lunes, 17 de agosto de 2020

Rudos, técnicos y desenmascarados: Bernardo Saldaña

*En la lucha libre no hay campeonatos plurinominales 

*En el rin se juega máscara contra cabellera 

*El público conoce a más luchadores que senadores

*La lucha libre se hace con superhéroes de carne y hueso

Redacción, Quihubole!!!, a 17 de agosto del 2020.- La lucha libre es uno de los espectáculos favoritos para el respetable público. En México, los viejos, las señoras, sus esposos y los niños, todos tienen a su favorito, sea rudo o técnico. Los mexicanos tienen al suyo, un favorito pegado a su corazón, gane o pierda, cuentan con las lealtades, con la preferencia, aunque a veces se le castiga, cuando no da el espectáculo; cuando defrauda por tramposo, cuando se rinde sin pelear. El público tiene su luchador, le va al bueno, porque cuando va perdiendo una caída, parece que va a perder la segunda, se recupera y le da vuelta, para levantarse como ganador. “En el rin no hay plurinominales, hay lucha continua. La lucha libre significa ir al frente, la lucha tiene equidad de género, diversidad de género.” Afirma el sociólogo Bernardo Saldaña.  

Para los mexicanos sólo hay dos bandos, los rudos y los técnicos. Algunos aficionados dan su vida por los rudos, greñudos y groseros, por gandallas, porque pican los ojos, por marrulleros, por descarados e irreverentes, pero se avientan un triple salto mortal desde la tercera cuerda, son vagos, buenos al aplicar la quebradora y otras llaves, porque no se rajan. Los técnicos son lo contrario, bien peinados, se lavan los dientes al acostarse, no dicen groserías, con su pose elegante, no comen tacos en las colonias y en ocasiones son estrellas de cine, contra los vampiros y los marcianos, por tirarse un tiro contra los monstruos y contra las momias, por ir acompañados de alguna princesa. “Más tecnócratas, imponen su autoridad con técnica” explica el sociólogo Bernardo Saldaña. 

La lucha es fiesta cuando se juega de máscara contra cabellera. Rudos y técnicos pueden ser sin máscara y con cabellera o ser tapados y con su mascará, con su nombre de lucha. Para la afición, todos tienen su favorito, técnico o rudo, simplemente es lealtad, ya por su estilo, por su nombre, porque le cae bien, porque se tomó la foto, porque salió en una película, porque lo salvó contra el gas, o contra la luz, porque le hizo un paro, porque es de la banda. Para el sociólogo Bernardo Saldaña “En la cultura popular, la gente conoce más luchadores que senadores. El nombre de un luchador debe llegar al corazón, de ahí la lealtad”.  

Existen luchadores famosos, algunos iniciaron su carrera en el bando de los rudos. “El Santo es un técnico, en su inicio fue de los rudos, Blue Demon y Blue Panther son otros”. El sociólogo Bernardo Saldaña se refiere a los enmascarados, a los que cambian de colores, como Mil Máscaras, a los que quedan al descubierto “La lucha tiene más de 80 años,  existen luchadores a quienes les han arrancado la máscara, y lejos de perder su poder, regresan con un nuevo carisma, más renovados, con más arraigo entre sus seguidores”. 

La lucha libre es un liderazgo popular, es un espectáculo, es ser simple mortal y convertirse en superhéroe. Para estar en el corazón de la gente no siempre se ganan todas las batallas, las luchas son contra los temas más sentidos, para Bernardo Saldaña “si viviera el Santo, se la tendría que rifar contra el Coronavirus y contra las Momias, contra los Zombis y sus seguidores”. El liderazgo se da en los temas populares, en la manera que el luchador se entra en la cultura popular.

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