CDMEX
Por: Steven Sxkovedo
Redacción/Quihubole!!!
CIUDAD DE MEXICO, A 8 de agosto 2018.- Magistradas
y magistrados,
Dirigentes
de los partidos de la Coalición Juntos Haremos Historia,
Amigas
y amigos, todos,
Participo
con entusiasmo y solemnidad en este importante acto, en el cual, el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación, me ha entregado la constancia
que me acredita como Presidente Electo.
Antes
que nada, rindo homenaje al Pueblo de México por su evidente vocación
democrática. Agradezco a los ciudadanos que depositaron en mí su confianza y
reconozco la madurez política de quienes aceptaron los resultados electorales.
No cabe
duda de que vivimos momentos realmente históricos. Muchas han sido las
enseñanzas del pasado proceso electoral, pero considero que su saldo más
importante fue la demostración de la elevada conciencia cívica y la sólida
dignidad republicana que hemos alcanzado los mexicanos.
Ha sido
sorprendente y ejemplar lo acontecido el 1º de julio; nuestra sociedad
manifestó su entereza y su talento, y así lo han reconocido otros pueblos,
países y gobiernos del mundo.
Ahora
nos corresponde asimilar correctamente los sentimientos expresados por el
pueblo al emitir el sufragio y ser ejecutores escrupulosos y fieles de ese
mandato. Considero que la gente votó por un gobierno honrado y justo. En mi
interpretación, la mayoría de los ciudadanos mexicanos están hartos de la
prepotencia, el influyentismo, la deshonestidad y la ineficiencia, y desean con
toda el alma poner fin a la corrupción y a la impunidad.
Millones
de compatriotas aspiran vivir en una sociedad mejor, sin la monstruosa
desigualdad económica y social que padecemos. Ha sido muy satisfactorio
constatar que incluso los sectores de clase media y no pocos de los más
acaudalados manifestaran con su voto el deseo de mejorar la situación del
prójimo y su acuerdo en el principio de que el gobierno ha de representar a
todos, pero que debe dar preferencia a los olvidados y a los más pobres de
México.
Considero
que otro de los mandatos de la mayoría es el evitar la violencia, atendiendo
para ello las causas que la originan y reformular la política de seguridad, hoy
centrada casi exclusivamente en el uso de la fuerza, a fin de construir la
reconciliación nacional en el bienestar y en la justicia.
Entre
las muchas lecciones del 1º. de julio debo destacar también una que tiene como
destinatarios a los dirigentes políticos y a los servidores públicos; es decir,
a nosotros mismos: la gente votó para que exista en México un verdadero Estado
de Derecho; el pueblo quiere legalidad, no la simulación que en la aplicación
de la ley ha persistido desde el Porfiriato.
Los
mexicanos votaron también para que se ponga fin a las imposiciones y los
fraudes electorales. Quieren castigo por igual para políticos corruptos y para
delincuentes comunes o de cuello blanco.
La
ciudadanía plasmó en su sufragio el anhelo de que los encargados de impartir
justicia no actúen por consigna y que tengan el arrojo de sentirse libres para
aplicar sin cortapisas ni servilismos el principio de que al margen de la ley,
nada, y por encima de la ley, nadie.
En lo
que a mi corresponde, en mi carácter de titular del Ejecutivo federal actuaré
con rectitud y con respeto a las potestades y la soberanía de los otros poderes
legalmente constituidos; ofrezco a ustedes, señoras y señores magistrados, así
como al resto del Poder Judicial, a los legisladores y a todos los integrantes
de las entidades autónomas del Estado, que no habré de entrometerme de manera
alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen.
En el
nuevo gobierno, el Presidente de la república no tendrá palomas mensajeras ni
halcones amenazantes; ninguna autoridad encargada de impartir justicia será
objeto de presiones ni de peticiones ilegítimas cuando esté trabajando en el
análisis, elaboración o ejecución de sus dictámenes y habrá absoluto respeto
por sus veredictos.
El
Ejecutivo no será más el poder de los poderes ni buscará someter a los otros.
Cada quien actuará en el ámbito de su competencia y la suma de los trabajos
respetuosos e independientes fortalecerá a la República y el Estado Democrático
de Derecho transitará del ideal a la realidad.
No
olvidemos nunca que debemos la apertura de estos nuevos horizontes al pueblo,
al pueblo soberano que está por encima de individuos, grupos o facciones, por
poderosos que sean o que parezcan.
En la
elección del 1º de julio quedó demostrado que así como el autoritarismo y la
abyección envilecen y desprestigian a las instituciones, la voluntad
democrática de la ciudadanía puede renovarlas y fortalecerlas.
No
desaprovechemos o desperdiciemos este momento de condiciones políticas
inmejorables para llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública de
México. El pueblo ha conquistado con energía y dignidad su derecho indiscutible
e indiscutido de regir sus propios destinos y de ser gobierno.
Contamos
con amplias bases de legitimidad para hacer realidad el deseo colectivo de
vivir en paz, con justicia y libertad.
Sólo me
resta decir que actúo guiado por principios y soy perseverante. Ninguna
tentación me quitará la autenticidad o desviará mí camino en la búsqueda del
humanismo y la fraternidad. Reitero: voy a cumplir todos los compromisos de
campaña, no le voy a fallar a los ciudadanos y habré de ser fiel en todos mis
actos al interés, la voluntad y el bienestar del único que manda en este país:
el pueblo de México.
¡Que
viva la cuarta transformación del país!
¡Que
viva la nueva república!
¡Que
viva la voluntad soberana del pueblo!
¡Viva
México!
¡Viva
México!
¡Viva
México!
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