BAJA CALIFORNIA
Por: Profr. Ignacio Acosta Montes
Redacción/Quihubole!!!
TIJUANA, a 17 de abril de 2019. No es la
primera vez que los antorchistas lo sufren, ni mucho menos la primera que
ocurre en ni en el mundo ni en México: los sátrapas en decadencia recurren a la
represión contra el pueblo, desesperados porque no pueden controlar el
descontento de los que consideran súbditos, más que ciudadanos con derechos. El
pasado 11 de abril en Pachuca, la capital de Hidalgo, el gobernador Omar Fayad,
siguiendo la línea antipopular de sus antecesores Osorio Chong y Olvera Ruiz,
por solo mencionar a los más recientes, quiso contener a más de cuarenta mil
hidalguenses que desde las diferentes regiones de esa entidad se encaminaron a
reunirse para elevar juntos un grito de inconformidad, de condena a la política
que los mantiene marginados y explotados, para exigir a una voz solución a
demandas justas y de obvia resolución en materia de vivienda, servicios,
educación, salud… Fayad Meneses distrajo a cientos de elementos policiacos para
bloquear las carreteras que conducen a la Bella Airosa, para que los indígenas
de la huasteca, de la región otomí-tepehua y los campesinos del Valle el
Mezquital no pudieran unirse a sus hermanos de las colonias de la ciudad
capital; el gobernador ordenó amurallar y cercar con policías, armados hasta
los dientes y entrenados para reprimir, la casa de gobierno, que más que su
Palacio debe de ser la casa del pueblo, para evitar que se manifestaran los
decenas de miles de inconformes o que pretendieran establecer, más allá de un
mitin, una protesta permanente. Pero no pudieron impedir que se escuchara su
voz, al contrario, la potenciaron a tal grado que en esta trinchera ubicada
donde “empieza la Patria”, en Tijuana, nos sumamos a la indignación por la
represión contra nuestros hermanos de suerte y de lucha y exigimos atención y
respuesta satisfactoria a sus legítimas demandas.
El represor
Fayad ocasionó la volcadura de uno de los 500 autobuses que bloquearon, a la
altura de Metztitlán, resultando más de 20 lesionados que tuvieron que ser trasladados
a hospitales de Pachuca y de Zacualtipán. Le decisión de lucha, la temperatura
de la sangre indignada y la convicción de que es necesaria la organización
popular para eliminar de las esferas del poder a todo tipo de Fayads,
aumentaron no sólo en los 40 mil manifestantes, sino también, en los que no
pudieron acudir a esa manifestación, en numerosos pachuqueños que se
solidarizaron con las víctimas de la represión.
Este hecho
nos sirve no sólo para reflexionar sobre la necesidad de que cuando el pueblo
emprenda una lucha por sus derechos tenga presente hasta donde pueden llegar
los que al amparo del poder público amasan grandes fortunas, proponiéndose
además la articulación de los trabajadores y sus familias en una organización
que escape a su control; la represión en Hidalgo evidencia también las dos
varas con las que se mide, juzga y se responde desde las esferas de poder a las
manifestaciones y reclamos según la agrupación y el tipo de demandas.
Precisamente esto queda claro comparando los hechos narrados con el trato que
se le dispensó al bloqueo de vías férreas de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE), que ocasionó pérdidas, según lo manejado
por los medios, organizaciones empresariales y las autoridades del estado,
superiores a los quince mil millones de pesos, afectando no solo a
fábricas, sino también, a la población
por desabasto de gasolina, de maíz para
tortillas y harina para pan. De ninguna manera quiero llamar a la represión de
ninguna agrupación ni condenar ninguna modalidad de lucha; pero me parece
necesario decir que el trato dispensado a los aliados en la campaña del
Presidente de la República, de tolerancia, de diálogo y de solución a sus
demandas no se parece en nada al que se le dispensa en Hidalgo a los más
humildes que quieren cambiar la realidad vergonzosa de esa entidad en la que
más del 80% de la población sufre al menos una carencia social, más de la mitad
vive en la pobreza, más del 70% no tiene acceso a la seguridad social.
Desde
Tijuana nos solidarizamos con nuestros compañeros de Hidalgo y nos
comprometemos a intensificar el trabajo de organización, educación y
coordinación de la lucha de las clases marginadas.
Profr.
Ignacio Acosta Montes
Dirigente
del Movimiento Antorchista en Baja California y
Coordinador del MA en la Región Noroeste.
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