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Por: Mtro. Ignacio Acosta Montes
Dirigente Estatal del Movimiento
Antorchista en Baja California y
Coordinador del MA en el Noroeste del país
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BAJA CALIFORNIA
Por: Ignacio Acosta Montes
Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista en Baja California
Coordinador del MA en el Noroeste del país
Redacción/Quihubole!!!
TIJUANA,
a 08 de marzo de 2019.- En la primera parte de este artículo concluíamos que en
el México de los setentas, en el que hicieron crisis todo tipo de injusticias,
de divisiones y de agravios, tras el agotamiento del llamado “desarrollo
estabilizador” o “milagro mexicano” que abarcó de 1946 a 1970, se encendió en
Tecomatlán, Puebla, con el objetivo de luchar por una distribución más justa de
la riqueza y el desarrollo integral de pueblo trabajador a nivel nacional, al
mismo tiempo que por ir mejorando en lo inmediato las condiciones concretas de
vida de las familias que se fueran sumando a este proyecto político.
En
medio de las condiciones más adversas, enfrentando no solo descalificaciones y
calumnias sino también la violencia armada de los caciques poblanos, que
cobraron la vida de varios de sus fundadores, a los que el antorchismo recuerda
cada 6 de junio, el “Día de los Mártires Antorchistas”, la organización fundada
por el Maestro Aquiles Córdova Morán se extendió más allá de Puebla y de la
región Mixteca, hasta abarcar a las 32 entidades federativas.
Con los
asesinatos de varios de sus líderes y activistas, la represión de sus
manifestaciones y protestas, la descalificación y la calumnia, el bloqueo a sus
demandas e iniciativas y el intento de sobornar a sus integrantes de más
escasos recursos mediante dádivas y “apoyos”, gobiernos de diversos colores y
de diversas declaraciones ideológicas intentaron ahogarla en Puebla, Chiapas,
Querétaro, Baja California, casi en cada lugar en el que iba logrando un
respaldo masivo auténticamente popular.
No hay,
sin exagerar, en la historia moderna de México, ninguna organización sobre la
que haya llovido más cieno y excremento mediático, que haya sufrido más
distorsiones y sobre la que haya llovido más fuego que sobre el Movimiento
Antorchista Nacional.
Pero
tampoco hay otra que haya resistido a la represión y a la violencia, lo mismo
que a los intentos de chantaje y corrupción, manteniéndose leal a sus objetivos
de combate a la pobreza, educación y organización del pueblo. En sus 45 años de
existencia, el antorchismo ha logrado cambiar la vida de muchas poblaciones,
destacadamente las comunidades rurales de Tecomatlán y Hutizilan de Serdán en
Puebla, al igual que Chimalhuacán e Ixtapaluca, municipios mexiquenses
conurbados a la capital de la República.
Más
allá de las mejoras en la infraestructura de todo tipo, ha promovido
instituciones educativas, deportivas y artísticas. Nadie promueve entre el
pueblo pobre las artes y el deporte como lo hace Antorcha en cada uno de sus
centros de trabajo; nadie promueve la reflexión crítica de la situación
nacional e internacional y de los problemas de sus localidades como se hace en
las asambleas periódicas realizadas por el antorchismo lo mismo en colonias de
la periferia urbana que en las comunidades humildes de las más apartadas
serranías.
¿Quién
puede mostrar tantas obras materiales (escuelas, hospitales, servicios,
pavimento, unidades deportivas, espacios culturales, etcétera) como las
promovidas por los grupos antorchistas y arrancadas en muchas ocasiones a
través de marchas y plantones a los gobiernos más reacios y reaccionarios?
¿Quién
puede, como los antorchistas, enorgullecerse de organizar eventos promover la
práctica de las artes entre el pueblo, como la reciente XX Espartaqueada Cultural
a la que acudieron más de veinte mil artistas de todo el país?
¿En
dónde se promueve el análisis de los problemas económicos y políticos entre
jóvenes y adultos de colonias y comunidades rurales con la constancia y
profundidad que lo hacen los antorchistas? Por ejemplo, en nuestro país nadie,
incluidos los más conspicuos izquierdistas, promovió la reflexión seria sobre
el marxismo en nuestros días, como lo hiciera Antorcha en la conferencia
impartida por el Maestro Aquiles Córdova en el Auditorio Nacional el año
pasado, titulada “Vigencia de Carlos Marx a 200 años de su nacimiento”.
A pesar
de todo ello, han abundado y sobrado los que en el colmo de la estulticia y
procacidad políticas pretendieron y pretenden desaparecer a este movimiento
etiquetándolo de vividores y corruptos, “intermediarios” ha dicho el Presidente
de la República, Andrés Manuel López Obrador, que desvían los recursos de los
programas de transferencia monetaria o que los entregan con “moche”.
Cuatro
décadas y media de lucha y de realizaciones en favor de pueblo pretenden ser
borradas con un salivazo lanzado desde la presidencia de la república; una
posición seria, siempre bien argumentada ante los problemas de la Patria, con
la que podrá coincidirse o disentir, pero que no puede ser ignorada y a la que
se está obligado, con un minimum minimorum de decencia y honradez intelectual,
a refutar con argumentos serios, silenciada o ridiculizada con la sorna del que
se sabe incapaz de sostener racionalmente su tesis.
Pero
¿qué se puede esperar de quien sin la menor argumentación o sustento ha dicho
que en México la “teoría de la plusvalía no aplica” o que aquí, en México, “el
maestro Marx no le atinó siendo tan inteligente” porque dijo que “el capital se
acumulaba por la explotación que hacía el burgués del proletario. Pues eso, en
el caso de México no aplica del todo. Aquí la acumulación de capital se llevó a
cabo… (de seguro Usted ya lo adivinó, amable lector) mediante la corrupción...”
Manuel Bartlett y Mariano Piña Olaya ente los
poblanos, Francisco Garrido Patrón en Querétaro, Eruviel Ávila y otros en el Estado
de México, Patrocinio González Garrido en Chiapas; Vicente Fox en Guanajuato y
en México entero son solo algunos de los que soñaron con sofocar la llama, con
apagar la luz de la Antorcha que hoy brilla más que nunca en México.