Por Crisstian Villicaña
* Alrededor del
mundo son diferentes los nombres de empresarios que pasaron de administrar un
negocio a manejar un Estado.
Tijuana, BC.- Esta
realidad no es ajena a Baja California, donde dueños de grandes empresas
nacionales, medios de comunicación o consorcios empresariales han llegado a
ocupar una curul, una secretaría o incluso una gubernatura, pero, ¿por qué nos
hemos inclinado a confiar en el empresario como servidor público?
Diego Saavedra
Lara, de la maestría en Historia de la Universidad Autónoma de Baja California
(UABC), explicó que en el caso de México, fue durante el sexenio de Luis
Echeverría Álvarez que el sector privado comenzó a reclamar al Gobierno Federal
cuestiones relacionadas con impuestos fiscales, iniciando con ello una
presencia cada vez más notoria de los hombres del dinero dentro de las
decisiones del Estado.
Esto sucedió al
mismo tiempo que la imagen del político tradicional, en aquellos años todos
priistas, comenzaba a verse con recelo.
“Los casos de
corrupción ayudaron bastante para que la población empezara a ver en el
empresario, que no es justamente este político de carrera, a una persona que
puede dirigir el Estado. Sobre todo se piensa que porque tiene dinero, ya no va
a robar”, dijo el docente.
En un episodio
de Los Simpson le solicitan al señor Burns llevar un trillón de dólares a los
países aliados de la Segunda Guerra Mundial al finalizar ésta.
En ese capítulo
se explica: “El hombre elegido para llevar el precioso envío a Europa fue el
ciudadano más rico y por lo tanto más confiable de Norteamérica, Charles
Montgomery Burns… Desafortunadamente el dinero nunca llegó…”
La idea de que
el millonario no roba y por lo tanto será un buen dirigente es algo que en la
práctica, así como en la serie animada de Matt Groening, no siempre se cumple.
Sin embargo, muestra de alguna manera cómo se fue creando en el imaginario de
la sociedad el que un empresario es supuestamente una persona confiable para su
país.
“Se ve al
empresario como un hombre de éxito, que no se va a meter a la política para
andar haciendo manejos impropios del dinero público, entonces de alguna forma
se va construyendo esa imagen del empresario como el sujeto honesto, que va a
la política por interés social y por lo tanto no va a cometer ninguna
fechoría”, subrayó Saavedra Lara.
En la entidad ha
sido evidente el cómo los empresarios han tenido y siguen teniendo peso a la
hora de enlistar a los posibles candidatos a puestos públicos.
Tan sólo con caminar por el bulevar Agua Caliente lo anterior se materializa al ver el Grand Hotel Tijuana, el Club Campestre y a unos metros más adelante el Casino Caliente, donde los nombres de Carlos Bustamante Anchondo, Arturo González Cruz y Jorge Hank Rhon surgen de forma inmediata. Todos fueron alcaldes de la ciudad, en el caso de González Cruz como actual presidente municipal con licencia.
Saavedra Lara
refirió que luego de lo ocurrido durante el período de Echeverría, el
empresario siguió avanzando dentro de la política al grado de lograr contar con
el primer candidato presidencial emanado del sector privado, en específico del
agrícola: Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, quien abanderó al Partido
Acción Nacional (PAN) en los comicios para Presidente de México en 1988.
Al respecto, la
socióloga, maestra y doctora en Ciencia Política por la Universidad Autónoma de
México (UNAM), Cristina Puga, precisa en su libro “México: empresarios y
poder”, que Clouthier comenzó a tener aceptación entre pequeños y medianos
dueños del dinero y la clase media, al manejar un proyecto político basado en
lo empresarial y en una mayor participación ciudadana.
“Al lado de
Clouthier, otros empresarios participaron también como candidatos para
diputados y senadores… El tabú se rompía y los empresarios, con Clouthier a la
cabeza, iniciaban una nueva era de participación electoral fundada en gran
medida sobre el discurso del candidato panista”, refiere el texto de Puga.
En 1989, por
ejemplo, Baja California eligió a una persona con un perfil de negocios, el
panista Ernesto Ruffo Appel, quien se formó como licenciado en Administración
de Empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey
(Tec).
“Como la
política se economiza con los años, por así decirlo, se busca dirigir el Estado
como una empresa más, entonces frente a este panorama de políticos
profesionales que habían llevado al país a cierto estado de crisis (los
priistas), el partido de oposición de derecha, el PAN, se convierte
principalmente en una plataforma interesante para el empresario”, mencionó
Saavedra Lara.
De aquel 1989 a
la fecha el panorama no ha cambiado, y al contrario, son varios los empresarios
que han ocupado y buscan un puesto público. El propio gobernador de Baja
California, Jaime Bonilla Valdez, es dueño del medio de comunicación llamado
Primer Sistema de Noticias.
“La idea se vuelve sobre quién puede gestionar
mejor el Estado, el capital privado o el capital público, y se dice que éste
último no, porque tiende a endeudarse y eso genera inflación y una serie de
cuestiones que tienen que mantenerse a raya, y por lo tanto es mejor que sea el
mercado, el poder adquisitivo, las leyes de oferta y demanda, las que guíen la
cuestión económica y política”, agregó el docente.
Por lo pronto,
para este proceso electoral del 2021 los nombres de Jorge Hank Rhon y Karen
Postlethwaite Montijo han surgido como posibles candidatos, el primero para
gobernar Baja California y la segunda para la alcaldía de Mexicali; ambos
empresarios.
“Creo que a
niveles locales sí seguirá el empresario en la política y dependiendo de
algunos intereses van estar involucrados. Quizás ya no vamos a verlos
compitiendo para un puesto popular de forma frecuente, pero siempre los vamos a
ver como parte de los gabinetes: en los sectores estratégicos vamos a encontrar
empresarios”, concluyó Saavedra Lara.
Por cierto, en
Los Simpson el señor Burns fue el que se quedó con el trillón de dólares que
era para Europa, mismo que le fue robado al intentar comprar la isla de Cuba a
Fidel Castro, obligándole a regresar a Estados Unidos donde le esperarían años
de cárcel.
Ante la
situación, el empresario Burns respondió: “Si es delito amar a nuestro país,
pues soy culpable, y si es delito robar un trillón de dólares al Gobierno y
darlo a la Cuba comunista, pues también soy culpable; y si es delito sobornar a
un jurado, juro ante Dios que pronto seré también culpable de ello”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario