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Fernando Castro Merino
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BAJA CALIFORNIA
Redacción/Quihubole!!!
TIJUANA, a 26 de abril de 2019.- En Baja
California, la efervescencia política está llegando a los límites de la ciudadanía.
La contienda política por la gubernatura está mostrando una lucha intestina por
el poder, aunque no precisamente para servir en la solución de los graves
problemas de pobreza e inseguridad que enfrenta el estado. Ahí tenemos al
Partido de la Revolución Democrática en franca debacle, mientras que la derecha
busca mantener a toda costa el poder en el estado, a pesar de las pésimas
condiciones en las que se han traducido varios años de gestiones albiazules.
Morena y los otros dos partidos que poco han figurado en el escenario político
del estado, el PRI, el Movimiento Ciudadano y el ahora actualizado “el partido
de casa” el Partido de Baja California, se suma a la magra oferta electoral que
busca llevar a 2 millones de bajacalifornianos el próximo 2 de junio.
En los sobre ruedas, en las plazas
comerciales, colonias populares en las que nunca se habían ido a parar, hoy los
candidatos toman en cuenta al fin a los poblados marginados de la Zona Este de
Tijuana, Planicie, Altiplano, Mariano Matamoros, El Encinal, etc. etc. etc.
Hoy, los zapatos de los candidatos conocen el polvo, para que salga en la foto
lo que es caminar en calles empedradas, cercanos al electorado. Tras darse el
arranque electoral, la pasarela de ocasión lleva a marrones, azules, etc, a conocer
cómo es que doña María del sobre ruedas del Ojo de Agua, tiene que levantarse a
las 6 de la mañana para alzar su puesto de ropa y buscar subsistir con ese
precario empleo; es la etapa del “prometer”, del llamar a la unidad, un lugar
común que todos los candidatos comparten, aunque poco asimilen de las causas
estructurales de la pobreza de los bajacalifornianos. Nuestra gente, en medio
de la pobreza, escucha una vez más que se tiene que estar con el pueblo,
palabras que solo se quedan en el discurso, en la paráfrasis de un mejor
futuro, de un “ahora sí les vamos a resolver, olvidémonos de otros
gobernantes”.
Candidatos a gobernador, presidentes
municipales y diputados se han lanzado al ruedo, en busca de votos, en lugares
donde ni siquiera habían escuchado su nombre, a lugares en los que los
bajacalifornianos trabajan día a día para sacar a su familia adelante; los
slogan se escuchan ya en las avenidas, en las calles y en los poblados
olvidados; aquí y allá suenan las frases tan coloquiales y nada cambiadas de
“aquí te escuchamos, yo estoy contigo, mi nombre es Juan de las Pitayas y soy tu amigo, el cambio lo hacemos juntos,
confía en mí y transformaremos nuestra ciudad”; un deja vü, le llamaron algunos
vecinos, al percatarse de la temporada electorera que ya está en marcha.
El discurso está caducado, las promesas
son cada vez más vacías, porque como dice un filósofo, para poder transformar
nuestra realidad, primero hay que conocerla y de esto último nada tienen los
candidatos; de pobreza solo conocen las cifras, las numeralias y las estadísticas, en el mejor de los casos, en el
peor, se trata de apuntes rápidos y notas para el discurso en la cuadra; de la
vida de María, Mario, José, Manuel, Pedro y de los cientos de miles
bajacalifornianos no saben nada. Solo los que trabajamos los 365 días del año,
al lado de la gente empobrecida, podemos decirles que, por ejemplo, desconocen
que en decenas de colonias el agua llega solamente tres veces a la semana (y en
pipas), aunque se les cobra un suministro de 7, que cuando regresan del trabajo
las calles están totalmente a obscuras y hay más posibilidades de que los
asalten, que tienen que decidir diariamente entre mandar a su hija a la escuela
o llevarla consigo para sacar más dinero y alimentar a la familia, que las
condiciones sociales se hacen cada vez más difíciles por las políticas del
nuevo gobierno federal que borró de un plumazo la sola oportunidad para que
obras públicas de primera necesidad para aliviar la marginación de sus
colonias. Esta es la realidad a la que los candidatos cierran los ojos y
quieren ver solamente por encima, renovando sus promesas, sin un plan que
comprenda las diversas dimensiones de la pobreza que rodea a los habitantes de
uno de los estados más pujantes económicamente, pero cuyos hijos sobreviven en
andrajos y bajo techos y paredes de desecho.
Los bajacalifornianos y los que vivimos
en esta hermosas tierras fronterizas, debemos de abrir bien los ojos y la
mente, debemos de aprender a analizar, a comprender como dijo el economista
Karl Marx, “a conocer nuestra historia para transformar nuestro entorno
social”; a no dejarnos engañar por la imagen gastada de que tal funcionario
atrapará a tal corrupto o que ya entregaron a otro. Es necesario observar con
cuidado, analizar con detenimiento, pero sobre todo comprender que esta jornada
electoral será decisiva para nuestro estado y que quien llegue al poder debe
dar resultados. Nosotros no debemos de quedarnos como rocas, inmóviles viendo
cómo se violan nuestros derechos, es momento de organizarnos y exigir juntos
compromisos serios que beneficien a la sociedad en general, que no sean solo
acuerdos de grupos, sino que sean compromisos con los más necesitados, entre
los que nos contamos miles de antorchistas; por eso debemos se seguir unidos,
para seguir creando la fuerza social que necesitan las capas más desprotegidas
de nuestro país.
Fernando
Castro Merino
Vocero del
Movimiento Antorchista en Baja California