Inaugura la capilla,
San Fransisco del Muro en el Barrio que lleva su nombre, en la zona Urbana de
Huixtla Chiapas
CHIAPAS
Por Evelyn Haydee E.
Prieto
HUIXTLA.- Para quienes no lo conocen, Margarito Palomeque Sánchez es un personaje muy peculiar y no se le puede
encontrar en las listas de los más ricos de Huixtla o comunidad aledaña.
Es curioso,
pero el nivel de su reputación aumenta de forma inversamente proporcional al
ritmo en que aumenta su fortuna. Su sencillez ha ayudado a forjar una imagen
positiva, a pesar del dinero que ha invertido comercializando lo que produce su
rancho, a sus 54 años él prefiere que le llamen simplemente Margarito.
El campesino
de origen huixtleco es uno de los mayores filántropos del municipio y ha
prometido que durante Dios le de vida, su dinero habrá de compartirlo con la
gente que más lo necesita y brindar apoyo a causas que lo necesitan más.
Hasta hoy,
su dinero lo ha dado apoyando a los más pobres como a algunas obras sociales,
sobre todo a capillas y templos de la cristiandad católica y evangélica. Margarito
Palomeque, el amigo de los pobres de Huixtla no distingue credos ni estratos
sociales.
A sus 36
años ha donado a más no poder y promete que así lo seguirá haciendo hasta donde
Dios le preste vida antes, “Dios me habrá de poner en manos de causas y gente
pobre que más lo necesiten”, dice emocionado.
Quizá
su espíritu altruista se encuentre en su origen. Hijo de una modesta familia campesina
de la parte baja del municipio de Huixtla nació en el Canton La Esperanza,
finca la Candelaria propiedad de sus padres en 1972, y pasó sus primeros años
en medio de los surcos del cultivo de maizales y zacatales, sin descuidar sus
estudios hasta graduarse como ingeniero civil.
Tras vivir
su juventud sin vicios ni desvíos en la década de los 80, despuntó como productor
de caña en una parcela que le heredo su padre en la zona baja del municipio, entregando
su producto al Ingenio Huixtla (libres de impuestos) apostado entre la cabecera
municipal y su parcela.
El paso
a los negocios en grande de la caña lo dio a finales de 1980 cuando fundó una la
constructora “Grupo Huixtla” junto con sus socios formada por la misma familia.
El concepto de la comercialización y constructora en obras inició operaciones
en Huixtla, de donde se expandió a los demás municipios al grado de que en la
década de los 90 la empresa fue creciendo que hasta hoy día mantiene la
confianza que muy pocas constructoras tienen.
Margarito
Palomeque asegura que no se metió a los negocios para hacerse millonario, pero
lo cierto es que se convirtió en uno de los que se han superado para lograrlo.
Sin embargo, ha sido fiel a una filosofía: el dinero debe servir para ayudar… Y
además, lo ha hecho sin mayor alarde, a pesar de que sus detractores lo destacan
como uno de los mayores filántropos huixtlecos que tienen ese don de dar sin
pedir nada a cambio.
Desde
hace años, mucha gente califica a Margarito Palomeque como el “el campesinos más
bondadoso”. De acuerdo con los comentarios, en los últimos años junto con sus demás
hermanos implementaron una “operación filantrópica” gracias a la cual ha donado
toda clase de apoyos a familias pobres que no cuentan con recursos económicos para
poder sepultar a sus difuntos.
Porque Margarito
nunca ha olvidado sus raíces. Siempre ha estado vinculado a la tierra que vio
nacer a sus padres. Recientemente, la grey católica se unieron para otorgarle
un reconocimiento por sus contribuciones para la construcción de capillas en
pro de crecimiento de la fe cristiana y de la que los hermanos Palomeque
contribuyen para que la filantropía sea permanente, “hasta donde Dios nos
preste vida”, dice el campesino más bondadoso y más criticado de Huixtla, Margarito
Palomeque Sánchez.
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