La corrupción de la obra pública en Chiapas
Adjudicación directa, sin licitación nacional e internacional
Por: Roberto Domínguez Cortés el 17 de mayo de 2015
La ley de obra pública del estado de Chiapas establece que la
asignación directa de obra procede, únicamente, cuando el monto es de hasta un
millón de pesos. Si el costo de la obra llega a los 3 millones de pesos,
entonces, la figura es de invitación restringida a tres constructores para que
quien ofrezca mejor calidad y precio sea el beneficiario del contrato.
Pero en el momento en que la obra a realizar llega hasta los 7 millones
de pesos, la Secretaría de Obras Públicas debe convocar a licitación pública
nacional, en tanto que, más allá de esa cantidad, existe la obligación,
ineludible, de publicar la convocatoria para el concurso internacional de la
obra pública.
Lo malo para los constructores chiapanecos es que el arquitecto Bayardo
Robles Riqué, secretario de Obras Públicas del estado de Chiapas, todos los
días transgrede, deliberadamente, las disposiciones que regulan la forma de
licitar la construcción de cada obra y quién habrá de ejecutarla. Las mejores,
por ubicación y costo, son entregadas, generosamente, a los amigos, con el
agravante de que el 75 por ciento de la obra se asigna a empresas foráneas y
tan sólo el 25 por ciento restante a los constructores chiapanecos.
Las excesivas cantidades por las cuales se determina la adjudicación
directa serían suficientes para fincarle responsabilidad penal a Robles Riqué
por rebasar, hasta en 80 veces, el monto permitido por asignación directa.
Beneficiarios sin licitación que ameritan concurso internacional son Herzo
Construcciones y Consultoría, a la cual se le entregó, directamente, obra por
26 millones de pesos, y a Edificaciones Sector Siete, por 24 millones de pesos.
Participan, también, del reparto discrecional de la obra pública
empresas como Aguilera Gómez, a la cual se le “apoyó” con 30 millones de pesos
por concepto de obra directa, al grupo Cuida, por 8 millones de pesos, y, entre
otros, a Diseño, Peritaje y Construcción, a la que se le adjudicó, sin ninguna
condición, obra por 7 millones de pesos.
Pero en donde realmente se advierte a los constructores consentidos,
con la concentración de los contratos de obra, es la entrega, sin
restricciones, a las constructoras Coyatoc Construcciones, que durante el 2014
se le dio en asignación directa una cantidad superior a los 80 millones de
pesos, a la que siguieron, sin licitación tampoco, ALZ Construcciones,
beneficiaria con 50 millones de pesos, y grupo Nave también, con 50 millones.
Las irregularidades y los abusos de Bayardo Robles continuaron, sin
límite, durante el 2014. Sólo el 24 de diciembre de ese año se atrevió a
desafiar a la ley, por enésima ocasión, en nombre del negocio y el consabido
diezmo. En un acto sin precedente adjudicó, de manera directa, 147 obras, con un
importe por 956 millones de pesos. Lo malo fue que 48 de esas empresas no
tienen registro ante la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción,
pero, eso sí, recibieron, en obra directa, 230 millones de pesos.
Entre las muchas arbitrariedades se suman los más de 100 millones de
pesos que Bayardo Robles entregó en obra a Construcciones Lamec y Constructora
Macsa en el mes de mayo de 2015. Habría que ver quién o quiénes son los
propietarios para entender el por qué de tanta generosidad.
Disponer, de manera tan abusiva, de la obra civil para los chiapanecos
atenta en contra de buenos caminos, puentes seguros, escuelas funcionales,
hospitales y clínicas, para entregar buenos servicios de salud, entre otros
varios etcéteras, además de que propicia la quiebra de un sinnúmero de
constructoras con mejores méritos que las favoritas del secretario Bayardo
Robles Riqué.
Esa disposición, discrecional, de la obra pública no tiene ningún
sustento legal ni climatológico. La adjudicación directa procede, solamente, en
circunstancias de una emergencia en casos de desastres naturales, para lo cual,
por la urgencia de reactivar caminos, puentes o casas, la ley permite
asignación directa de obras sin límite de monto. Lo malo para Bayardo Robles es
que durante ese día, y el periodo de entrega de obra directa, no hay ningún
registro de catástrofes naturales para proceder con tanta arbitrariedad.
El reclamo de los constructores subió de tono cuando, el pasado 11 de
mayo, Bayardo Robles se dignó (sic) recibir a los integrantes de la Cámara
Mexicana de la Industria de la Construcción en el despacho desde donde se
controla la corrupción de la obra pública. El planteamiento fue de
desesperación, del gremio constructor, por los graves problemas de liquidez y
la delicada situación financiera por la que atraviesan sus empresas ante la
falta permanente de trabajo.
En directo le espetaron a Robles Riqué su inconformidad bajo el fundado
argumento de que, independientemente de la asignación fraudulenta directa en la
obra pública, los concursos son una farsa, ya que las obras están previamente
asignadas, a lo que se suma que el 75 por ciento de las empresas es foránea y
con dedicatoria totalmente favorable.
Sin embargo, le reclamaron una vez más; lo grave no es sólo que las
empresas chiapanecas carezcan de obra, sino que muchas de las beneficiarias son
de reciente creación y, en más de un caso, propiedad o en sociedad con algún
funcionario del gobierno del estado o presidente municipal, en los que la
corrupción se ha multiplicado sin límite. Ese es el funesto distribuidor de la obra
pública en Chiapas, quien, para desgracia de los tuxtlecos, todavía aspira, por
tercera vez, a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez. Ampliaremos…
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