Al
finalizar la primera quincena de agosto próximo, una vez concluidos los
trabajos de la asamblea nacional priísta, Beltrones decidirá si participa en la
lucha por la candidatura
Redacción
Quihubole!!!
Por
Juan Bustillos - Julio 5, 2017 15920
No hay
misterio en la respuesta que Manlio Fabio Beltrones dé a quien le pregunte si
quiere o no ser candidato del PRI a la Presidencia de la República.
Desde
luego que quiere, pero lo resolverá
dependiendo de que la asamblea nacional priísta del 12 de agosto dé
respuesta a las preocupaciones de miles de militantes, en especial a la
interrogante que hoy, como seis años atrás, él planteó. En 2011 preguntaba
¿para qué queremos ganar el gobierno?; hoy, ¿por qué queremos seguir
gobernando?
Lo que
dijo el 7 de septiembre de 2011 en otro contexto (era presidente del Senado y
líder de la fracción priísta, y el país era gobernado por el panista Felipe
Calderón) tiene vigencia hoy:
“En lo
personal vengo manteniendo una posición: …primero es necesario sacar las reformas
pendientes (se refería a la Reforma Política y a otras)… segundo, exigir que
dentro de mi partido se inicie una discusión que nos lleve a definir qué
queremos hacer si ganamos las elecciones del 2012; qué rumbo le queremos dar al
país para que pueda resolver los problemas que tienen afligidos a los
mexicanos: el desempleo, la inseguridad, la falta de crecimiento, que solamente
pueden ser abordadas con las reformas.
“…a
partir de todo ello habré de tomar una decisión, no antes”.
Igual
hoy, si bien el contexto no es el mismo. El PRI ha perdido territorio y
electores; su situación no se compara ni siquiera cuando perdió la Presidencia
de la República en el 2000. Recién mantuvo el Estado de México gracias a sus
aliados, de lo contrario la entidad estaría en manos de Morena, el partido de
Andrés Manuel López Obrador, lo cual habría sido catastrófico para su
participación en el 2018.
El
escenario que se vaticina en la elección presidencial que viene es de una
votación a tercios o a cuartos, dependiendo de las alianzas que consigan los
partidos políticos, pero en cualquier caso el Jefe del Ejecutivo Federal
quedará en manos de un Congreso mayoritariamente contrario.
Beltrones
tuvo la virtud de otear el porvenir y por eso el 14 de septiembre de 2011
propuso al Senado la creación de gobiernos de coalición para que “en el futuro,
la Constitución pueda prever que gobiernos que se instalen con la votación… que
lo han hecho los últimos gobiernos -menor a 50%-, tengan la posibilidad de
contar con un instrumento alternativo para gobernar en coalición”.
En
aquel tiempo el senador Beltrones fustigaba la concepción calderonista de
integrar su gobierno con “cuates y cuotas”; hoy sostiene que mediante la
ratificación del gabinete por parte del Senado “se asegurará la calidad del
conocimiento de quienes integren el gobierno… nunca más una escuela de
aprendices, eso es importante, si se llega al gobierno es para poder hacer
funcionar el gobierno, no para llegar a aprender”.
Según
su concepción original, la formación de un gobierno de coalición “es totalmente
distinta a la integración de individuos al gabinete de procedencia o filiación
partidista o ideológica diversa u opositora al gabinete, pues la primera tiene
un carácter institucional y democrático, mientras que la segunda se desarrolla
en el plano individual, sin concierto alguno entre fuerzas políticas, en aras
de la consolidación de gobiernos compartidos”.
El
problema es que los gobiernos de coalición seguirán siendo optativos de quien
gane la Presidencia si la actual Legislatura no se da tiempo para aprobar las
leyes reglamentarias. En realidad nada indica que haya urgencia de legislar.
Al
finalizar la primera quincena de agosto próximo, una vez concluidos los
trabajos de la asamblea nacional priísta, Beltrones decidirá si participa en la
lucha por la candidatura.
Si hay
respuesta a sus preguntas y a las preocupaciones que comparte con miles de
militantes, lo hará en desventaja, sin más trampolín que su condición de
consejero nacional, pero apoyado en su prestigio y el convencimiento de los
priístas que es uno de ellos.
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