Adán Augusto López Hernández, exsecretario de Gobernación, es el indicado para la candidatura presidencial por Morena rumbo al 2024, de acuerdo con analistas políticos nacionales, entre ellos Ricardo Peralta, del periódico Excelsior.
En su papel como secretario de Gobernación, López Hernández demostró ser el funcionario más eficiente en ese encargo de los últimos 50 años, pues en tiempo récord logró resolver crisis políticas como la del naufragio en el que se encontraba el Senado de la República.
Además, con su templanza, seriedad e inteligencia, logró allanar el camino legislativo de la agenda nacional en temas de interés en los 32 Congresos estatales, como las reformas en materia de Seguridada Pública, el Litio, entre otros también importantes.
Para muchos políticos, Adán Augusto es un hombre capaz, conciliador, mesurado, discreto, persuasivo, que sabe escuchar y dialogar. Asimismo, tienen una gran preparación académica que ha sido demostrado en su experiencia política.
Cuentan que en 1992, López Hernández, siendo titular de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de Tabasco, desactivó una huelga que lo catapultó como subsecretario de Gobierno en el sexenio de Manuel Gurría Ordóñez. Ocho años más tarde, fue coordinador de la campaña a la gubernatura del priista Manuel Andrade.
La relación con López Obrador viene desde años atrás. En 1969, el hermano de Andrés Manuel, José Ramón López Obrador, de apenas 15 años, murió accidentalmente en el interior del negocio de telas de la familia. Había estado jugando con un arma que su padre acababa de comprar, según informó el Diario de Tabasco. Su hermano Andrés Manuel fue testigo de la tragedia.
En ese tiempo, el padre de Adán Augusto, Payambé López Falconi, era subprocurador de Justicia de Tabasco. Payambé conoció el caso, tuvo simpatía por el adolescente Andrés Manuel y se convirtió en su protector: se dice que brindó a la familia ayuda económica y legal.
Payambé López solía regalarle libros, sobre todo de poesía, a su joven protegido. Para Adán Augusto, varios años menor, Andrés Manuel siempre fue parte de su entorno.
López Obrador relataría después que en los tiempos en que iniciaba su movimiento en Tabasco, el único notario que se atrevió a dar fe pública de las ilegalidades cometidas en su contra por quienes detentaban el poder, fue Payambé López Falconi.
En 2001, López Hernández renunció al PRI y se afilió al PRD (su padre había firmado las actas fundadoras de este partido en Tabasco). Inició así una carrera basada en el prestigio familiar, y en sus capacidades para el diálogo y la negociación. Contendió por la presidencia municipal de Villahermosa; en 2006 coordinó la campaña de López Obrador en Chiapas, Campeche, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán; más tarde fue diputado local, diputado federal y senador.
En 2012 se unió a Morena y se convirtió en su dirigente estatal. Más tarde se lanzó por la gubernatura y arrasó en las elecciones de 2018 con una votación histórica: más de 60% de los sufragios.
En agosto de 2021, “a mitad del camino”, el gobierno de López Obrador hacía agua por todos lados. Acababa de perder la mitad de las alcaldías en la Ciudad de México, y en el Congreso no le alcanzaban los peones para empujar sus reformas.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, no sólo había fracasado: se había vuelto un lastre para el gobierno. No había quién hiciera contrapeso al poder de Ricardo Monreal en el Senado.
El gabinete iniciaba el forcejeo subterráneo de cara a la sucesión. Comenzaba a hablarse en los pasillos de los escándalos de corrupción de algunos colaboradores, entre ellos, el consejero jurídico Julio Scherer.
López Obrador requería de alguien que le ayudara a enderezar el barco: “Una mano dura para contener la hecatombe”. Ese mes, su “amigo, paisano y compañero entrañable”, Adán Augusto López, fue anunciado como nuevo secretario de Gobernación.
La actitud del secretario sorprendió a todos. López Hernández actuaba, resolvía, ejecutaba sin chistar las órdenes de “su hermano”, por cualquiera de los caminos conocidos: la negociación, la presión, la compra, la oferta de premios e, incluso, la apertura o la reactivación de expedientes judiciales.
En junio pasado, López Obrador recibió un nuevo encargo de su amigo y hermano, y se sumó al grupo de aspirantes morenistas cuya vista está fija en Palacio.
Hoy, como aspirante a la Coordinación Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, Adán Augusto ha realizado más de 150 asambleas informativas, en más de 60 días, a lo largo y ancho del país, y se ha convertido en el favorito en la sucesión de la Cuarta Transformación del país e ideal sucesor del presidente Andrés Manuel López Obrador.