jueves, 19 de julio de 2018

LOS POLÍTICOS TAMBIÉN LLORAN

DE  NORTE A SUR
Por: Guillermo Correa Bárcenas
* Los máximos funcionarios del INE, se daban, y todavía se dan, vida de reyes
* El presidente de la Conasami, Basilio González Núñez, hundió a los mexicanos con los peores mini salarios del mundo

Fue Salvador Díaz Mirón el que en México recordó que nadie debe gozar de lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto, una verdad que de inmediato pone al descubierto a los reaccionarios funcionarios del sector público que tras los anuncios del virtual presidente electo de la República gritan, amenazan y patalean cuando se trata de la disminución de sus salarios, con lo que demuestran lo cruel de su política rapaz pues del lado contrario, donde se ubica la mayor parte de la población, hay risas de contento al ver cómo chillan y sufren, con tan poquito castigo por todo lo que han robado los que en casi medio siglo llevaron al país hasta el abismo.

Vemos así a Felipe Calderón Hinojosa, a Vicente Fox Quezada, a Ernesto Zedillo Ponce de León, a Carlos Salinas de Gortari y a Luis Echeverría Álvarez quienes a partir del primero de diciembre próximo dejarán de recibir las millonarias pensiones que disfrutaron desde que cada uno dejó el poder máximo, como premio a su estilo personal de gobernar que siempre se caracterizó  por la represión física y económica a la población, para beneficiar a unos cuantos empresarios antipatriotas y a un puñado de trasnacionales que se han robado la riqueza mexicana y sumido en la pobreza a por lo menos el 80 por ciento de los mexicanos, más de 100 millones de paisanos que ya no pueden soportar más. Algunos de ellos guardan silencio ante su futuro; otros, aunque argumentan haber renunciado al auto premio, también sufren, igual que las viudas de José López Portillo y de Miguel de la Madrid Hurtado. En este escenario pronto veremos que Enrique Peña Nieto pasará a la historia del  neoliberalismo como el primer presidente que dejó de recibir una pensión que, como sus antecesores, jamás se mereció.

Y en esta realidad que parece un capítulo más de una famosa telenovela que se tituló Los Ricos También Lloran no podían faltar los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, legisladores –diputados y senadores de carácter federal y local— y hasta los máximos dirigentes del Instituto Nacional Electoral, cómplices de una cruel realidad que en nada les afectó cuando se daban, y todavía se dan, vida de reyes, emulando al Luis XVI francés a cuya esposa, María Antonieta, se le atribuye que al responder a los reclamos de hambre que en su momento hacían los súbditos expresó: “si no tienen pan, ¡que coman pasteles!”. Obvio, acabaron en la guillotina. Aquí ni eso.

Lo haya dicho o no la reina en desgracia, en México abundaron las expresiones de burla en contra de la mayoría que gana el salario mínimo que es de 88.36 pesos diarios, lo que para muchos personajes es demasiado, según afirmaciones de ellos que aparecen en las redes sociales y que antes de esto nunca han desmentido. Recordemos a Rosario Robles Berlanga, tan mencionada en la famosa  Estafa Maestra y la integrante del gabinete que menos gana pues su salario actual es de casi 140 mil pesos –mayor a los 108 mil pesos mensuales que percibirá Andrés Manuel López Obrador como presidente de la República--. Según ella, en 2015 una familia de 5 integrantes podía sobrevivir con 12 pesos diarios, con lo que a su parecer el mini salario de entonces era ¡altísimo!

En esa apreciación no se olvida que Manlio Fabio Beltrones, quien fue presidente del PRI, consideró que aumentar 2 pesos al salario mínimo de 2017 sería muy peligroso para México. De esta forma respondió al sector obrero priista que demandaba 100 pesos diarios, cantidad que para el exlíder de la Cámara de Diputados resulta demasiado. Otra declaración que irritó a millones fue de Ernesto Cordero, titular de Hacienda con FCH, quien aseguró que una familia puede pagarlo todo con 6 mil pesos al mes, esto es, carro, escuela, casa y demás. Hoy el panista ocupa la presidencia del Senado. Actualmente un legislador de la Cámara alta percibe, oficialmente, poco más de 147 mil pesos al mes, aunque realmente reciben muchísimo más.

