Redacción/Quihubole!!!
TIJUANA,
a 31 de mayo de 2019.- Esta es la pregunta que he escuchado con más frecuencia
en los últimos días. Parece mentira que estemos a tan solo 2 días de las
elecciones y somos muchos los que aún no sabemos por quién vamos a votar. Las
instituciones responsables tienen su buena parte de responsabilidad porque
emitió las resoluciones que dejaron fuera a varios candidatos demasiado tarde,
quedando un gran número de votantes huérfanos, como lo comentaba en este
espacio en días pasados.
Lo
preocupante es que la mayoría de amigos con los que he podido conversar, entre
más cercano está el 2 de junio, más confundidos se encuentran, bueno, nos
encontramos porque también me incluyo en
esta lista.
Para
las elecciones del 2015 no es que estuviéramos mejor, pero la crisis de ese año
nos dio un nuevo aire, nos empoderó. Pensamos que sería algo transitorio y
sería una lección aprendida, pero qué va, nada cambió, por el contrario,
empeoró. Y la culpa es nuestra, y bien merecido que lo tenemos. ¿Qué hicimos?
¡Nada! Nos dejamos llevar por una agenda premeditada de quienes saben que por
las urnas no llegarán al poder y nos enfrascamos en discusiones absurdas, nos
etiquetamos y nos dividimos más y más.
El
Consejo General del INE se jugó todas las cartas en las reformas a la Ley
Electoral y de Partidos Políticos y saliendo vencedora con unas reformas que
los benefician mayoritariamente a ellos.
Logramos
tener un presidente que estaba listo pero no contaba con equipo de confianza para
gobernar y al que le tomó por sorpresa su victoria, y que, además, en vez de
gobernar ha tenido que pasar tres años cual equilibrista luchando por
mantenerse en el poder, reconociendo finalmente que su equipo encargado de promocionar
su imagen le falto socializar temas de su gobierno, es decir, confió demasiado en
quienes no cumplieron a cabalidad su trabajo.
El
resto nos dividimos en dos frentes y cada cual hace resistencia a su manera. De
los peores recuerdos para mí están los días del debate en el congreso sobre las
reformas constitucionales que nos las querían imponer a como diera lugar. Estas
no nacieron del corazón de los bajacalifornianos, nacieron de una agenda foránea
que estaba decidida a seguir haciendo experimentos sociales en Baja California.
Luego
de ese intento fallido levantaron fuerzas para dividirnos aún más y a veces me
cuestiono, si no fue de manera irreparable. Hoy hay miembros del pacto de
corruptos y miembros del pacto anticorrupción. El descalificativo más común es
que te llamen corrupto y cerrar ahí la discusión. No importa el argumento, si
no piensas como ellos eres un corrupto.
Pero
a ver si aprenden que llamando corruptos a diestra siniestra tampoco lograron
su objetivos. Sí, nos dividieron mucho más, pero también la resistencia creció
y ciudadanos que probablemente no se habrían interesado antes en el debate
político de forma activa incursionaron en las redes sociales a darse una
terapia de shock, especialmente en Twitter que puede ser brutal para un novato.
Y
hoy, tenemos un debate intermitente que no nos llevó a ningún lugar. La
propuesta política es más de lo mismo, un reciclaje absoluto y estamos en la
misma encrucijada del 2015, ¿por quién vamos a votar? Seguimos analizando quién
es el menos malo o quién puede lograr que tal o cual candidato no llegue. La
izquierda dividida, la derecha igual o más, pero se nos fue la esperanza, se
nos fue la oportunidad de cambio de las manos. Y en el mejor de los casos, nos
esperan otros dos años de un gobierno “transitorio”, que si tiene suerte lo
dejarán gobernar y si tenemos suerte a lo mejor se pone a trabajar.
Así
que, ¿por quién votamos? No lo sé, ojalá lo supiera y no me atrevo a recomendar
a nadie. No nos dejemos llevar ni manipular por los fanáticos, lo primero es
que hay que evaluar es si son consistentes en sus propuestas, porque no se
puede ser de izquierdas y estar a favor de la propiedad privada y apoyar a Fulano,
así como no se puede ser de derechas y ser progresista. Si insisten en
semejante tontería, nos están tomando el pelo o son unos completos ignorantes,
lo cual no es bueno en ninguno de los casos. Cuestionemos, ¿se encuentran entre
sus filas conocidos personajes políticos de poca honorabilidad? ¿Son pro-agenda
non gratas? ¿Tienen un plan económico viable para mejorar la economía?
Recomiendo leer los planes de gobierno de los candidatos y si usted no lo
entiende, entonces seguramente es una sarta de mentiras y falacias que fue
escrito precisamente para confundir al votante y prometer sueños de opio,
porque no se necesita ser economista ni erudito en la materia para saber si
ofrecen subir o bajar impuestos y si están pensando o no en trabar arduamente y
sobre todo honradamente para favorecer a los que menos tienen, por ejemplo.
Quisiera
terminar con una frase de Cicerón: «El buen ciudadano es aquel que no puede
tolerar en su patria un poder que pretenda hacerse superior a las leyes». Pero
que conste, no es… Nada personal.
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