jueves, 8 de abril de 2021

¿Por qué nos gobiernan empresarios?

Por Crisstian Villicaña

* Alrededor del mundo son diferentes los nombres de empresarios que pasaron de administrar un negocio a manejar un Estado.

Tijuana, BC.- Esta realidad no es ajena a Baja California, donde dueños de grandes empresas nacionales, medios de comunicación o consorcios empresariales han llegado a ocupar una curul, una secretaría o incluso una gubernatura, pero, ¿por qué nos hemos inclinado a confiar en el empresario como servidor público?

Diego Saavedra Lara, de la maestría en Historia de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), explicó que en el caso de México, fue durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez que el sector privado comenzó a reclamar al Gobierno Federal cuestiones relacionadas con impuestos fiscales, iniciando con ello una presencia cada vez más notoria de los hombres del dinero dentro de las decisiones del Estado.

Esto sucedió al mismo tiempo que la imagen del político tradicional, en aquellos años todos priistas, comenzaba a verse con recelo.

“Los casos de corrupción ayudaron bastante para que la población empezara a ver en el empresario, que no es justamente este político de carrera, a una persona que puede dirigir el Estado. Sobre todo se piensa que porque tiene dinero, ya no va a robar”, dijo el docente.

En un episodio de Los Simpson le solicitan al señor Burns llevar un trillón de dólares a los países aliados de la Segunda Guerra Mundial al finalizar ésta.

En ese capítulo se explica: “El hombre elegido para llevar el precioso envío a Europa fue el ciudadano más rico y por lo tanto más confiable de Norteamérica, Charles Montgomery Burns… Desafortunadamente el dinero nunca llegó…”

La idea de que el millonario no roba y por lo tanto será un buen dirigente es algo que en la práctica, así como en la serie animada de Matt Groening, no siempre se cumple. Sin embargo, muestra de alguna manera cómo se fue creando en el imaginario de la sociedad el que un empresario es supuestamente una persona confiable para su país.

“Se ve al empresario como un hombre de éxito, que no se va a meter a la política para andar haciendo manejos impropios del dinero público, entonces de alguna forma se va construyendo esa imagen del empresario como el sujeto honesto, que va a la política por interés social y por lo tanto no va a cometer ninguna fechoría”, subrayó Saavedra Lara.

En la entidad ha sido evidente el cómo los empresarios han tenido y siguen teniendo peso a la hora de enlistar a los posibles candidatos a puestos públicos.

Tan sólo con caminar por el bulevar Agua Caliente lo anterior se materializa al ver el Grand Hotel Tijuana, el Club Campestre y a unos metros más adelante el Casino Caliente, donde los nombres de Carlos Bustamante Anchondo, Arturo González Cruz y Jorge Hank Rhon surgen de forma inmediata. Todos fueron alcaldes de la ciudad, en el caso de González Cruz como actual presidente municipal con licencia.

Saavedra Lara refirió que luego de lo ocurrido durante el período de Echeverría, el empresario siguió avanzando dentro de la política al grado de lograr contar con el primer candidato presidencial emanado del sector privado, en específico del agrícola: Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, quien abanderó al Partido Acción Nacional (PAN) en los comicios para Presidente de México en 1988.

Al respecto, la socióloga, maestra y doctora en Ciencia Política por la Universidad Autónoma de México (UNAM), Cristina Puga, precisa en su libro “México: empresarios y poder”, que Clouthier comenzó a tener aceptación entre pequeños y medianos dueños del dinero y la clase media, al manejar un proyecto político basado en lo empresarial y en una mayor participación ciudadana.

“Al lado de Clouthier, otros empresarios participaron también como candidatos para diputados y senadores… El tabú se rompía y los empresarios, con Clouthier a la cabeza, iniciaban una nueva era de participación electoral fundada en gran medida sobre el discurso del candidato panista”, refiere el texto de Puga.

En 1989, por ejemplo, Baja California eligió a una persona con un perfil de negocios, el panista Ernesto Ruffo Appel, quien se formó como licenciado en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Tec).

“Como la política se economiza con los años, por así decirlo, se busca dirigir el Estado como una empresa más, entonces frente a este panorama de políticos profesionales que habían llevado al país a cierto estado de crisis (los priistas), el partido de oposición de derecha, el PAN, se convierte principalmente en una plataforma interesante para el empresario”, mencionó Saavedra Lara.

De aquel 1989 a la fecha el panorama no ha cambiado, y al contrario, son varios los empresarios que han ocupado y buscan un puesto público. El propio gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, es dueño del medio de comunicación llamado Primer Sistema de Noticias.

 “La idea se vuelve sobre quién puede gestionar mejor el Estado, el capital privado o el capital público, y se dice que éste último no, porque tiende a endeudarse y eso genera inflación y una serie de cuestiones que tienen que mantenerse a raya, y por lo tanto es mejor que sea el mercado, el poder adquisitivo, las leyes de oferta y demanda, las que guíen la cuestión económica y política”, agregó el docente.

Por lo pronto, para este proceso electoral del 2021 los nombres de Jorge Hank Rhon y Karen Postlethwaite Montijo han surgido como posibles candidatos, el primero para gobernar Baja California y la segunda para la alcaldía de Mexicali; ambos empresarios.

“Creo que a niveles locales sí seguirá el empresario en la política y dependiendo de algunos intereses van estar involucrados. Quizás ya no vamos a verlos compitiendo para un puesto popular de forma frecuente, pero siempre los vamos a ver como parte de los gabinetes: en los sectores estratégicos vamos a encontrar empresarios”, concluyó Saavedra Lara.

Por cierto, en Los Simpson el señor Burns fue el que se quedó con el trillón de dólares que era para Europa, mismo que le fue robado al intentar comprar la isla de Cuba a Fidel Castro, obligándole a regresar a Estados Unidos donde le esperarían años de cárcel.

Ante la situación, el empresario Burns respondió: “Si es delito amar a nuestro país, pues soy culpable, y si es delito robar un trillón de dólares al Gobierno y darlo a la Cuba comunista, pues también soy culpable; y si es delito sobornar a un jurado, juro ante Dios que pronto seré también culpable de ello”.

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