También está Basilio González Núñez, el presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos que da de qué hablar cada fin de año desde 1991. Sí, desde los albores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que firmó Carlos Salinas de Gortari y con esto hundió a los mexicanos con los peores mini salarios del mundo. Economista de profesión, el funcionario es el paladín del neoliberalismo económico ya que ha trabajado con cinco presidentes de la República y 11 secretarios del Trabajo. Su sueldo bruto ronda los 173 mil pesos al mes y en los 27 años que se ha desempeñado en el mismo cargo jamás ha declarado sus propiedades. Pero no hace falta imaginar su fortuna y a costa de qué.

De acuerdo con el INEGI, casi la mitad de los mexicanos que trabajan –52 millones-- gana de uno a dos salarios mínimos. Se trata de unos 24.5 millones que por lo mucho reciben 5 mil 301 pesos mensuales y aun así la Conasami de Badillo se negó en mayo a subir el salario –sus argumentos fueron riesgos al crecimiento económico y el empleo-- como lo pide la Confederación Patronal de la República Mexicana, organismo que asegura se puede elevar a 98,15 pesos diarios, al igual que 66 organizaciones sociales que se han manifestado contra la perpetuación de la pobreza. Se aclara que el incremento que se pide sólo es con la finalidad  de que la población trabajadora pueda acceder a la Canasta Básica de Alimentación.

Tuvo que arreciar la campaña del PEJE para que crecieran los temores por el triunfo electoral de quien fue calificado hace seis años como un peligro para México, cuando bien sabemos que quienes corrían riesgos son ellos, los mismos que ahora lo saben y lloran cobardemente las prebendas que con el tiempo se fueron auto-disponiendo. Fox, el más chillón, retaba en 2017 que nadie le quitaría la pensión vitalicia que tenía asignada porque de eso vive. El ranchero, exgerente de la Coca Cola y exadministrador de un país que convirtió en empresa suya, como los anteriores y quienes lo siguieron, creyéndola más que Nación un México S. A. No hace mucho calificaba los avisos de Andrés Manuel López Obrador de “mafufadas”. No te vas a salir con la tuya maestro, afirmaba una y otra vez. No vas a ser Presidente… no sigas atacando a las instituciones, piensa en tu retiro, sentenciaba. De su certeza, pasaba a la súplica: “es justo que se otorgue (la pensión), todos los países la tienen, porque así –llegó a amenazar—se evita que roben”. Lo mismo llegó a decir Felipe Calderón Hinojosa.

Pero resulta que triunfó López Obrador quien en sus 50 acciones inmediatas una vez que tome el gobierno que le dio el voto popular ejercerá su promesa de que se acabarán los altos sueldos para funcionarios públicos y que ese dinero se destinará para reactivar el campo en México que ha estado abandonado desde hace muchos años. Ofrece un mandato humilde, sin lujos y sin sueldos cuantiosos. Bajar el salario de los de "arriba", porque aumentará el sueldo de los de "abajo". “Van a ganar más los maestros, las enfermeras, los médicos, los policías, los soldados, los que trabajan al servicio del Estado y también el jornal para los campesinos. Habrá justicia laboral porque ahora el salario no alcanza para lo necesario”, señaló recientemente al reiterar que ganará menos de la mitad de lo que recibirá en lo que resta del sexenio Enrique Peña Nieto. Y habrá de cumplirse, aseguró, la Constitución lo establece en el sentido de que nadie puede ganar más que el Jefe del Ejecutivo. Se va a acabar con la robadera, destacó.

Chillan por eso los ministros de la SCJN que gozan todavía de una remuneración máxima neta mensual de 338 mil 231 pesos. Seguro que acudirán a los amparos que ellos mismos deben de resolver. Los consejeros electorales no se quedan atrás con sueldazos de 249 mil 546 pesos al mes, un poco más que los integrantes del Consejo de la Judicatura Federal y los magistrados electorales, los gobernadores, secretarios de Estado y hasta presidentes municipales.

Son los que más lloran, porque vieron a México como un botín.

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