombrada patrimonio histórico, de más de 500 años de antigüedad. Se dice fue testigo de la invasión española y actualmente aún gozamos de su majestuosa presencia.
El árbol sospó (Pseudobombax ellipticum) cuya flor aparece antes que las hojas, con corola de cinco pétalos de color rojizo, rosa o blanco, es conocido con múltiples nombres, el más antiguo es “Xiloxóchitl”, se compone de las raíces nahuas “xilotl” que formó el nahuatlismo “jilote”, referido a la mazorca de maíz tierno, y “xochitl” “flor”, pudiéndose traducir como “flor de maíz”, “espiga de jilote”, aunque parece significar “estilos de elote” o “cabellos de elote”, lo que se presta muy bien para comparar entre los cabellos rojos o blancos de la flor con los estilos del elote tierno.
Esta especie es endémica de las tierras tropicales, en donde se le reconoce propiedades medicinales para combatir la tos y el asma, dolor de cabeza, dolor de muela, infecciones de vías urinarias y desinfectante, también se usa su leña y madera para utensilios, pero principalmente su flor de color rosa mexicano embellece los lugares.
Árbol que suelta sus hojas por completo, su madera es blanca y tronco de color verdoso, que alcanza hasta 12 metros de altura. Hojas grandes, digitadas, de color rojizo cuando el ejemplar es joven.
Existe una leyenda zoque que dice que la flor guía al sol para que aparezca cada mañana, y le da fuerza a los guerreros que nacieron de una mujer que murió en el parto.
La cultura zoque tiene diferentes rituales que están relacionados con rendirles honor a las mujeres que fallecieron durante el parto como la danza de “Napapok Etzé”, que también se ejecuta en febrero.
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