lunes, 8 de junio de 2015

Policías son denunciados por prepotentes, abusivos y ladrones

TIJUANA, BC/08/06/15.- El presidente de la Asociación Nacional de Pepenadores, Manuel Rodríguez García; junto con su hija Sarahy Arroyo Bejar, y siete personas más, denunciaron a policías municipales por robo, abuso de autoridad y tortura. 
Los afectados presentaron su denuncia primero en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE),  después acudieron a la sindicatura municipal; y harán lo propio ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, informaron. 
La principal afectada, Saraí Arroyo, relató que los hechos se registraron el pasado miércoles en Valle de las Palmas, donde sin motivo la detuvieron. 
La mujer indicó que, principalmente, dos uniformados se ensañaron con ella y un acompañante, y a punta de golpes la subieron a la caja de una patrulla, provocándole diversas lesiones; la acusaron de la posesión de un arma de fuego y le quitaron una bolsa donde llevaba 20 mil pesos y mil 80 dólares, que utilizaría para pagar los gastos de la fiesta de quince años de su hija. 
Explicó que la mantuvieron detenida por varias horas en el Centro de Control y Mando (C2) donde la insultaron, la torturaron psicológicamente y nunca le dieron atención médica, a pesar de que manifestó dolor en diversas partes del cuerpo por los golpes. 
De ahí fue turnada junto con su padre y otras personas a la Procuraduría General de la República (PGR) por la supuesta posesión de un arma de fuego. 
Por su parte, Manuel Rodríguez, el líder de los pepenadores, indicó que él fue detenido junto con dos ex militares retirados, sólo por preguntar por qué se llevaban a su hija. 
Los policías encañonaron al líder y sus acompañantes y los detuvieron por la posesión de las armas de los militares que traían sus permisos en regla.
Rodríguez García, dijo que a él y seis personas que los acompañaban los mantuvieron esposados por más de 4 horas en una celda.
Sin decirles el motivo de su detención; luego los turnaron a la PGR donde los dejaron en libertad por falta de elementos, ya que las armas de los militares estaban en regla.

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