CHIAPAS
(EN LA MIRA / HÉCTOR
ESTRADA)
TUXTLA GUTIERREZ.- Y las
disputas de relevo sexenal han comenzado a hacerse presentes entre las
organizaciones campesinas de Chiapas donde los ajustes políticos son
habitualmente más drásticos. Prueba de ello son los asesinatos, casi
“simultáneos”, cometidos en contra de los líderes de la Central de Obreros
Agrícolas y Campesinos (CIOAC) y la Organización Campesina Emiliano Zapata
(OCEZ), consideradas como dos de las organizaciones campesinas más insidiosas y
violentas de la entidad.
Se trata de ejecuciones
cometidas con menos de 40 horas de diferencia, bajo características muy
similares. La primera de ellas, la del dirigente de la CIOC, Luis Hernández
Cruz, con evidentes rasgos que apuntan a un certero ajuste de cuentas. Los
sicarios, sobre una motocicleta, sólo esperaron que bajara de su vehículo para
ultimarlo en plena vía pública. La consigna fue clara.
Del asesinato del líder de
la OCEZ, Jorge Toledo Mazariegos, hay menos datos oficiales. El homicidio
sucedió desde el pasado fin de semana, pero la información circuló en medios
estatales hasta este martes. El único medio de comunicación local que hizo
alusión al hecho horas después del asesinato www.cintalapanecos.com extrañamente borró la información de su base de datos. Así, el asesinato
permaneció prácticamente en silencio durante tres días.
Sin embargo, lo que ha
generado mayor controversia dentro del caso de Luis Hernández Cruz han sido las
primeras declaraciones hechas por el secretario general de la Central de
Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), Antonio Vázquez Hernández, quien -sin
titubear- salió a los medios de comunicación para señalar de manera directa a
Antonio Hernández Cruz, Eduardo Ramírez Aguilar y Jorge Álvarez López como
autores intelectuales del homicidio de Hernández Cruz.
La inclusión del
presidente de la Mesa Directiva del Congreso de Chiapas dentro de los imputados
por la organización de la propia víctima no es un asunto menor. Con todo y los
tintes políticos que lógicamente podrían atribuírsele, se trata de serias
acusaciones que deberán ser tomadas en cuenta por las autoridades ministeriales
dentro de las probables líneas de investigación. Y es que, aunque ya Ramírez
Aguilar ha minimizado y desmentido las acusaciones, hay detalles que llaman la
atención.
Para explicar el embrollo
de manera simple es necesario precisar el porqué de las vinculaciones que se
atañen a Ramírez Aguilar con enemigos del ahora extinto dirigente de la CIOAC
“Histórica”. Los nexos que hoy tiene en tremendos líos al Presidente de la Mesa
Directiva del Congreso de Chiapas tienen que ver explícitamente con Jorge
Álvarez López, ex integrante de la CIOAC, amigo cercano y operador de Ramírez
Aguilar en la Región Selva de Chiapas.
El diputado por el Partido
Verde Ecologista, Jorge Álvarez, había sido en años pasados el orquestador de
los acercamientos entre Eduardo Ramírez y las diferentes corrientes de la
CIOAC, razón por la que en octubre de 2015 el actual presidente del Congreso de
Chiapas sostuvo un encuentro multitudinario con dicha organización campesina,
en el municipio de Las Margaritas, en la que Álvarez López fungió como
facilitador. Pero fue de las últimas veces que las cosas se mantuvieron tersas.
Poco tiempo después la
relación entre Jorge Álvarez y Luis Hernández Cruz se fracturó de manera irreconciliable.
Los enfrentamientos y distanciamientos fueron tales que, finalmente, el
diputado verde terminó por separase de la CIOAC para formar su propia
organización “José Dolores López”. Desde ese entonces, los desencuentros entre
el movimiento político de Eduardo Ramírez y la organización campesina (también
señalada de múltiples actividades paramilitares) han sido complicados y tensos.
A ello se debe
principalmente las acusaciones intempestivas hechas por la CIOAC herida. Por
eso los señalamientos tan graves y aparentemente tan a la ligera que sacudieron
las paredes del legislativo estatal en días pasados. Es sin duda alguna un tema
de importancia en el que no debe descartarse la posible injerencia de enemigos
políticos para utilizar el caso como arma de golpeteo político, pero tampoco la
obligación de las autoridades judiciales para indagar y/o descartar cualquier
línea de investigación con todo y los personajes políticos imputados… así las
cosas.
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