sábado, 15 de mayo de 2021

Quihubole... Maestros ¡Muchas felicidades!

Por: Jorge Escobedo

A mis hermanos, cuñados, yernos, nueras, sobrinos e hijos maestros

Primeramente, agradecer a Dios y a mis padres quienes, con su ejemplo, con amor nos alentaban a nunca perdiéramos la fe hasta lograr lo que hoy es nuestra profesión, ustedes como maestros y yo como periodista.

Decirles que los felicito por su vocación de servicio en la enseñanza y elogio su compromiso de transmitir con amor sus conocimientos hacia tus alumnos, decirles que desde el cielo papa y mamá han de estar felices porque ustedes están contribuyendo en la formación de sus alumnos, dedicando tiempo su aprendizaje y están haciendo posible que den grandes pasos para aumentar sus conocimientos.

Por ello, yo también les agradezco que, con su motivación e inspiración, han estado dispuestos a enseñar a la niñez a encontrar el valor del aprendizaje, disfrutarlo y aplicarlo para que el día de mañana sus alumnos sean grandes emprendedores.

Agradecido con Dios porque ustedes son maestros exigentes, disciplinados y apasionados, felicito su esfuerzo y trabajo honrado hacia el enriquecimiento de sabiduría que imparten hacia sus alumnos. Gracias por su noble e importante labor.

Todo ello gracias a Dios, porque desde pequeños nuestros padres nos enseñaron el valor de ser responsables, felicito también, por supuesto, a todos los maestros que con su aporte en la educación forman líderes para el futuro de un país, sabiendo y conociendo que su labor es ardua, que su vocación de servicio es noble, merecen nuestro respeto y agradecimiento.

Me queda claro que ser docente es ser creativo y apasionado por su profesión, me alegra que lleven el talento en la sangre y que transmitas a sus alumnos esa actitud enriquecedora para su porvenir.

En lo personal, les agradezco profundamente su esfuerzo, tiempo y dedicación, porque han estado pendiente del aprendizaje de sus alumnos sin importar enfermedades, problemas económicos e incluso familiares por el único deseo de estar frente a sus alumnos.

En una ocasión escuché decir a alguien que el esfuerzo que no se reconoce termina en desaliento. Esa expresión quedó almacenada en mi memoria como una norma de vida que he procurado no perder de vista en mi vida personal y en mi ejercicio periodístico.

Y porque creo en ese principio, les escribo para reconocerles el mérito de ser maestros(as) en este día en el que se rinde homenaje a todos los que han optado por esta noble profesión.

Y como la vida tiene tantas posibilidades de ser fructífera como uno se proponga, deseo a cada uno de ustedes lucidez intelectual y equilibrio interior para que las utopías que iluminan el horizonte de su vida profesional les permita recorrer un trayecto caracterizado por el compromiso con la educación y pleno de las gratificaciones que proporciona el trabajo bien realizado.

No cabe duda que, en ese ejercicio profesional, que tiene sus sombras y luces como toda actividad humana, habremos de encontrar la misión que necesitamos cumplir en momentos tan cruciales como el que nos ha tocado vivir. Pero nada importante se consigue con facilismo y la educación no escapa a esta realidad.

Por su dedicación permanente, por los esfuerzos que realizan, por no dejarse subsumir por el desaliento propio de los tiempos difíciles y conservar la esperanza de educar para un mundo mejor: ¡Mis felicitaciones del alma! ¡Feliz Día del Maestro y la Maestra! Dios les bendiga.

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