Después del recorrido, Ruiz Macfarland subió al templete para llevar a
cabo el protocolo que celebra la participación histórica de la presidenta
municipal en una caravana en apoyo a la Comunidad LGBT.
Tijuana fue pionera en el tema de los matrimonios igualitarios en la
región. Hace seis años, mediante un recurso de amparo, la administración municipal
celebró el primer matrimonio entre personas del mismo sexo en la ciudad. Sin
embargo, fue a partir de 2018 cuando la Comisión Estatal de los Derechos
Humanos de Baja California (CEDHBC), recomendó la celebración de los
matrimonios igualitarios sin violentar las garantías individuales que atiende
el principio de la dignidad humana.
Ruiz Macfarland indicó que, desde el inicio de la actual administración,
se han llevado a cabo 157 matrimonios entre personas del mismo sexo sin ningún
tipo de recurso legal de por medio. Además que, en 2020, Tijuana se convirtió
en la primera ciudad del país en llevar a cabo matrimonios colectivos de manera
incluyente, ya que en la tradicional celebración anual se unieron legalmente 17
parejas de la comunidad LGBT.
De esta manera la presidenta municipal refrendó que en el XXIII
Ayuntamiento de Tijuana se trabaja con base en los derechos humanos y bajo los
principios de la igualdad, la equidad y la no discriminación, siempre en pro
del bienestar de los ciudadanos y sin ningún tipo de distinciones.
La primer edil reconoció que la lucha de la diversidad sexual por
disfrutar y ejercer plenamente los derechos consagrados en la Constitución
tiene una larga carrera. Rememoró el surgimiento, los antecedentes y sus logros
a manera de reconocimiento y también de celebración.
Al terminar su discurso, la presidenta municipal se dirigió a la Unidad
Móvil del Registro Civil, donde atestiguó la unión en matrimonio de Ana Karen
Cuevas Santillán de 24 años y Jenifer Alicia Medel Lira de 23 años, a quienes
felicitó y deseó mucho éxito en su nueva etapa de casadas.
Para Ruiz Macfarland es primordial el reconocimiento integral de todas
las personas, así como garantizar sus derechos. Por esto, se apuesta por una
cultura inclusión y de empatía en donde las identidades sexogenéricas de las
personas no sean un tema ni una característica destacable, sino que se les
reconozca a todas por igual y por su cualidad de individuos.
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